En memoria de las víctimas

Hoy se conmemora una vez más el día internacional por las víctimas del Holocausto. 

Cuando hablamos de crímenes de lesa humanidad, queremos decir que son crímenes que nos lesionan, nos laceran, nos lastiman a todos.

Nos lastima la muerte, la tortura, el horror de unos hacia otros, eso si pudiéramos pensarnos como un inmenso colectivo alrededor del mundo.

Sin diferencias, todos merecemos una vida digna bajo este cielo.

Entonces no es posible empatizar con las víctimas de un genocidio y despreciar a las de otro.

No es posible. 

Si te conmueven unos pero podés permanecer insensible ante el dolor de los otros, entonces, hermanos y hermanas, entonces, todos lo que decís sentir es una gran mentira.

Cáscaras. 

__________

No existen pueblos de primera categoría y pueblos de segunda o tercera. 

Si pertenecés a alguna comunidad que es minoría lo sabés. Desde chico. Tus padres te lo advierten. Te pueden decir esto o lo otro. No les hagás caso.

Como si fuera fácil no hacer caso.

Como si se pudiera ignorar el insulto, la agresión, el menosprecio y ojo, también la sobreestimación, que es otra forma de prejuicio.

"Ustedes los judíos son muy inteligentes".

"¡Qué facilidad para los negocios tienen eh!".

Nada de eso es cierto, tampoco es mentira. Es una generalización que sirve para poner a un montón de gente con historias diferentes y con ideas diferentes en un mismo grupo que, en el imaginario, los iguala aparentemente en todo.

En fin, con el tiempo, si naciste en una casa como la de mi familia, aprendés a guardar la esencia de una historia mayor y a la vez empezás a ser parte de este mundo diverso.

Crecés y te enfrentás a situaciones de discriminación más seguido de lo que los demás creen.

Pero atención, porque también te enfrentás a tu propia discriminación. Mismo paquete. 

Es difícil reconocer nuestros prejuicios, nuestros sesgos, nuestras estúpidas suposiciones sobre otras personas. Muchas veces ni siquiera son conscientes. 

Bueno, hagámoslas conscientes. Porque después no hay vuelta atrás.

Imposible lamentarse por las violencias sobre tu gente y permanecer insensible ante las violencias a los otros.

No hay excusa. 

Imposible.

Sino todo es una gran mentira. 

Cáscaras. 

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No hay excusa.

No importa quién gobierna en Palestina.

Los que siempre sufren son los pueblos.

Y en la Franja de Gaza las personas están muriendo. 

El pueblo está siendo exterminado.

No por los judíos sino por el gobierno de Israel.

Decir esto no significa defender a Hammas. Significa defender a los pueblos.

Lo que ocurrió el siete de octubre fue horroroso. 

Lo que está ocurriendo hoy también lo es.

Nadie tiene que morir. 

La guerra es movida siempre por los mismos hilos: el fanatismo, el colonialismo, los poderes económicos. 

Los pueblos siempre sufren las consecuencias. 

Si conmemorás el Holocausto y permanecés insensible ante los bombardeos en la Franja de Gaza, todo tu discurso es una gran mentira. 

Cáscara.

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La primera vez que visité La casa de Ana Frank, además de conocer detalles y curiosidades históricas sobre la vida de Ana, me cautivó el análisis histórico y político de aquellos años.

Uno de los espacios que más me conmovió fue una habitación en la que se habían trazado paralelismos entre el exterminio nazi y el de la dictadura. 

Era clarísimo.

Yo había leído el diario de Ana de chica y más tarde lo volví a leer unas cuantas veces en el aula como docente. Seguramente por eso algunas frases me quedaron retumbando en el cerebro como un ruido conocido.

Esta frase, por ejemplo:

"Dussel tenía mucho que contarnos sobre el mundo exterior, del que nosotros no formamos parte desde hace tanto tiempo.

Sus relatos son tristes. Muchos amigos han desaparecido, y su destino nos hace temblar. No hay noche en que los coches militares verdes o grises no recorran la ciudad; los alemanes llaman a todas las puertas para dar caza a los judíos. Si los encuentran, embarcan inmediatamente a toda la familia; si no, llaman a la puerta siguiente. Los que no se ocultan, no escapan a su suerte.

En ocasiones, los alemanes se dedican a eso sistemáticamente, lista en mano, golpeando a las puertas tras las cuales, piensan, les aguarda un rico botín. A veces se les paga un rescate, a tanto por cabeza, como en los mercados de esclavos de antaño. Es demasiado trágico para que tú lo tomes a broma. Por la noche, veo a menudo desfilar a esas caravanas de inocentes, con sus hijos llorando, arrastrados por algunos brutos que los azotan y los torturan hasta hacerlos caer. No respetan a nadie, ni a los viejos, ni a las criaturas, ni a las mujeres embarazadas, ni a los enfermos: todos deben tomar parte en esa ronda de la muerte."

