Crónica de un regreso
Primera clase presencial con los chicos que no tuvieron conectividad.
Tapabocas, máscara, distancia.
Las frases que más resonaron en el aula fueron "No la escucho" y "No te entiendo".
Tuve tres chicos. Conversé con ellos, con las limitaciones de la situación, y así les puse cara a sus nombres. Caras e historias.
Familia enteras contagiadas, papás desempleados, chicos trabajando, corte en el servicio de Internet por falta de pago, chicos desanimados...
¿Sí sirvió que yo este ahí?
Supongo que sí.
Algunos chicos pudieron desenredar un poco de lo que fue para ellos la cuarentena.
Laura pudo comprar los textos para hacer los trabajos, Ariel prometió una vez más ponerse a trabajar y Leonardo dijo que ya está mejor.
¿Si me gustó verlos?
Claro.
Los que no entienden de docencia no saben lo que significa volver a estar juntos.
Siempre emociona volver.
Pero... Qué jodida que soy! No puedo terminar la historia ahí, no?
Ya lo dije, volver ahora, en estas condiciones, es un error.
Me pregunto cómo hubiera sido todo si Laura no hubiera necesitado volver para comprar sus apuntes por la falta de recursos tecnológicos.
Me pregunto qué hubiera pasado con las actividades que Ariel debia si no hubiese cargado con la angustia de su papá sin trabajo.
Me pregunto si Leonardo no hubiese participado más si no hubiera estado tan triste y agobiado.
Pienso que las cosas deberían ser distintas y estos chicos deberían haber tenido las mismas condiciones que los demás.
Porque sinceramente, el mensaje final del chico que se esfuerza pese a las adversidades y la escuela que siempre está, la escuela tapa agujeros, todo eso en este contexto, me parece de un cinismo absoluto.
No quiero más esto.
No quiero más chicos valientes enfrentando adversidades.
No quiero más escuelas que tapan agujeros.
Pienso que si el mundo fuera otro estaríamos cuidando a nuestros chicos de verdad.
Y no esta fantochada que es esta vuelta a clases.
Pensamientos...
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