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La vida, la muerte y nosotros

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Para Ana Tratamos de vivir la vida sin pensar en los finales.  Armamos proyectos, construimos historias, edificamos lazos, nos aferramos a los afectos.  En fin, transitamos por el mundo como si fuésemos dioses eternos. Pero un día llega la muerte y nos disciplina. Nos arrebata la seguridad y entonces el mundo, tal y como lo creíamos, ya no será sólido bajo nuestros pies.  La muerte es como una tormenta que pasa violenta y ciega y destruye todo. No hay justeza en su accionar. No hay reflexión, no hay un plan, ni un propósito. La muerte no distingue buenos de malos, ni reconoce valores. No podemos entenderla. Y esa seguridad que construimos se descascara, y los esqueletos de nuestras historias quedan desnudos, y nos arranca la piel  y nos deja, latiendo a la vista, la carne frágil. Y nos sentimos tan pequeños e inseguros.  Y tememos.  A la muerte le tememos, a los finales le tememos, a la soledad le tememos. Y sentimos que no hay respuestas. Entonces, buscamo...

El Peretz despierta

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Explicar qué significa el Peretz en nuestra historia es complejo. Era un club. Sí, claro. Un espacio recreativo. También. Fue todo eso y fue un lugar para la cultura y también un ámbito de militancia. Y fue más. Mucho más. Fue mucho más que eso. Fue un segundo hogar para  nuestros abuelos y para nuestros padres  y alguna vez también albergó nuestros sueños, nuestros proyectos y  nuestros ideales. Por dónde empiezo. El Peretz era un club judío progresista. En él aprendimos a estar orgullosos de ser quiénes somos y de nuestras raíces. En ese espacio empezamos a entender algunas cuestiones fundamentales acerca del significado de luchar por un mundo verdaderamente justo; aprendimos acerca de nuestra historia contra el nazismo, contra el antisemitismo y contra cualquier forma de racismo, de injusticia y de autoritarismo. El Peretz, igual que todos los clubes del ICUF, fue un gran espacio de resistencia durante la dictadura, para los judíos progresistas y para muchas otras pers...

Releyendo a Lolita

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 Relecturas Pensaba en Lolita , la novela de Nabókov, y en como algunas historias merecen ser releídas. Una vez, hace muchos años, la propuse como una de las opciones literarias en un curso de alumnos adultos. Me acuerdo del comentario de una alumna: "Profe, esa Lolita es re trola!!!" Mi alumna estaba indignada: Lolita se aprovechaba de su tutor, lo extorsionaba, usaba el sexo para obtener favores. Por entonces no me hacía ni la mitad de las preguntas que hoy me planteo, pero de todas formas había alguna idea, algún concepto flotando en el aire: _ Sin embargo fijate en un detalle _le argumenté_ fijate que la historia está contada en primera persona siempre por Humbert Humbert. Pensá entonces que todo lo que se dice sobre Lolita es desde su punto de vista. No necesariamente pasó como él lo cuenta. Él. Humbert Humbert, el padrastro de Lolita, único responsable directo después de que su madre falleciera en un oscuro accidente. Porque en verdad Lolita es literalmente arrancada de...

Osvaldo

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Hace muchos años, en una escuela muy pobre y muy destartalada, un grupo de docentes locas y soñadoras junto s sus queridos alumnos, también locos y soñadores, decidieron, inventar un libro. Manos a la obra, los chicos escribieron historias. La realidad y la fantasía se entremezclaban para contar cómo era crecer en una villa, sin dramatismo ni sensacionalismos baratos. Los juegos, el amor,  la escuela, la vida se fueron plasmando en cada página. Y entre robos a la escuela, obras mal hechas, reclamos de los papás para defender su escuela, el libro quedó terminado. Se llamó "Carcoveando". Y en esta escuela de locos y soñadores, todos se alegraron mucho cuando el libro estuvo terminado. Sin embargo, allí comenzó otro problema: quién publicaría estos cuentos, estás historias. Pero esta gente no se cansaba fácilmente. Recorrieron instituciones, golpearon puertas, buscaron ayuda. Entonces lo encontraron a él, al mejor. El hombre humilde, el más loco y el más soñador de todos los ser...

Mi viejo y el patriarcado

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"El patriarcado nos lastima a todos, tanto a hombres como a mujeres", dicen algunas voces conciliadoras. "El patriarcado lastima especialmente a las mujeres, ya que cercena sus derechos, sus posibilidades y otorga privilegios al varón", dicen otras voces más radicales. Y en medio de todo el debate, ahí estoy yo, pensando en un varón. En estos días estuve pensando mucho en mi papá. Ahora que puedo entender algunas cuestiones que antes no veía pienso en mi papá y en todo el daño que el patriarcado le hizo. Hijo de inmigrantes rusos, mi papá creció condicionado por una cantidad de mandatos y deberes de los que nunca se pudo desprender y que signaron una y otra vez cada paso de su vida. Era bastante reservado mi viejo. Le costaba hablar de él, de su historia, de sus miedos y angustias, de lo que no pudo ser, de sus sueños. Por eso quizás, cuando de vez en cuando hablaba, con mi hermana escuchábamos con atención. Supimos así de su infancia y de su juventud en un hogar hu...

Exámenes y sueños

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Estoy en la escuela y cuando voy a biblioteca me cruzo con Eli, una alumna de quinto. En la siguiente hora tiene conmigo. _ Profesora, soñé toda la noche con ese viejo pelado! _ nos dice con una risa intensa a Julieta, la bibliotecaria, y a mí. El viejo pelado es ni más ni menos que Neruda. Hace un par de meses estamos leyendo "El cartero" y hoy tienen una evaluación sobre la novela. Se nota que ella misma está sorprendida de haber soñado con el autor/personaje de una novela, y en la propia extrañeza me abraza y compartimos la risa. Después me dice que lo soñó escribiendo con su birome verde, tal como dice en el libro. Y yo me emociono. Le digo que está trabajando muy bien y que es impresionante cómo cambió desde principio de año. Eli, que tuvo que dejar su historia, sus afectos y parte su vida en su provincia, allá por el norte, me cuenta (mientras una "R" suavecita se arrastra cadenciosa en sus palabras) que sí, que es cierto, que le costó mucho adaptarse pero que...

Un día cualquiera en la escuela

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Seguramente no me vas a creer. Me vas a decir que exagero, que miento, que no puede ser. Y ojo, te entiendo ¿sabés por qué? porque yo misma me sorprendo a diario. Es que lo extraordinario suele ocurrir ante nuestros ojos todo el tiempo. Si te cuento, por ejemplo, que hay un pibe que dormía en la calle, y que un día cualquiera se cruzó con una docente que, seguramente, y esto me lo imagino, le habló, le insistió y lo retó, un poco con dureza y un poco con ternura. como sólo las docentes sabemos hacerlo. Si te cuento que ese pibe volvió a la escuela, aunque la escuela no le alcance para silenciar todos los dolores del alma.  Si te cuento las historias que los chicos nos cuentan, y que escuchamos muchas veces sin saber qué decir. Historias de dolor, de desamor, de abandono.  Si te cuento que alguno de esos chicos es igual, o quizás el mismo, que aquel que sale en las noticias porque robó, porque mató, igual o el mismo que aquel que la gente dice "si termina muerto se lo busco", ...