Cambiamos unas pocas palabras por otras, "alemanes " por "militares", por ejemplo, y el paralelismo es aterrador.

El plan sistemático de exterminio, la demonización de las víctimas, el saqueo de sus bienes. 

Y el sadismo.

Pienso en este momento en la extraordinaria novela/comic "Maus", de Art Spiegelman. Basada en la historia de sus propios padres, Art Spiegelman cuenta los distintos momentos de la guerra con una particularidad: a los judíos los dibuja como ratones y a los nazis como gatos.

Gatos y ratones.

A los gatos les gusta jugar con sus presas. Los sueltan, los corren, los vuelven a atrapar. 

Eso mismo hacían los nazis. Jugaban con sus víctimas.  En guetos, en cámaras de gas.

Eso mismo hizo la dictadura. Construyó cientos de centros clandestinos y puso a su servicio todo el aparato represivo para jugar con las víctimas. 

Estar contra uno y otro es casi lo mismo.

Sino, todo es mentira.

Cáscara. 

__________________

Visité el Museo del Holocausto hace poco más de dos años.

Fue invitada por la Fundación Encontrarse en la Diversidad. Habían organizado allí el cierre de año con quienes participamos de los talleres. 

En aquella ocasión nos propusieron ir un rato antes para hacer el recorrido guiado por el Museo y me gustó muchísimo. La búsqueda interactiva de información y las instalaciones son increíbles.

Recuerdo especialmente un espacio en el que se proyectaba, contra la pared del fondo, la imagen de Lea Zajac, sobreviviente de Auswichtz. En el medio de la habitación había un micrófono. Uno se podía acercar y preguntar lo que fuera y la imagen de Lea respondía como si escuchara. Seguramente fueron horas y horas de filmación.

A Lea la conocí en persona el año pasado, en el acto del levantamiento del gueto de Varsovia que se realizó en el Ministerio de Educación. Me conmovió la lucidez y la fortaleza de esa mujer. Me recordó a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. 

También recuerdo la instalación con las valijas de los condenados a la muerte. Desolador.

Pero lo que más me impactó fue aquella instalación en las paredes más altas del Museo. Allí pasaban los nombres de cada una de las víctimas. Para volver a ver uno de esos nombres, explicaba un breve texto, debían pasar 730 días. Eso para comprender la magnitud del horror.

Después participé del encuentro. Aquel cierre de año fue emotivo para mí. Estábamos saliendo de la pandemia y algunas historias e imágenes me conmovían especialmente.  

Esa noche pudimos abrazarnos y sacarnos algunas fotos. Pudimos conversar sobre el respeto a la diversidad, sobre la construcción colectiva, sobre el trabajo de sembrar conciencia en los distintos espacios. 

Aquella noche todo tenía coherencia.

Las personas, el lugar, las acciones.

Esos espacios conservan aún el ruido de la resistencia, el olor de la resistencia, el aliento, el calor de la resistencia. 

Y yo sentí que de alguna manera, lo que nosotros hacíamos en las escuelas, con nuestros talleres, nuestras actividades, proponiendo desarmar prejuicios y violencias, era también una forma de resistencia. 

Me fui con la sensación de saber que no estábamos vencidos.

Creo que esos lugares nos sirven para eso, no sólo para recordar el pasado sino para aprender a construir lo que viene.

Porque señores, el camino es el mismo. Si no podemos proteger el legado y transformarlo en lucha, si lamentamos dolores pasados pero no somos capaces de construir la empatía y la solidaridad con los otros en el presente, entonces, definitivamente, todo es mentira.

Cáscaras. 

___________________

Escribí esta serie de textos a lo largo del día.

Había empezado de otra forma.

Había empezado hablando de la rabia.

Me acordé de un sabio consejo de un amigo: "no escribas enojada" me dijo.

Es cierto. Es que a veces la urgencia me empuja a escribir.

Algo así sentí hoy.

Me desperté esta mañana con una noticia que me enojó.

Cuando te enterás que el poder político utiliza las causas más nobles en su beneficio, es indignante.

Y si esas causas las sentís en el cuerpo, es aún peor.

Yo sé que todos habitamos el mundo de formas diferentes pero es indispensable escuchar y construir la empatía. Sino los discursos son puro disparate.

Sino, todo es una mentira.

Cáscaras.


Comentarios

  1. Siempre plasmas,lo que siento....a mi también me pasa por el cuerpo...y eso me preocupa tanto....me da temor.....es ahi ,dónde pienso,que lo único que nos va a ayudar,es el encuentro con Otros .....saber,que somos muchos del otro lado del horror!!!

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    1. Ahí estaremos siempre, en ese encuentro! Abrazo!💚🔥🫂

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  2. Tus palabras atraviesan Clau!! Magnifico!

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  3. Gracias Clau! Pusiste en palabras cosas que siento pero que no podía comunicarlas en forma ordenada. Es así, si empatizamos con unos humanos pero no con otros, es pura mentira. Nos seguiremos encontrando en la resistencia, en la lucha . Abrazo fuerte

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