A rodar y a rodar mi vida
"El lunes empecé patín. Y estoy feliz, con esa felicidad que se te mete adentro y rebalsa por toda tu cara. Hacía rato que andaba con ganas, y Silvana me dio un empujón. Así que fui hasta la baulera y desempolvé mis viejos patines Leccece. Fer los ajustó y me los puse. Empecé a hacer equilibrio, apenas, sobre el parquet. Fer dice que mi cara era la de una nena de diez años, y yo vi, de verdad, en el fondo de su mirada, que miraba a una nena de diez años. Yo creía que mi infancia había sido una verdadera cagada. De verdad. Siempre que me acuerdo es un bajón y agradezco estar aquí y ahora, dónde y cómo yo estoy eligiendo. Pero con los patines es diferente la cosa… porque la pasaba muy muy bien: la calle, la vereda de cemento lisito del almacén mayorista de Toto, que iba bien en bajadita, el viento en la cara, la velocidad, la risa. Y la barrita de chicas que salíamos a andar en patines y los varones que andaban en bici. Estaba bueno… Se lo conté a mi hermana: la muy