Pedacitos de poesía

Hay un arte que anda por ahí, creciendo. No voy a decir que está por todas partes, aunque quién sabe, todo depende del que sepa mirar y sea capaz de encontrarlo.

La primera vez que pensé en todo esto fue una mañana, hace más de treinta años, mientras caminaba por las playas de Santa Teresita buscando caracoles. Estaba con mi hermana y por aquí y por allá, empezaron a llamar mi atención algunos caracoles con distintos tonos de lilas y violetas. Hundidos en la arena, eran hermosos, de colores intensos. Pero vaya uno a saber por qué razón, cuando los levantaba, estaban rotos en alguna parte. Me acuerdo que busqué un largo rato sin suerte y entonces, de pronto, vino a mi mente una frase: "Una chica busca caracoles en la arena".

No tenía claro qué significaba pero pensé en poesía, y pensé también que un día, quizás, podría escribir algo sobre esa frase. Nunca lo hice hasta hoy, pero, por algún motivo el recuerdo sobrevivió al tiempo y quedó dando vueltas en mi memoria.

Caracoles lilas hundidos en la arena.

Ajados, rotos, desgastados por la erosión del mar, del tiempo.

Poesía.

Hay un arte que anda por ahí. Que se oculta en cualquier parte.

A veces alguien lo encuentra.

A veces alguien desentierra un pedacito de esa poesía.

Quizás sale de la birome mordisqueada de un adolescente mientras dibuja aburrido en la hora de literatura.

Quizás son palabras que alguien dice al pasar.

O quizá en una carta de amor escrita a las apuradas.

Quizás...

La poesía anda por ahí.

En la arena o en el aire.

Los niños pequeños suelen tropezar bastante seguido con la poesía.

Los chicos pueden pasar horas obsesionados en tareas absurdas como la de buscar caracoles en la arena.

Construyen el mundo que ven y el que imaginan, lo nombran con palabras nuevas. Libres aún de estructuras rígidas, arman un universo sorprendente. 

"Muy lejos de nosotros, el niño posee íntegra la fe creadora y no tiene aún la semilla de la razón destructora. Es inocente y, por tanto, sabio. Comprende, mejor que nosotros, la clave inefable de la sustancia poética." dice Federico García Lorca en una conferencia sobre las nanas infantiles. El poeta que escribió "La tarde equivocada se vistió de frío" y "Luce mi Tarara su cola de seda". Maravillas del lenguaje.

Los niños, por lo general, no necesitan que les expliquen el significado de una metáfora. Sencillamente se dejan sorprender, la risa les ilumina el rostro y la sorpresa los fascina.

Las palabras son figuras blandas para ellos. Palabras de plastilina. Se adaptan, cambian de forma, se complementan.

Cuando mi hijo empezó a descubrir el mundo fui testigo de muchos de estos hallazgos.

Como aquella noche que miró hacia el cielo y descubrió la luna. Desesperado empezó a estirar los bracitos y a pedir: "ame, ame". Quería la luna, nos la pedía. No pudimos dársela, pero pudimos enseñarle a nombrarla y a contemplarla.

"Las estrellas se ríen" nos dijo otro día.

Para él, todo lo que era bello se reía siempre. Las estrellas se reían, el pelo alborotado por el viento, las hojas que pisábamos. Todo se reía.

Quizás se equivocaba de verbo, quizá quería decir otra cosa. Pero ese acercamiento al lenguaje desde la experimentación, desde la prueba, la intuición, le permitia crear esos sentidos propios. Las palabras se acomodaban para expresar el mundo nuevo.

Poesía.

Con los chicos en el aula me pasa también. Son más grandes y por eso les cuesta un poco. La escuela y el mundo los llenó de reglas y de estructuras. Pero a veces se olvidan y surge la poesía. En un cuento o en un dibujo, en una conversación, en una descripción, en una canción.

Pedacitos de poesía que aparecen por ahí, desparramados, olvidados, perdidos, quebrados.

En los últimos tiempos me fascina descubrirlos. Y más aún me fascina reconocer a quienes rescatan esos pedacitos de poesía.

Porque, claro, si la humanidad no existiera el mundo sería más bello. Eso dicen.

Pero, si la humanidad no existiera ¿quién contemplaría esa belleza?

Si la humanidad no existiera ¿quién nombraría la belleza?

Si la humanidad no existiera ¿quién desenterraría los caracoles que están hundidos en la arena?

Una mañana una chica juntaba caracoles en la playa.

Los juntaba sin motivos y sin necesidad. 

Los juntaba porque eran lindos y porque le gustaba encontrarlos y contemplarlos.

Poesía.


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Comentarios

  1. Qué belleza!! Aplausos de pie!!! Mirada poética sobre la vida. Hermoso! Durante muchos años me alejé de la poesia, no de la mirada poética que también creo haberle transmitido a mis hijos. La escuela y la biblioteca me volvió a acercar a disfrutar de ella. Gracias por escribir esto!!!

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  2. Clau, mirá que no soy fan dela poesia...me conmoviste muchísimo, una belleza¡!!!

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  3. Muy hermoso!!! Me encanto

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