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Contra la violencia siempre

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Me acuerdo que en quinto año tuve lógica y si bien no fui una luz, tengo en la memoria algunas buenas lecciones, como lo de las falacias argumentativas. En logica se llama falacia a una estructura de razonamiento establecida que ocasiona una conclusión errada. Una de esas estructuras es el tipo de asociación siguiente: Juan y Pedro viven en el barrio tal y son amables por lo tanto todas las personas que viven en el barrio tal son amables. Es probable que si vamos al barrio tal nos encontremos con mucha gente amable y con otra gente que no lo es. Estos procedimientos muchas veces son utilizados para manipular y forzar el sentido común y justificar prejuicios. Eso es lo que estoy leyendo en las redes y es lo que están construyendo desde el odio más recalcitrante, en relación al doloroso asesinato de Lucio. El asesinato de Lucio es un horror. Es un horror tan grande que ninguna persona con un poco de humanidad podría dejar de repudiarlo. Cualquier asesinato es espantoso, pero el de un

Feminacidas en las palabras

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"Cállate feminazi!" le dijo el pibe. Un rato antes, parada frente al curso, había estado hablando con mis alumnos acerca de cómo se construye el lenguaje, por qué creo que el lenguaje siempre es político y qué opino del lenguaje inclusivo. Un poco de todo lo que, orgullosamente, he aprendido de mis docentes de sociolingüística de la Facultad. Y de pronto lo escucho. Uno de los chicos le dice a su compañera: "Cállate féminazi!". Le pregunto a mi alumno si él sabe lo que hicieron los nazis, me dice que sí y entonces le pregunto si sabe de mujeres que hayan hecho algo parecido. Campos de concentración, cámaras de gas.  "Es una forma de decir, profe, es en broma" me responde.  Es cierto, pienso, el lenguaje siempre es político. Un compañero, muy preocupado, se me acerca y empieza a contarme lo que él sabe del tema. Me explica que las feminazis son las feministas que odian a los hombres, "¿Conocés a alguna?" le pregunto. Me dice que son las que rom

El tiempo, el implacable.

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  Me pasa últimamente. Esos pensamientos que vienen y me invaden el cerebro, se acomodan, se instalan. Se quieren quedar a vivir. Desde que cumplí los cincuenta hace unos meses, el tema de la vejez y el paso del tiempo, todo eso está ahí, rondándome. Un día descubrí que mis ídolos de antaño, aquellos músicos, aquellas actrices, hoy son personas mayores, ancianas. Alguna vez tuvieron mi edad, pero también para ellos pasó el tiempo. Películas, música, todo lo que una vez fue mi presente hoy está en algún rincón de los recuerdos, museificado. Al mismo tiempo, los que eran niños, pequeños sueños, hoy son adultos, jóvenes adultos como alguna vez fui yo. Todo esto que digo es una obviedad, lo sé, pero andá a ponerle palabras al asunto, andá a animarte. Y aunque este posteo a priori parezca fatalista, quiero decir que no, no lo es. En principio, tengo la sabía resignación de quién encuentra una verdad y la acepta, sin desesperación ni angustia. El tiempo es lo que es. Lo inquietante es

Balance electoral: elecciones, Vilca y el mundo que merecemos.

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Pasaron finalmente las elecciones legislativas. Una banca más, una menos. Recuento de porotos. Las dos alianzas mayoritarias se disputan el liderazgo de un sistema que defienden con desesperación mientras la derecha reaccionaria crece de manera descomunal. Y en medio de ese torbellino electoral, la izquierda logra cuatro bancas y Vilca en Jujuy por primera vez llevará su voz a la representación legislativa, la voz de los trabajadores, la voz de los que nunca tienen voz. Nada más. Anduve leyendo un poco sobre él. La historia de Vilca es interesante y es muy parecida a la de muchas otras personas humildes de nuestro país. Un hogar pobre, mucho esfuerzo para poder estudiar, un trabajo precarizado y la militancia, la lucha de cada día para que el mundo sea un buen lugar para todos. Vilca podría contar su historia y reivindicar la autosuperación individual, el valor del esfuerzo personal. Seguramente sería aplaudido por todos los meritócratas que repiten una y otra vez la frase "si que

