Cuando el periodismo es una cosa triste

Pasó una semana vertiginosa, en todo sentido. Sobreinformados, consumiendo periodismo crítico, leyendo notas de opinión, escuchando editoriales. Y después, el vacío. Como cada vez que algo grande llega a los medios. La información se transformó en un producto de consumo, uno más. Hasta la reflexión más seria, inteligente, disruptiva. Hasta el más necio, ignorante y funcional. Todos son elementos de consumo. Streamings, canales, radios, diarios. E incluso quizás, humildemente, esta misma nota de opinión. Durante una semana estuvimos consumiendo noticias como pochoclo. Divertidos, ansiosos, sorprendidos. Es adictivo. Nos convertimos en meros espectadores de una realidad grotesca y deshumanizada. Miramos, nos escandalizamos, nos entretenemos. _____________________________ Seguramente, y más allá de periodistas estudiosos, opinólogos de cuarta y chupamedias de turno, el tema seguirá su curso, sin tantas luces ni estridencias. Pero...