Entradas

La escuela en tiempos de Pandemia II

Imagen
Es muy loco, pero en estos días sin que lo pida, no paran de llegar trabajos y trabajos de pibes y pibas que se acordaron de mí y de mi materia. Explicaciones, pedidos de disculpas. A todos respondo con el mismo tono que me caracterizó durante este año tan duro: "no te preocupes", "gracias", "todo bien" y frases por el estilo, todas acompañadas de emoticones sonrientes y de corazoncitos. La verdad es que durante todo este tiempo me estuve preguntando por qué en todos mis años de docente no fui así de empática con los chicos y sus historias, con sus enojos con la escuela y con sus disculpas mentirosas o genuinas. Por qué tuvo que llegar una tragedia mundial para empezar a ser un poco más amorosa y comprensiva. Porque hay algo que sé y es que los chicos que no trabajan, que no cumplen, no son vagos, o sí, pero no es por nada. A los chicos les pasan cosas que los frenan, cosas que a veces tienen que ver con la autoestima, con la desvalorización, cosas que los...

De la naranja mecánica y los presos de Suárez (este texto contiene spoilers)

Imagen
¿Leíste La naranja mecánica? Yo la leí de adolescente y me voló la cabeza. Ambientada en un futuro no establecido, la novela cuenta la historia de Alex, un joven que  forma parte de un grupo de adolescentes sin más propósitos en la vida que delinquir, violar y despreciar la vida ajena.  La vida de Alex cambia después de un robo, seguido de violación y  asesinato. El chico es apresado y muy maltratado en la cárcel. Pero un día le proponen regresar al mundo libre a cambio de su participación en un experimento que inhibirá sus deseos malvados. Alex acepta, desesperado por recuperar su libertad, aunque claro, aquí comienza la discusión filosófica acerca de cuán libre puede ser una persona que es forzada a actuar de una determinada manera. Por esos años una de las cosas que más me impactó fue que antes de salir a hacer maldades el pibe se cargaba de energía escuchando la novena sinfonía de Beethoven. Ni rock pesado, ni punk. Música clásica. Una maravilla la descripción de las ...

Maternidad

Imagen
 Maternidad El día que me enteré que Juan iba a nacer, salí del consultorio del obstetra y me fui directamente a la casa de mi mamá, que estaba a pocas cuadras. La casa estaba vacía y silenciosa. Mi mamá había sido internada tres días antes. Así que entré y fui hacia el telar.  Allí, aún sin terminar, estaba la manta que mi mamá había empezado a tejer para Juan. Sin pensar mucho agarré la tijera y la corté por los bordes para sacarla del telar. Después la doblé y me la llevé. Ya en casa la guardé en el bolso que llevaría a la clínica.  Fue la manta que usó Juan en la clínica y después en el moisés. Cuando se la puse sentí como si ella lo estuviera abrazando. Después la internación. Llegué con Fer y con Grachu. Grachu, que hizo de madre y de hermana mayor y de amiga. Me llevaron a una habitación y me prepararon. Y cuando sentí el pinchazo del suero, recién ahí tomé conciencia del dolor que iba a sentir. Hasta ese momento, durante el embarazo, no había tenido nada de miedo....

Quino

Imagen
 Los libritos de Mafalda estaban en los estantes más altos de la biblioteca de mis viejos, casi tocando el techo. Una vez, con mi hermana trepamos entre los estantes y descubrimos el tesoro. Después de eso, los libros descuajeringados y sus hojitas sueltas andaban por toda la casa. Con mis primos, también pequeños, leíamos cada historia una y otra vez. Usábamos la palabra "sopa" como la peor de las malas palabras y cuestionábamos el mundo adulto como creíamos que lo haría Mafalda. Crecimos con Quino, con su arte, con su magia. Compartimos su mirada inteligente y sensible del mundo. Nos reímos y nos emocionamos con sus historietas. Aprendimos a amarlo. No sé si existen personas más queridas por tanta gente. Durante décadas Quino entró a todas nuestras casas; entró con su humildad a cuestas, con su empatía, con su complicidad. Y lo amamos sin discusión. Porque... quién no se sintió alguna vez, en algún momento, un personaje creado por su pluma? Por allí Mafalda y su deseo de ca...

Dulces

Imagen
Cuando mi mamá era chiquita vivía en el campo, allá en Rivera. Rivera, les cuento, fue una de esas colonias judías que proliferaron a principios del siglo XX, en las que muchas familias inmigrantes encontraron un lugar para vivir y criar a sus familias. Y mis abuelos, recién llegados de Europa, aprendieron a vivir de lo que les daba la tierra. La vida en el campo era dura, muy dura. Especialmente para aquellas gentes sin conocimientos ni habilidades para vivir allí. Pero aprendieron,  y criaron a  sus hijos e hijas. Me contaba mi mamá que la vida de entonces era muy sencilla. Sin grandes regalos ni ropas de marca.  Mi mamá jugaba mucho, jugaba con mi tío Simón, su hermano. Jugaban en el campo, andaban a caballo, le daban de comer a las gallinas, arreaban a las vacas.  Me contó mi mamá que mi bobe Clara, la mamá de mi mamá, cocinaba muy rico, que en su cocina solía haber estantes repletos de mermeladas de muchas variedades.  Porque mi bobe, decía mi mamá, era una...

Cien años de amor

Imagen
Cuando era chica, me acuerdo que en casa se escuchaba a toda hora. La pequeña radio a pila en la cocina y mi vieja escuchando a Larrea. Supongo que fue ahí que empecé a quererla, en esa costumbre cotidiana. Pero pasaron varios años para que descubriera su magia. Tenía 13 años aproximadamente y me acuerdo de una sensación, una emoción nueva: la radio y la noche, una conjunción tremenda.  Aprendí a dormir con la radio encendida, escuchando música y voces amigas. Después, de a poco, empecé a investigar en el dial, a buscar emisoras, programas, horarios. Un día conocí a unos pibes que hacían un programa en una radio que se llamaba FM Okay, creo. Los pibes eran Mario Pergolini y Ari Paluch y el programa que hacían se llamaba "Feedback" y estaba buenísimo. Nunca había escuchado algo así. Un tiempo después los volví a encontrar pero  en otra FM. Era la Rock&Pop. Y ya nada fue igual. La Rock&Pop marcó mi adolescencia. Estaba la 100 con sus canciones de moda, estaba Horizontes...

Nos quedan las palabras

Imagen
 Un día perdimos o creímos perder todo, pero entonces dijimos: "Nunca podrán  sacarnos el abrazo". Y entonces llegó un virus fatal  y se prohibió el abrazo. Tuvimos que aprender a distanciarnos. "Nos sacaron todo" pensamos. "Ya no nos queda nada" dijimos. Y cuando todo quedó en silencio,  y cuando los cuerpos perdieron el calor del otro cuerpo, fue ahí, ahí mismo, en el centro de la angustia  que recuperamos el don de la palabra. Aprendimos. A abrazarnos con palabras. A acariciarnos con palabras. A cuidarnos con palabras. Las palabras recorren distancia infinitas, cruzan de una punta a otra, esquivan al monstruo, llegan a destino. Las palabras nos acercaron,  nos acunaron. Las palabras nos envolvieron  y fueron cobijo y fueron encuentro. Y el mundo volvió a ser nuestro.