Final creativo

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Ayer les propuse a los chicos de segundo que escribieran una obra de teatro breve sobre una situación en la escuela. La historia podía suceder en el aula, en el recreo, en el baño. Ahí nomás los chicos se pusieron a escribir, en ese silencio lindo que ocurre cuando los ves concentrados.  Pero entonces una alumna se me acercó preocupada y me dijo que no sabía qué escribir porque no se le ocurría nada.  Le expliqué entonces que era un trabajo creativo, que era prácticamente un juego, para divertirse. Le dije que escribiera algo que le gustara, que simplemente se imaginara una situación y la contara. La respuesta fue demoledora : "profe, yo no sirvo para pensar". Hace unos días había escrito sobre un estudiante de primer año que me respondió que no imaginaba nada acerca de una novela que estábamos leyendo en clase. Y luego esto. Son frases que los chicos dicen habitualmente: "No me sale", "no sé", "No puedo". Deberíamos escuchar con atención estas

Qué nos define

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Hace unos cuantos años me reencontré con un amigo de la infancia, un viejo amigo a quien llamaré Marcos. Una tarde nos juntamos con Marcos en un bar y durante un buen rato estuvimos conversando entusiasmados, recordando viejos tiempos, riendo y comentando.  Todo transcurría amablemente, hasta que se acercó la moza  y Marcos le insinuó algún piropo. Cuando la moza se alejó, me miró cómplice y me dijo:  _ Hace un tiempo salí con una chica peruana, me gusta experimentar con otras culturas.  Lo miré sorprendida. No entendí muy bien de qué me hablaba. Ni siquiera había mirado a la moza, pero se me ocurrió informarle que mi hermana había trabajado durante un tiempo en ese oficio. Su respuesta fue tajante:  _ No es lo mismo, vos sabés que nosotros tenemos una cultura distinta a la de ella.  Sentí en mi cerebro que algo explotaba de golpe. Todos mis pensamientos se derramaron sobre la mesa de ese bar y supe entonces que mi amigo ya no era mi amigo y no lo sería nunca más. Me fui y no volví a v

Espejismos

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De pie frente al espejo, me miro. Me miro de frente y de perfil, me doy vuelta, meto panza, me estiro. Y entonces me doy vuelta y  pregunto "¿Cómo estoy?". ¿Por qué pregunto? ¿Por qué preciso la mirada de otro para confirmarme? Pregunto porque necesito aprobación. Porque soy vulnerable. Porque temo. Repleta de ansiedades, de angustias, de temores y de presunciones, la r eina Grimhilde , la madrastra de Blancanieves, también pregunta frente al espejo quién es la más bonita. Necesita saber si todavía tiene ese poder, el de la belleza. La respuesta es cruel. La más bonita, dice el espejo, no es ella sino esa otra, la más joven, la flor nueva. Envejecer, engordar, estar desaliñada. Todas son razones por las que nuestros cuerpos pierden valor en el mundo-mercado. Pero el espejo miente. Pero eespejo es pura apariencia.  Una trampa que nos paraliza, que nos detiene, que nos reconfigura. Una trampa que define a nuestros cuerpos como territorios de conquista y de consumo. Como

Bocas tapadas

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En las aulas hace demasiado calor. Mis alumnos se quejan, están fastidiosos. Los barbijos les molestan. Les digo que los aguanten, que es el único protocolo que nos queda. El barbijo es odioso, no los deja respirar. Están molestos,  necesitan tomar agua a cada rato. Necesitan respirar cómodos. En un tire y afloje, cada dos por tres se los bajan y cuando los reto se los vuelven a subir.  Y entonces me doy cuenta. Los miro y de pronto me doy cuenta. No conozco a esos chicos, a esos chicos de cara descubierta. No los conozco. Son rasgos desconocidos que producen gestos extraños, ajenos, lejanos. Apenas reconozco sus ojos y el único registro que los distingue son sus sus voces, aunque el tapa bocas las distorsiona también. No conozco sus risas. En todo el año no los vi reírse ni una sola vez. Imagino sí, y recreo cada risa que se refleja en aquellos ojitos que se achican, en cierto brillo que ilumina sus pupilas, en el ruido de una carcajada que llega amortiguada por el tapa bocas.

