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El tiempo y los fuegos

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"Ahora en esta hora inocente yo y la que fui nos sentamos en el umbral de mi mirada" Alejandra Pizarnik  _ ¡Corré que lo perdemos! Los pies de Juan se largan a la carrera para llegar antes que el  colectivo.  Yo corro también,  todo lo que puedo, pero de pronto lo veo a media cuadra. Me apuro pero no hay caso.  Juan se agarra del pasamanos y sube justo cuando estoy llegando. Le agradezco al chofer la espera y mientras busco la Sube y pago mi viaje me manda un rosario de consejos dedicados a una madre descuidada. _ Dígale a su hijo que la próxima vez yo arranco. Si el sube sin usted no espero y arranco. Amoroso el señor. "Se lo digo por su bien" me advierte, y como yo no puedo quedarme callada cuando algo me revienta le aviso que mi hijo sabe muy bien lo que hace y que no precisamos sus consejos. _ Como quiera _ me dice. _ Por supuesto _ le retruco. Con toda la dignidad que puedo juntar camino por el pasillo hasta el asiento donde Juan me está esperando. Todavía resp

Cuando el peligro acecha

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"Que nos digan adónde Han escondido las flores Que aromaron las calles Persiguiendo un destino ¿Dónde, dónde se han ido?"          Victor Heredia Cuando era chica y en la tele sólo había cuatro canales, disfrutaba mucho cuando pasaban documentales. Supongo que esa fascinación tendría relación con el descubrimiento de un mundo nuevo lleno de sorpresas. Me gustaban especialmente los documentales que mostraban la vida de los animales en la naturaleza.  Podían estar filmados en selvas, en desiertos, incluso en océanos. Eran momentos cotidianos en la vida de los animales, algunos pequeños, otros grandes y otros enormes. Una cámara los seguía y mostraba como buscaban comida, como cuidaban a sus crías, como cazaban. Las escenas que más me impactaban eran las de cacería, por supuesto. Especialmente cuando la cámara se detenía en algún animalito que estaba por convertirse en presa. Una voz en off narraba los hechos, describía el peligro.  Un ciervo quizás, o una liebre, bebiendo en un

Hongos venenosos

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Los comentarios despiadados crecen como hongos venenosos. Aparecen de la nada y se dispersan por las redes. Ella responde, pese a la violencia. Responde con suavidad, y también con firmeza.  No se habla de los cuerpos ajenos, dice; no se habla de las caras. No se habla de los otros. Una década de dolor guarda su cuerpo. No se habla de los cuerpos ajenos, dice.  Cuando vi ese video, hace unos meses, me subió la sangre al bocho. Me pasa siempre con los haters, los odiadores seriales, esos hongos que aprovechan el anonimato de las redes para expandir su veneno. Últimamente trato de contenerme para no responder, para no enredarme en batallas imposibles. "Los leo y me dan lástima", lo dice casi con ternura. Vaya a uno a saber qué inseguridades, qué complejos se ponen en juego en esos comentarios despiadados, comenta. Hongos venenosos. Eso son. Señalan nuestras imperfecciones, se burlan. Y cuando sentimos vergüenza, miedo; cuando  intentamos esconder, cambiar, tapar, nos exponen. H

Otra vez la escuela pública

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Boucher para estudiar dice uno, terminar con los paros dice el otro.  La educación pública aparece entre los primeros temas que se discuten cada vez que hay un cimbronazo político. Ya sea una pandemia, un cambio de gobierno o simplemente la propuesta de un candidato. A veces me sorprende por qué nunca se discute al mismo nivel sobre la salud pública, que ha sufrido abandonos y deteriores iguales o peores. Es raro encontrar en un debate televisivo opiniones acaloradas sobre el trabajo de las médicos y las enfermeras, sobre el presupuesto destinado a salud, sobre el estado de los hospitales.  Sin embargo la educación pública es el tema que surge cada vez que hay que hablar de "lo que se viene" en términos políticos.  ¿Por qué la educación pública es tema principal en la agenda política? ¿Y sobre todo, por qué ese interés nunca se ve reflejado en la realidad diaria de la escuela? Porque, seamos sinceros, ninguna gestión resolvió los problemas de desinversión ni tampoco se propus

Miscelaneas de las PASO

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El malestar físico llega como un reflejo junto a la puteada. País de boludos es lo primero que pienso. ¿Cómo pudieron votar a un tipo que grita "zurdos de mierda"? Me gana la rabia y la dejo salir. Ya habrá tiempo para el análisis. Ahora no puedo. Igual me enojo con todos. Con la miopía del gobierno que jamás escucha ni ve ni entiende y después busca culpables afuera. También me enojo con los partidos de izquierda. Me enojo porque hablan de unidad pero no pueden siquiera sacarse una foto juntos, me enoja el sectarismo, me enoja que no puedan ser opción en lugar de un loco trasnochado. Y me enojo con esta democracia de cartón, porque si no le doy mi voto al menos malo,  todo se va al tacho. Me siento extorsionada. Disculpame rubia, me voy con el sapo. Sapos, otra vez sapos. ¿Si lo voto se convertirá en príncipe? ________________ Hay veces que quisiera no saber nada de política. No entender, ir por la vida creyendo que tal vez estos tipos nos van a salvar, que tal vez esta vez

Barbie: salir de la caja rosa.

