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Últimamente la escuela

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En defensa de la escuela pública (lo demás es chamuyo)

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¿Cuánto hace que la educación pública está mal? ¿Cuándo fue que estuvo bien? ¿Alguna vez estuvo bien o será el mito de que "todo tiempo pasado fue mejor"? Quiero decir ¿Cuánto hace que sabemos que todo funciona mal? ¿Años? ¿Décadas? Hubo un tiempo de inocencia en el que creí que el sistema fallaba, hubo un tiempo de pura ingenuidad idealista en el que creía que lo que andaba mal era porque se cometían errores. Ya no me puedo permitir más el lujo de la inocencia. Tengo casi cincuenta y dos y no puedo ser tan boluda. No quiero. Además, tengo un hijo que transita la escuela pública. Sobre todo por él,  la inocencia es un bien que no pienso despilfarrar. Soy una trabajadora que vive con el mango al día. Quizás podría llenarme de horas, los tres turnos, y pagar una escuela privada, buscar la cuota más baja o el sistema privado más progre. Podría. Pero yo elijo, que quede claro, yo elijo la escuela pública. Como tantos otros, nos quedamos y peleamos. Sigo creyendo que la escuela pú

Hablemos de libros

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Con los primeros libros comenzó la aventura. María Elena Walsh me obsequió un viaje junto a Dailan Kifki y el mundo cambió para siempre. Allí conocí el bosque de Gulubú y aquella casa del enano Carozo con sus ventanas movedizas, y también al sindicato de remontadores de barriletes, al señor bombero y tanto más y así se abrió la puerta a un nuevo mundo, pleno de magia y de disparates maravillosos. Casi al mismo tiempo llegó Elsa Bornemann con El niño envuelto . Las historias de Andy entraron a mi vida y supe encender una ventana, encontré decenas de gatos bajó mi cama y hasta aprendí a escribir en código "astoy anemorede", por ejemplo. Tenía diez años cuando leí la primera novela de José Murillo, Rubio como la miel . La historia del Doradillo se apoderó de todo mi tiempo. Literalmente, me llevaba el libro a la escuela para leer en los recreos, y cuando volvía a casa me apuraba a comer para seguir leyendo. Así que a ese le siguieron El tigre de Santa Bárbara , Mi amigo el pesp

Gracias por el fuego. Acto por el ochenta aniversario del levantamiento del ghetto de Varsovia.

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El mensaje de mi amiga llega justo y es la pieza que faltaba para terminar de configurar el deseo que desde hace días viene picándome. "¿Vamos?". "¡Dale!". Jueves 19 de abril, viajo a Caba a encontrarme con una parte de la historia.  Voy al acto de conmemoración de los ochenta años del levantamiento del ghetto de Varsovia. *** Esta vez voy con Juan. Cuando lo retiro de la escuela, le pregunto si quiere acompañarme y me dice que sí. Mientras caminamos me hace preguntas y trato de responder. Le hablo de la lucha heroica de esos jóvenes judíos contra el ejército nazi, le cuento lo que significó ese tremendo acto de resistencia. Me emociona estar charlando esto con él.  Está tan grande. *** Ahora, mientras escribo, me acuerdo de la primera vez que participé de este acontecimiento. Tenía casi la misma edad que Juanito ahora, diez años, casi once. Fue el 25 de abril de 1982, plena dictadura, plena guerra de Malvinas. Aquel momento debió ser importante para mí, porque qued

Ariadna impropia

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Me enoja mucho no poder escribir. Me enoja no tener un tiempo propio y un espacio aunque más no sea prestado. Me dicen que tengo que leer a Virginia Wolf, Un cuarto propio. Me dicen, pero no tengo tiempo.  Mientras voy y vengo, corro de aquí para allá, en mi cabeza desfilan ideas, temas. Puntas de ovillos que no logro desmadejar porque no hay un tiempo disponible. Las madejas se acumulan en algún rincón de mi mente. Arrojadas al azar, olvidadas, se humedecen, se apelmasan, esperando que algún día les llegue el turno. ¿Pero si olvido todos los ovillos, cómo podré escapar al fin del laberinto?

Domingo blu

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La biblio Murillo cumple veinte: El arte en la vereda

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El número redondo anuncia la fiesta que se viene. Hace exactamente veinte años, un 6 de abril de 2003, entraba por primera vez al salón de la biblioteca Popular José Murillo, en la cooperativa en la que funcionó durante los primeros años. Hace veinte años que, con distintas intensidades y en distintos momentos, la biblio se convirtió en parte necesaria de mi propia historia. No sé por dónde empezar a contar lo que significa la biblio en mi vida. Mi historia  Casualidad, causalidad. A la biblio llegué por Olga, la compañera de José Murillo.  Tenía diez años cuando descubrí la obra de José Murillo. Sus novelas fueron mi iniciación literaria. Mas aún, fueron fundacionales. Allí empezó todo. Cinco Patas, Aña, el Doradillo, cada uno de estos personajes fue mi amigo y mi compañero de aventuras en esa época en la que el mundo es todo lo que aún falta vivir. Tenía catorce cuando empecé a ir al taller literario que coordinaba el mismísimo Pepe Murillo, como le decían las personas más cercanas.

