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Los lápices ayer y hoy

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"Que nos digan a dónde han escondido las flores que aromaron las calles persiguiendo un destino, dónde se han ido."                        Víctor Heredia Era el año 1984 cuando empecé a transitar la escuela secundaria. La democracia, igual que mi adolescencia, se encendía por todas partes como una feliz novedad. Nueva, potente, apasionada, luminosa. Mi adolescencia, igual que la democracia. Tenía 12 años y Raúl Alfonsín comenzaba su mandato como el primer presidente constitucional. Para esa época también empecé a militar en la Fede, la Juventud Comunista y en el flamante Centro de Estudiantes de la escuela. Por ley, las autoridades de las escuelas debían colaborar en su creación, permitiendo las votaciones en las aulas, las horas de reunión, los espacios de encuentro. Éramos adolescentes y hablábamos de política, discutíamos, reclamábamos, íbamos a marchas, organizábamos actividades, publicábamos revistas. En varias ocasiones nos enfrentamos a las autoridades. Y de fendíamos

Una soledad propia

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Un mensaje de whatsApp llega por la noche. "Estoy colapsada" me dice y me siento hermanada. Yo colapso. Tú colapsas. Ella colapsa y todos colapsamos. Sostengo, aliento, cuido, organizo. Y un rato después colapso. ________________________ Primero se atrapan los platos, cae uno sobre la palma de cada mano. Inmediatamente después se apilan los otros. Luego llegan las tazas, ahí se hace más complicado, algunas se acomodan sobre la pila de platos pero para el resto extendemos los dedos meñiques y las atrapamos por las asas. Finalmente viene la cafetera. Cae justo sobre la cabeza. Perfecto. Ahora, a caminar o mejor aún, subir a una "monocleta". El número está concluido, y no hay aplausos.  Cuidado al respirar, prohibido estornudar y no olvides sonreír. Sonreír mucho.  Siempre sonreír. ____________________ Ahora me viene un recuerdo. Aquel día, hace casi veinte años, cuando por fin pudimos mudarnos con mi mamá y mi hermana, yo colapsé. La gente le dice ataque de nervios. Y

Como sapo de otro pozo

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Hace varios días que estoy masticando algunas ideas para escribir. Dilatar la espera, a veces, es como tomar un envión para que, llegado el momento, las palabras surjan aquí y allá como un caudal que estuvo apenas contenido. Pero el caudal sigue detenido y en cambio me encuentro haciendo cálculos odiosos para llegar a fin de mes. Pensar, organizar, reacomodar. Cómo llegar a fin de mes, que es como si dijera cómo sobrevivir un mes más.  Tristes los objetivos de estos días. ________________ Entro al supermercado a buscar jabón para la ropa. Ahí está, en la góndola. Pero el precio no me convence, lo vi más barato en otro lado. Doy media vuelta y estoy por salir. _ Disculpe ¿me puede mostrar el bolso?_ la voz odiosa de una empleada. Y no, no quiero. Discuto un poco. Pero termino abriendo el bolso y mostrando el interior, porque si doy media vuelta y me voy quizás sienta las miradas acusadoras de todos los empleados y clientes: "algo estaba ocultando". Me da rabia. Hay algo de abu

La alegría es un derecho

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Llega este día y los grupos de watssap se llenan de frases bonitas. "Feliz día de las infancias", dice alguno. "Del niño", rápidamente aclaran ellos, y desean "un feliz día para todos los niños", así en masculino "porque el masculino incluye al femenino" dicen.  Cualquier frase que huela a diversidad les da alergia. Llega este día y las redes explotan de deseos bonitos. "Felicidades para todos los niños", dicen, pero creen que comer todos los días, tener juguetes lindos o irse de vacaciones no es para todos los niños. "No es bueno que reciban todo de arriba" dicen y se emocionan con historias en las que pibes y pibas caminan kilómetros y kilómetros para poder estudiar. Les molesta que existan espacios gratuitos para las infancias, "no es gratis" dicen "porque alguien siempre lo tiene que pagar" pero no se les mueve un pelo cuando las noticias dan cuenta de que existe un millón de niños y niñas que se acuest

Sobre violencia machista y estructuras vetustas

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Siempre decimos que lo personal es político. Y nada más político que lo que está ocurriendo.  Porque esto no es un escándalo ni un chisme. Esto es una aberración política, una aberración que no es nueva, que con otros nombres y algunas variables, se produce hace demasiado tiempo.  Lo pienso como mujer de izquierda y feminista.  Quiero decir, quizás sea necesario replantear todo. ¿Cuántos y cuántas veces votamos estos sapos? Lo que hoy está en crisis es una forma de pensar la política y a los políticos. Lo que está en crisis es el lugar que ocupamos hombres, mujeres y disidencias en los proyectos y las construcciones colectivas. Votamos al mal menor, un tipo que alardeaba de haber terminado con el patriarcado como si nunca hubiese existido la ola verde. No nos ven. ¿Dónde estamos las mujeres en la política actual? Un diputado besa en cámara los pechos de su novia. No sé dio cuenta, dice.  Un ex gobernador es condenado por abuso sexual. Un ex presidente acusado de violencia machista cont

Una mancha tenue en el asfalto

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Desde que empecé a abrir mis ojos al mundo feminista no paro de sorprenderme, gratamente, en la mayoría de los casos. Todo estuvo siempre ahí, a la vista, y sin embargo no lo había visto. ¿Tan poderosa es la educación que recibimos? Pienso en la novela "Mundo feliz" de Aldous Huxley, cuando a los niños les hacían escuchar mensajes condicionantes cada noche mientras dormían. Suponíamos que era sólo ciencia ficción ¿tan cerca de eso habremos estado sin darnos cuenta?  Quizás no sean necesarios tales dispositivos para construir una sociedad obediente. Los medios masivos, la industria cultural, el sistema educativo, todos juntos y combinados, tuvieron el poder de imponer ciertos temas, de callar otros, y de atenuar o resignificar otros tantos. Se me viene a la mente la imagen de una mancha de pintura en el asfalto, una mancha de cualquier color, supongamos que sea verde o quizás violeta. Imaginemos ahora que arrojan un balde de agua sobre esa mancha, y después otro balde y luego

