Uno, dos, tres... Catorce!!!
Ayer con mi hermana vivimos un momento increíble, poderoso. Son esos momentos que sabés, en el mismo momento del goce, que van a quedar guardados para siempre y que cada tanto vas a recordar y quizás vuelvas a sentir piel de gallina. Ayer vimos a U2 en vivo. La primera vez que pude verlos en vivo, aguinaldo mediante, un poco de ajuste económico y ahí estaban las entradas. Campo. Sabiamente mi hermanita me propuso salir bien temprano, y así evitar corridas, tránsito pesado, imprevistos. Tren, costera, merienda en La Plata y otro colectivo hacia el Estadio Único. Llegamos para escuchar a Joystick. Escuchar en un recital a un grupo de chicos que podrían ser mis hijos es raro, definitivamente. Pero la verdad es que los pibitos tenían un sonido tremendo. Después vino Gallagher y varios hits de Oasis que el público empezó a corear. La mayoría del público era gente de nuestra edad, muchos con sus hijos pequeños o adolescentes. Un trago de té frío de canela y manzana (sí, ahora en los recitale