1985, apuntes de una historia

El domingo fui a ver "1985", la película que cuenta cómo se llevó adelante aquel histórico juicio a las juntas.

Supongo que no diré nada que ya no se haya dicho.

Primero, lo más importante: me gustó mucho, me conmovió y me pareció atrapante. Todo eso.

Sí, es cierto, faltan situaciones, hay personajes que deberían estar y no están, hay algunas inexactitudes.

Y sí, es ficción.

Una ficción basada en hechos reales, sí, pero ficción al fin. Y me parece que ninguna ficción le debe explicaciones a la realidad. 

Toda ficción creo, en mayor o menor medida, traicionará a la historia que la inspira.

Quiero decir, una historia tiene que funcionar para su autor, y quizás eso signifique tomar decisiones arbitrarias.

Por otra parte ¿Qué mirada no es sesgada? ¿Quién sería capaz de completar el todo, cada ángulo, cada perspectiva, cada matiz?

En fin, no recuerdo que haya otra película que cuente esta parte de la historia y me parece que es un buen comienzo. Si alguien quiere saber algo más o conocer otras perspectivas, es un puntapié para seguir investigando.

Dicho esto, quiero reivindicar la decisión de contar una historia real desde la ficción, desde la creatividad. 

Me parece que hay historias que merecen la espectacularidad del arte.

¿Desde que otro lugar se puede contar la trama, lo que se tejía en el día a día? ¿Los temores, el dolor, la rabia?

Para eso el cine, la literatura, la pintura, el teatro, la música. 

Para contar la historia, la otra historia, la que los manuales no narran. La historia mínima, el pedacito del bordado que no habíamos visto.

¿Hay algo más potente que el Guernica para sentir el dolor de la guerra, los gritos de dolor de la guerra, los aullidos de dolor de la guerra?

No se trata de contar LA historia, sino la otra historia, la de los personajes que cotidianamente construyeron la trama.

Me viene a la mente un ejercicio que nos pidieron cuando estudiaba periodismo, allá por los '90. Teníamos que entrevistar a una persona de unos cincuenta años y a través de su propia historia contar la historia del país y de lo que pasaba en el mundo. Fue interesante, cada persona entrevistada, con sus experiencias, era un pedacito de la historia más grande.

La historia pequeña es la que da cuenta de lo que realmente pasaba mientras se construía la historia con mayúscula, el gran tapiz.

¿Qué sentían los protagonistas, qué pensaban, cuáles eran sus contradicciones?

Ahí la película.

¿Cómo se sintió preparar el juicio más importante de la historia de nuestro país?  ¿Cómo sortear las presiones y las amenazas? ¿Cómo denunciar los hechos de violencia cuando estaban tan cerca y latiendo tan vivos?

Salí del cine con mucha emoción y los recuerdos empezaron a aparecer por todos lados.

Emociones, recuerdos que el arte despierta.

Empecé la escuela secundaria con el primer año de gobierno de Alfonsín, en 1984.

Eso quiere decir que mi adolescencia y la democracia empezaron casi al mismo tiempo.

Si pienso en esos años, es Alfonsín, el discurso en EEUU y el desperfecto en el avión a la vuelta, y la plaza llena pero hay que ajustarse el cinturón y media plaza se retira y el plan Austral.

Mis viejos, y sus temores cuando mi hermana y yo nos sentamos frente a ellos y les planteamos que queríamos empezar a militar.

Las Ferifiestas, el centro de estudiantes y la revista, los reclamos a la dirección de la escuela y los bailes, el chico que me gustaba que no me daba bola, y mi amiga y yo cantando una de Silvio Rodríguez.

La bienal de arte joven y los recitales en el velódromo o en Barrancas de Belgrano bajo un cielo estrellado, y Felix Luna preguntando si el rock no generaba violencia.

Alfonsín y el juicio a las juntas pero también Alfonsín y el punto final y la obediencia de vida y la casa está en orden y una decepción enorme.

Mi mamá escuchando radio Belgrano, porque era una radio piola pero el comando paramilitar entrando a romper todo. 1985, y el reclamo de que "hay que desmantelar el aparato represivo", porque ahí estaba, agazapado.

La noche de los lápices, la película, el miedo, "hay que cuidarse", Alejo Pintos haciendo de Pablo Díaz  ayer y de uno de los jueces que escucha a Pablo Díaz, hoy. Continuidades.

Las marchas, los cantos, los gritos. "La sangre derramada no será negociada, será bandera de lucha"; "juicio y castigo a los culpables". Las madres y abuelas de plaza de Mayo, las locas. "Con vida se los llevaron, con vida los queremos".

Todo surge así, cuando salgo del cine, después de ver una película.

Emerge.

Todo en un torbellino.

Imágenes, colores, frases sueltas.

Los recuerdos se disparan desordenados.

La historia, la grande, la de los libros, está construida por pequeñas historias.

nuestras historias de vida.

Pequeñas, simples y tan verdaderas.








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