El atentado a la Amia

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Ese día, hace treinta años, estaba haciendo trámites por el centro, como le decíamos a todos aquellos lugares que quedaban pasando la General Paz. En todo el día no había escuchado la radio, ni había visto la tele. Tampoco había hablado con nadie. Así que al anochecer, cuando llegué a casa, las caras de preocupación, de miedo y de angustia, tanto de mis viejos como de mis tíos me tomaron de sorpresa. Ahí estaban los cuatro, esperando reunir al rebaño para saber que estábamos todos y que estábamos bien. "Explotó la Amia, dicen que fue un atentado" contaron.  Explotó.  En la tele mostraban imágenes terribles. Aún no se sabía cuántas podían ser las víctimas. Era siniestro. Enseguida pensé que unos años antes, cuando hacía el CBC ahí nomás y estudiaba periodismo a unas pocas cuadras, solía pasar muy seguido por la puerta de la Amia, tres o cuatro veces por semana. Nunca le prestaba demasiada atención, pero sabía que ahí estaba. Era parte del paisaje, de mi recorrido cotidiano. Ta

Raíces

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En estos días anduve con emociones bonitas. No sé si en realidad son un poco inventadas por necesidad en medio de todo lo malo, o si , por el contrario, son emociones tan auténticas que han logrado sobrevivir al desastre. Pienso que sea como sea, ahí están, traen mucha espuma, y las quiero compartir.  __________________ Hace un par de semanas empecé a participar del taller de narración oral de la biblioteca. Todos somos narradores repite Élida en cada encuentro, todos tenemos historias para contar.  Y a eso fuimos a la escuela de adultos, a contar historias, y a escuchar. Porque al que le gusta contar sabe que la ronda se pone más linda cuando el que escucha toma la posta y se convierte en el contador de su propia historia.  ¿Qué te pasó con este relato? ¿Qué te imaginaste? Pero no es fácil exponerse ante los demás. Silencio. Al principio. Hasta que la maestra toma la posta y empieza a contar. Cuenta de una casita en el medio del monte y de una niña que va a la escuela, de una maestra

Tu indiferencia

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No sé por dónde empezar. No sé sobre qué escribir. No sé qué reclamar.  Y no es que falten motivos. Al contrario.  Creo que ese es el primer problema que tenemos y el que más nos desanima. El bombardeo permanente de malas noticias.  Una y otra y otra más y siguen... ¿Por dónde  empezar a nombrar el miedo, el enojo, la preocupación? Miles de ideas, todas desordenadas, se amontonan en mi cerebro. Todas tienen un elemento en común: "esto es un horror". Es como estar de pie justo en el centro de una habitación y desde allí observar como la casa es invadida por cientos y miles de bestias que destrozan y saquean todo; muebles, lámparas, paredes, techos, todo estalla contra el suelo. Cómo defender cada espacio? Cómo, si mientras salvamos aquella lámpara, ese ventanal se hace pedazos? Cómo paramos la destrucción si resistimos ante un golpe y en ese mismo instante ocurren nuevos y peores mazazos?  A quién acudir si los que deberían cuidar y proteger la casa son los mismos que la están

Refugio

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Amanecí llena de dolor. Literal y metafóricamente.  Mis huesos acusan recibo de la humedad y de la tristeza.  Desde ayer que la tristeza se anda mezclando con la humedad, desde ayer se me pegotea esta tristeza húmeda, se adhiere a mi piel como un abrazo fatal. Mi estómago amaneció revuelto. También,  literal y metafóricamente. Hay demasiado que no tolero, que no puedo digerir. Imposible desprenderse de tanta tristeza y de tanto asco. Aunque tampoco intento demasiado. Mido mis fuerzas y sé que hoy no puedo hacer demasiado. Sólo esto, escribir sobre la tristeza que recorre mi cuerpo, que se mete en mi estómago y que siento en mi respiración.  Es esto o nada. _________________ Ayer, a media tarde, quise empezar a escribir un posteo para contar sobre Intersticios, ese maravilloso encuentro de arte que tuvimos en la biblioteca el domingo pasado.  Quería escribir sobre el arte que crece por ahí, como decimos. El arte de todos y para todos. Quería escribir sobre la biblioteca y todas las otra

Norita ojos de cielo

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Pero claro que lo sabemos.  Que la muerte llega para todos, para los buenos y para los malos.  Por supuesto que  sabemos. Que después de una larga vida la muerte es la conclusión lógica. Y sí, sabemos. Que una internación en terapia intensiva es el augurio de que algo grave está por ocurrir. Sabemos muchas cosas. Lo que no sabremos nunca es como resignarnos de ahora en más a sentir tu ausencia.  __________________ Hay veces que la noche es demasiado cerrada y el paisaje no se ve con claridad. Hay veces que la niebla nocturna confunde. Hay veces que las siluetas se desdibujan en la oscuridad.  Cuando las noches son frías y solitarias, cuando los monstruos merodean buscando una presa, cuando el miedo acaricia la piel, cuando todo esto pasa, el caminante vacila. ¿Será por aquí? ¿Es este el camino? Y entonces, hasta hoy, bastaba con sólo buscarla. Buscarla entre la espesura salvaje y encontrarla siempre, tan cerca. Encontrar sus ojos, su sonrisa.  Bastaba encontrarla y refugiarnos en ella.