Cuidar

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A los 48 años me enfermé de varicela. Du rante quince días tuve que quedarme en la cama tranquila. Suspendí todos los planes,  las actividades y me resigné. Era principio de noviembre, empezaba el calor y mientras recibía una enorme cantidad de llamadas compasivas y solidarias, descubrí, sorprendida, que estaba disfrutando de un descanso como hacía mucho no tenía. Ventilador, pila de libros, computadora. Me pasé los días leyendo, mirando series, hablando por teléfono, y claro, durmiendo y comiendo. Pero hubo algo más, algo que fue novedoso para mí, y es que durante quince días no me ocupé de nadie más que de mí misma. Es más, durante quince días fui yo quién recibió atención y cuidados. ¿Cuánto hacía que no me apartaba de la tarea de cuidar? ¿Cuánto hacía que no me sentía simplemente cuidada? Con absoluta sinceridad, yo creo que fue hace tanto, tanto tiempo. En la infancia quizás. Y no estoy segura. _____________ De chica me gustaba jugar.  A veces jugaba a que era una científ

Quiénes somos

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Dice mi amiga que no entiende cómo lo hacemos, me dice que ella no podría, que no sabría cómo, qué no puede entender cómo nos animamos. Y tiene un poco de razón, porque si me pongo a pensar, yo tampoco sé cómo lo logro cada día. Despertar en la madrugada e ir a ver si respira bien, controlar ese resfrío, ver cuándo le toca la próxima vacuna, enseñarle a cruzar las calles, recordar qué tiene que llevar mañana a la escuela, pensar qué le hago de comer, y cómo le fue en la escuela, por qué está triste, qué le pasa, de qué se ríe, qué necesita. ¿Cómo es esto de ser mamá? Dice Cortázar que cuando alguien te regala un reloj te regala también una enorme lista de preocupaciones: ponerlo en hora, controlar que funcione correctamente, cuidarlo mucho. Alguien, creo yo, debería hacer algo parecido y crear instrucciones para ver crecer a un hijo. Hoy, en este mundo capitalista, patriarcal, explotador, ser madre es asumir una lucha enorme desde el comienzo. Luchamos por y para ellos pero tamb

Literatura en la escuela, y el problema de no enseñar a imaginar

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  "Profe, yo no me imagino nada".  Corrigiendo algunos trabajos de primer año de pronto me encuentro con esta respuesta que es una soberana trompada a mi entusiasmo docente.  Se trata de una  a ctividad sobre El Principito : "Contame cómo te imaginás el encuentro del Principito con el zorro" les propongo. Pero mi alumno no se imagina nada. Y no es el único. Mis alumnos están dispuestos a responder tediosos cuestionarios en los que deben explicar ambientación, tipo de narrador, tema, etc. Están dispuestos a contarme detalles argumentales para que yo pueda comprobar si leyeron, si no leyeron o si se copiaron. Están dispuestos a responder todo, copiando fragmentos del libro, contestando lo que esperamos, o simplemente improvisando respuestas absurdas. Pero les resulta incómodo, desconcertante y hasta imposible responder preguntas en las que se les pide que cuenten cómo imaginan lo que están leyendo, qué sintieron o qué pensaron ante una lectura. Por lo general e

Rebelión

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Y es que sí, quizás soy una ladrona, una asaltante de poca monta. Ando por ahí, robando. Le r obo un poco de tiempo al trabajo. A las tareas domésticas les quito también. Me quedo con algunos minutos de caminata. Le arrebato algunas horas al sueño y también, por qué no, al almuerzo. Sólo así puedo escribir. Hurtando. Saqueando. Pedacitos de tiempo. Retazos de existencia. Escapo de tiempos pautados y  de rutinas, de ritmos  frenéticos y  estructurados. Así escribo. Así me creo y me sublevo. La palabra es mi arma sagrada. La escritura es mi rebelión.

Belleza

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Hace unos días encontré en la baulera una caja repleta de fotos familiares, fotos que no recordaba. Son esas cosas que se guardan y quedan olvidadas, hasta que un día, después de mucho tiempo, alguien las reencuentra y es como si todo se descubriera de pronto, como si los rostros, las imágenes, las emociones, surgieran por primera vez.  Fotos sueltas, en bolsas, en álbumes. En casa siempre hubo cajas y hasta una valija repleta de fotos. Mi viejo tenía locura por las cámaras y por las filmadoras. Le gustaba eso, grabar, capturar momentos.  Ahí estuve un buen rato, revolviendo emociones, sin poder evitarlo. Las fotos familiares me producen algo así como una  incertidumbre, como si pudiera descubrir en ellas una pista, una señal, la respuesta a algo.  Porque claro, quizás cuando una las guardó una era otra, o era una pero no era esta una que es ahora.  En fin, lo que quiero decir, es que los recuerdos se resignifican y de golpe descubrimos lo que antes no veíamos o no nos interesaba ver.