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Advertencia 1: este posteo tiene spoilers, muchos. Si viste la película, si no la pensás ver, si la pensás ver pero te importa un pepino que te adelanten algo, este posteo es para vos. Advertencia 2: a lo largo de este posteo he intercalado párrafos que comienzan con la palabra "Pensamiento" y se trata, efectivamente,  de los pensamientos que fueron apareciendo mientras veía la película.  _______ Y un día llegaron las Barbies.  Un día las niñas empezaron a jugar con otras muñecas, diferentes; muñecas que no eran bebotas sino mujeres esbeltas, bellezas colosales. Así comienza la película. La aparición de Barbie como ese juguete que rompía con la lógica de los juegos maternales. Primer pensamiento: cuando era chica no tuve una Barbie, pero sí una Sindy, bastante parecida, y su pareja no fue un Ken, sino un cosaco que mis viejos habían traído de su viaje a la URSS. Recuerdo bien cuando dejé de jugar a la mamá para empezar a inventar historias entre estos dos personajes. Se enam

Territorio: donde nombro al recuerdo

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Día uno: caminar entre escombros nunca es fácil. Ciudad deshabitada y rota. Los esqueletos de los árboles custodian el camino. Buscar mi infancia en una laguna de sales blancas. Buscar mi infancia de lastimaduras que arden en el agua y de escamas de sal pegadas a la piel. Mi niña que recorre calles entre escombros, mi niña que busca y no encuentra ¿Dónde? ¿Dónde fue mi infancia?¿Dónde estuvo? ¿Dónde el tanque enorme con sus pececitos de colores y dónde mi mamá cuidando al zeide? Convocar a los fantasmas.  La memoria, que se posa en mi hombro, contempla y sonríe. Día dos: Hogar.  Hogar, cimientos del territorio que habité y habito. Cimientos raíces. Tierra. La tierra para quien la necesite. Él con diecinueve y ella con veintitres, los dos cruzando el mar con una niña en brazos. Buscando tierra territorio hogar. Hogar el cuadro de una casa pequeña y rosa. Hogar una niña jugando en el campo.  Territorio cimientos. Mi niña la encuentra se encuentran. De esos y de otros territorios esta hec

La feria y el telar. Recuerdos.

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El sábado anduve recorriendo la feria artesanal de Belgrano. Hacía años que no iba por ahí. Después de la muerte de mi mamá fui un día,  cuando Juan era bebé, para mostrárselo a sus compañeros.  Porque claro, no sé si lo saben, pero mi mamá era artesana de telar y tenía su puesto en la feria de Belgrano. A mi vieja le gustaban las manualidades. Cuando éramos chicas había aprendido con una amiga suya muy habilidosa. Estampaba manteles con sellos de corcho, de papa, de zanahoria; con moldes hechos sobre hojas canson, o usando hojas de los árboles como plantillas. Y ahí empezó todo.  Esas actividades se convirtieron en algo muy valioso. Un poco por la distrofia muscular que avanzaba y otro poco porque ¿para qué iba a trabajar si papá traía el dinero a casa? se fue quedando adentro. A veces pienso en un pájaro enjaulado. Mujer de clase media, ama de casa y con pocas posibilidades de andar sola por el mundo. Y cuando la situación económica se complicó creo que sus posibilidades se hicieron

Querida Sofía

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       "Pudiera ser que todo lo que en verso he sentido no fuera más que aquello que nunca pudo ser          no fuera más que algo vedado y reprimido de familia en familia, de mujer en mujer. Dicen que en los solares de mi gente, medido estaba todo aquello que se debía hacer... Dicen que silenciosas las mujeres han sido de mi casa materna... Ah, bien pudiera ser... A veces en mi madre apuntaron antojos de liberarse, pero, se le subió a los ojos una honda amargura, y en la sombra lloró. Y todo esto mordiente, vencido, mutilado, todo esto que se hallaba en su alma encerrado,  pienso que sin quererlo lo he libertado yo."                                                                        Pudiera ser (Alfonsina Storni) Cuento esta historia con la colaboración de mi hermana que bastante me prestó su memoria.  Hace poco terminé de ver una miniserie de ciencia-ficción, de esas que plantean la posibilidad de que los pers