Úrsula

Hoy me acordé de una experiencia en la escuela.
Fue hace casi cinco años cuando llevamos a seiscientos estudiantes a ver la película "No me mates", de Gabriel Arbós. La película está basada en la historia de Corina Fernández, quién fue sobreviviente de lo que se denominó por primera vez como un caso de femicidio. 
La película es desgarradora, y las escenas ficcionalizadas están intercaladas con las declaraciones de Corina.
La historia de Corina es tremenda.
Corina hizo lo que la justicia dice que hay que hacer. Hizo la denuncia. Y la hizo ochenta veces. No, no es una manera de decir. Fueron ochenta denuncias las que se acumularon una tras otra en un expediente gigante.
"Te voy a matar, hija de puta" le decía Weber, su ex marido. Un día cumplió su amenaza. Fueron seis disparos de los cuales  tres dieron en el cuerpo de Corina, pero increíblemente sobrevivió.
Weber fue apresado. Sin embargo seguía hostigándola desde la cárcel con amenazas de juicio para ver a sus hijas. No importaba a dónde ella se mudara y no importaba que no informará de su nueva dirección a nadie, las notificaciones llegaban siempre a dónde estuviera viviendo, una tras otra.
Finalmente el femicida murió de cáncer en la cárcel y por fin los temores se terminaron para Corina.

Los dos días que proyectamos la película, hicimos después una charla con su director y con Corina. Después de verla contar su historia en la pantalla con tanta fortaleza, cuando Corina entró los aplausos de los y las estudiantes fueron realmente emocionantes.

Entre esos encuentros alguien preguntó si ella aconsejaba denunciar "Sólo si tiene un plan resuelto", es decir, un ahorro, un lugar a dónde escapar, un contacto.

Porque ya sabemos, lo sabemos bien. Si tienen la suerte de que el golpeador sea detenido, por lo general es liberado a las horas, y saldrá furioso.

¿Por qué ochenta denuncias?
¿Cómo?
¿Y por qué sabemos que el agresor saldrá libre?

Corina tuvo la fortuna de no morir cuando fue baleada.
Y también tuvo la fortuna de que el femicida muriera en la cárcel.

Tuvo fortuna porque sino se daban esas variables hoy estaría muerta.
Tuvo fortuna porque el sistema la había abandonado a su suerte.

Tuvo fortuna pero no tuvo justicia.

¿Por qué me acuerdo de todo esto ahora?

Por Úrsula claro. 
Úrsula que denunció, igual que Corina y que tantas otras. Y las que no denunciaron, las que no denuncian, porque sienten que están solas. Porque lo saben.

Porque seguimos estando solas.
Siempre.

Hay un sistema que está repodrido. 
Digo sistema, porque nos siguen matando, impunemente. En este y en todos los gobiernos.
Digo sistema porque no son loquitos sueltos.
Digo sistema porque no se trata de chicas que no se cuidaron.
Digo sistema porque no importa cuál sea el gobierno de turno ni cuál sea su política, lo que está mal es el sistema patriarcal.

Porque hay un acuerdo tácito, silencioso, que permite que todo siga pasando, que las denuncias se acumulen, que las víctimas sean abandonadas a su suerte, culpabilizadas, responsabilidas. 

Si la justicia nos sigue ignorando. 
Si las fuerzas de seguridad protegen a los asesinos y reprimen y silencian a las víctimas.
Si los gobiernos son cómplices.
Si...
Entonces todo sigue igual.
Entonces Úrsula.
Entonces Corina.
Entonces Melina.
Entonces Ángeles.
Entonces Lucía.
Entonces Soledad.
Entonces...

No queremos tu indignación ni tu comprensión.
Queremos que esto cambie de una reputísima vez.






Comentarios

  1. Ellas...sus nombres, sus vidas...una lista que no termina. Una vida cada veinte horas se nos escurre en un sistema que no cambia. Hasta dónde?

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    1. Hasta que entendamos todas que hay que tirarlo abajo, no hay otra!!!💚🔥

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