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Releyendo El amor en los tiempos del cólera

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Territorios Una vez, hace mucho tiempo, Florentino Ariza pintó sobre el vientre de la palomera una flecha hacia abajo y unas palabras: "Esta cuca es mía". Esa noche la mujer se desnudó frente a su marido y olvidó que había un mensaje escrito en su cuerpo. El marido no dijo nada pero fue al baño, en silencio tomó una navaja y degolló a su esposa. Volví a leer este capítulo hace pocos días, después de una de esas conversaciones que tengo con mi hermana. Volví a leer aquella escena impactante y sentí el escalofrío que ya había tenido antes, pero esta vez con alguna información que le ponía nombre al espanto: femicidio. "Esta cuca es mía" escribió Florentino y marcó su posesión, delimitó su territorio,  para que nadie osara confundirse. El cuerpo de aquella mujer que tantas veces se le había negado, que lo había rechazado una y otra vez, ahora era suyo. Hace tiempo que trato de entender qué significa para este sistema que nuestros cuerpos sean territorios a colonizar. E

Los genios se van

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 Es casi inaceptable, pero así de golpe, un día, se va uno, después otro, y así. Uno a uno. Claro, me dirán, como todo el mundo. Todos nos vamos en algún momento. Los hijos de puta también se van. Los indiferentes. Las grandes promesas. Todos nos vamos. Sí, es cierto. Y los genios también se van. Sin embargo sucede algo maravilloso cada vez que un genio, un maestro, un artista deja este mundo. Algo especial que trasciende la vida y que relativiza la muerte, que coloca en un espacio atemporal sus almas hermosas. Sucede la obra de arte, sucede la creación.  Allá seguirá escapando la Cándida Eréndida de su abuela desalmada, mientras Remedios la Bella vuela entre sábanas y deseos. El patriarca seguirá oscuro su destino en tanto que Fermina y Florentino continuarán yendo de aquí para allá con su amor de altamar. El coronel esperará siempre una carta y la muerte anunciada, por más que leamos una y mil veces, nunca podrá evitarse. Así es el arte, por suerte para nosotros. Pensar en Gabo y sen