Pesadilla

Y de pronto te encontrás dentro de una película de ciencia ficción. Todo parece extraño y ajeno.

Una pesadilla, eso debe ser. 

Las calles están vacías y las pocas personas que cruzás tienen una especie de bozal de tela en la boca.

Mientras mirás a tu alrededor sorprendida, te encontrás de frente con Dana, una compañera de trabajo. También está con la boca tapada pero la reconocés de inmediato por esa mirada inconfundible de perrita asustada. Te acercás a hablarle pero ella se aleja. Le preguntás qué pasa y se sorprende de que no sepas lo que ocurre. Cuando está a unos metros te empieza a contar.

Al parecer un virus letal tiene paralizado al mundo desde hace casi un año. Las personas están encerradas y cuando salen tiene prohibido tocarse, abrazarse, besarse. Cualquiera de esas acciones puede provocar la muerte. 

Qué locura.

La pesadilla, porque no hay dudas de que esto es una pesadilla, continúa. Cada día aumentan las cifras del dolor. Al principio son nombres desconocidos pero lentamente se van acercando.

La voz de Dana ahora se transforma en muchas voces que a coro te dicen que seguramente luego de esa terrible experiencia los gobiernos de cada país reflexionarán y cambiarán drásticamente sus políticas de explotación de recursos naturales y humanos.

"De esta vamos a salir mejores" dicen esas voces, como si todos fuésemos socios del mismo club del desastre. Pero cuando todo termina ya no es Dana sino un ministro el que te explica que será necesario redoblar las políticas depredadoras y explotadoras para recuperar el tiempo y sobre todo el dinero perdido durante el encierro. 

Esta debe ser una pesadilla larguísima, de esas en las que te despertás y cuando te volvés a dormir seguís soñando lo mismo, porque te ves de regreso en tu lugar de trabajo, sólo que ahora es una jaula rota y sucia. Te dicen que descubrieron una cura contra el virus pero te envían a las jaulas sin la cura y con un reglamento que dice "seguro" pero que te resulta imposible cumplir. Como en las peores pesadillas, todo se deforma cuando nos acercamos; piden distancia pero las jaulas se hacen pequeñas y ya no tienen la cantidad de metros necesarios; exigen que corra aire pero de pronto la ventilación desaparece y las ventanas absurdamente se abren a paredones grises o a pasillos oscuros; los artículos de higiene se evaporan cuando querés alcanzarlos y la máscara con las que deberías cubrirte hace que tu voz no sea escuchada.

Es una tortura.

Como en el extraño mundo de Alicia, para los que gobiernan y para los que mandan, todo esto parece tan normal, que los miran a vos y a los otros como si no entendieran.

En tu sueño, igual que en el mundo real, de a poco te acostumbrás.

De pronto el sueño cambia _por favor, esta pesadilla no tiene fin_. Ahora la mayoría de las personas está vacunada y de regreso a la vida normal. Se nota que el tiempo pasó porque todos se ven más viejos y mas rotos.

Los niños también están un poco rotos. El virus les quitó mucho más que la risa. Pero esta vez, en tu sueño no hay cuidados ni atención. Cada cual se arregla como puede. 

El mundo post virus es una gran distopía. Hay unos hombres que gobiernan para los hombres que mandan y dicen que los niños son lo más importante pero los arrojan a estas jaulas horrorosas para que no estorben. Las situaciones de violencia aumentan. Los chicos son cachorros enojados.

Otro giro nuevo y ahora pasó otro año. Este sueño continúa al anterior porque claramente son las mismas jaulas aunque no son los mismos cachorros. Ahora los hombres que gobiernan para los hombres que mandan ni siquiera dicen que lo importante son los chicos. Están refugiados en sus bonitas jaulas y desde ahí dan órdenes.

El sueño recrudece. Estás dentro de tu jaula y otra vez aparece Dana. Está del lado de afuera y te mira con sus ojos de perrita triste. Te dice que los hombres que gobiernan para los hombres que mandan no hicieron nada cuando aún podían cambiar algo y ahora es tarde. Una gota de sudor cae de su frente y ahora son muchas. Vos también empezás a sentirlas en tu frente pero también en tu cuello, en la espalda, por todo tu cuerpo.

Debés estar sintiendo mucho calor en el mundo real porque en el sueño la temperatura se eleva cada vez más. Los termómetros explotan y en las jaulas no hay ventilación ni ventiladores.

Se empieza a sentir el enojo de los cachorros y el enojo de todos.

¿Será la rebelión de los enjaulados?

Los hombres que gobiernan para los hombres que mandan siguen ocultos en sus jaulas frescas mientras decretan que la temperatura es normal.

Los que están en las jaulas se sienten mal. Tenés sed y mucho calor. En ese momento alguien se corporiza frente a todos los enjaulados. Es un aliado, pero de pronto, cosas que pasan en los sueños, el aliado lanza una carcajada y se transforma en una serpiente. Con su lengua peligrosa miente para apaciguar la furia. Porque sí, en toda historia hay un traidor, y el aliado lo es, es un eficaz lacayo de los hombres que gobiernan para los hombres que mandan.

La temperatura aumenta y tenés la certeza de que el fuego se extenderá por todas partes. Los hombres que gobiernan para los hombres que mandan se ven obligados a arrojar algo de agua, alguna concesión. Por dentro pensás que esa concesión es un alivio para ustedes y que ellos lo saben.

Estás en un universo apocalíptico y hace tanto pero tanto calor, que das vueltas y vueltas en la cama pero no hay manera de que puedas conciliar el sueño.



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Comentarios

  1. Cualquier parecido con l realidad es pura coincidencia.

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  2. Justo ahí, en ese lugar común en el que el fuego no quema nada y el agua no moja (la sal no sala y el azúcar no edulza), en ese lugar no quiero estar. Menos mal que es una pesadilla... O no? Dios.

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    1. Dios es empleado en un mostrador, o psiquiatra en un consultorio y nosotras tan humanas!!!❤️

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  3. Diría que es ficción, sólo que...😪

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  4. Los hombres que gobiernan par los hombres que mandan...abrumador..

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    1. Llamemos a las cosas por su nombre... aunque sea en sueños!!!

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  5. y diria al final que el agua que prometen jamas llega a los mas necesitado😒😒

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