Los mandatos de los hombres

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Me encuentro un texto en las redes, uno de esos textos que circulan por todos lados y que Facebook sugiere que "me puede interesar". Malditos algoritmos. El texto está escrito por un hombre muy afligido y habla en nombre de todos los hombres. Dice que se sienten atacados por el feminismo, que no todos son violentos y que no todos son violadores. Finalmente pide que el feminismo deje de ponerlos a todos en una misma bolsa y perseguirlos. La culpa de todo, como siempre, la tiene el feminismo. Converso con mi amiga sobre el tema. Las dos, al unísono, decimos algo parecido. Basta che, háganse cargo y dejen de decirle al feminismo lo que tiene que hacer, ocúpense de ustedes muchachos. Mi amiga me lee un texto muy interesante que de alguna manera responde al texto del señor y a todos los que circulan por las redes. El artículo propone a todos esos hombres que empiecen a construir su propia agenda junto a otros pares. Eso, que se junten a discutir, a conversar, acerca de sus necesid

Fotos viejas

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Un cuerpo sentado en el piso en una foto Un álbum de fotos viejas, fotos familiares de otro tiempo. Un álbum no es igual que mirar fotos sueltas. Un álbum se abre y se recorre. Hace mucho tiempo, alguien organizó el camino. Mamá, papá, jóvenes. Mi hermana y yo, pequeñas. campo, playa, fiestas. Sonrisas. ¿Qué emociones y recuerdos se mueven en este recorrido? ¿En qué lugares me detengo y por qué? Algo me cautiva. El cuerpo de mi mamá. Primera impresión: mi mamá sentada en el piso, en el pasto, mirándonos a nosotras, sus hijas. Fascinante. No tenía ningún recuerdo  de mi mamá sentada en el piso con nosotras. Para cuando empiezo a registrar en mi memoria, mi mamá evitaba sentarse en lugares muy bajos, de los que apenas podía levantarse y siempre con muchísima dificultad. El piso era el lugar en donde se caía, en donde su cuerpo se desplomaba cuando perdía el equilibrio. Pero el piso nunca era un lugar en el que eligiera estar. En la foto veo sus manos entrelazadas, rodeando sus rodillas m

Pesadilla

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Y de pronto te encontrás dentro de una película de ciencia ficción. Todo parece extraño y ajeno. Una pesadilla, eso debe ser.  Las calles están vacías y las pocas personas que cruzás tienen una especie de bozal de tela en la boca. Mientras mirás a tu alrededor sorprendida, te encontrás de frente con Dana, una compañera de trabajo. También está con la boca tapada pero la reconocés de inmediato por esa mirada inconfundible de perrita asustada. Te acercás a hablarle pero ella se aleja. Le preguntás qué pasa y se sorprende de que no sepas lo que ocurre. Cuando está a unos metros te empieza a contar. Al parecer un virus letal tiene paralizado al mundo desde hace casi un año. Las personas están encerradas y cuando salen tiene prohibido tocarse, abrazarse, besarse. Cualquiera de esas acciones puede provocar la muerte.  Qué locura. La pesadilla, porque no hay dudas de que esto es una pesadilla, continúa. Cada día aumentan las cifras del dolor. Al principio son nombres desconocidos pero lentame

Milenaria, un cuento de otro tiempo

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 Conté hace poco que últimamente ando revolviendo papeles viejos y recuerdos amarillentos.  Ando reencontrando emociones pasadas.  Como esta historia que hoy les comparto. Es un cuento y se llama "Milenaria". Lo escribí en el año '87, cuando tenía dieciséis años. Lo presenté en un concurso literario que organizó el centro de estudiantes de la escuela y gané el primer premio, un ejemplar del libro "Relatos de un náufrago", de Gabriel García Márquez. Aún lo conservo, dedicado y firmado por el jurado, dos o tres profesoras de literatura, una de ellas, Noemí Correia, muy querida por mí. Estuve muy orgullosa de haber escrito "Milenaria". Me gustaba mucho.  Me gustaba escribir. Después, con el tiempo, me volví más crítica y también más insegura. Después de los veinte años dejé de escribir por mucho tiempo. Me refiero al sentido más placentero y necesario de la palabra. Porque ciertamente trabajé con la escritura a lo largo de toda mi vida, como profesora de

Recuerdos con caricias

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Desde siempre me fascinó conocer la "cocina" de los hechos, lo que está detrás, cómo sucedió y por qué. Por eso, antes de obsequiarles este maravilloso material, quiero contarles esta pequeña historia. Todo comenzó hace unos días cuando compartí un posteo de CONABIP en homenaje a la escritora Elsa Isabel Bornemann. Al tiempo recibí el mensaje de un ex alumno: "Profe, ¿ya escribió sobre eso?" decía y me contaba que los libros de Bornemann fueron fundamentales en su infancia. El mensaje me dejó pensando.  Cuando yo era chica, en plena dictadura, el libro "Un elefante ocupa mucho espacio" de Elsa Bornemann, estaba prohibido y por supuesto, habitaba un estante de mi biblioteca, junto al otro gran elefante, "Dailan Kifki". Y tambien estaban los mensajes ultrasecretos de Andy en "El niño envuelto", los poemas de los chicos enamorados, Gaspar caminando con las manos, todos ellos le dieron muchas veces un nombre a lo que me estaba pasando en aq