Úrsula

Las puertas no se abrieron.

Nunca se abrieron.

Úrsula golpeó, pateó, empujó.

Las puertas siguieron cerradas.

Úrsula golpeó las puertas una y otra vez y el gesto desesperado nos duele en el estómago.

"No borren nada" dijo.

"Si un día no vuelvo rompan todo".

Úrsula dejó sus huellas en el barro.

Nos marcó el camino con miguitas y piedras.

Hasta ahí llegaremos nosotras, siguiendo su rastro.

Y cada vez que salgamos a las calles, 

que nadie reclame por las paredes pintadas ni se escandalice por los torsos desnudos, 

que nadie se asombre por nuestros gritos al viento.

Somos brujas furiosas. 

Somos lobas rabiosas.

Somos mujeres heridas.

Llevamos como bandera una lista innumerable de mujeres dormidas por siempre.

Compartimos el abrazo de una manada que nos guía.

Nuestros temores nos hermanan.

Nuestro dolor nos enciende.

Hasta que podamos andar el mundo sin miedo.

Seguiremos rugientes, agazapadas, hambrientas.

Seguiremos ardientes, 

hasta que seamos libres.




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