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Mostrando las entradas con la etiqueta ciencia ficción

El Eternauta, la escuela, el mundo.

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   No me acuerdo cómo llegué a descubrir El Eternauta, creo que por un amigo. Tenía veintipico y cuando leí esa historia quedé fascinada.   Era una gran novela de aventuras, era una historieta increíble y además, todo ocurría acá nomás.   La nieve mortal, los cascarudos, los gurbos, los Manos, los Ellos.   La lucha feroz, el caos, la organización.   La resistencia.  Qué más se podía pedir. ______________________   De cómo una ficción se convierte en testimonio.  Germán, el escritor, está trabajando en su casa. Es de noche y de pronto levanta la vista y ve algo que lo sorprende. Juan Salvo, el viajero del tiempo, se materializa ante él para contarle una historia. El recién llegado le narra acerca de una terrible invasión, de las muertes y de la lucha de los sobrevivientes. Cuando termina su relato, German comprende que aquel horror aún no ha comenzado y que está por suceder. Desesperado, sale a la calle, con la amarga sensa...

Los desposeídos, de Úrsula Le Guin.

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Durante la cuarentena dos queridas amigas me regalaron la novela Los desposeídos, de Úrsula Le Guin. Tiempo después me contaron, con cierta complicidad, que al saber que la historia giraba en torno a la creación de un mundo utópico, ideal, pensaron en mí. "Pensamos en vos", me dijeron, y yo estoy agradecida de que hayan hecho esa relación. Me gusta que mis amigas me sepan así, que me piensen como alguien que quiere y necesita que juntas cambiemos el mundo. Me gusta, incluso aunque entre en la categoría de la ilusa, la necia, la idealista. Otra cosa importante es que el regalo del libro coincidió también, y esto no deja de sorprenderme, con el momento exacto en que empecé a averiguar sobre la obra de Le Guin. Justamente en esos días había retirado de la biblioteca el mismo título.  Y fue por esos días raros que empecé a leerla, y desde entonces hasta ahora estuve entrando y saliendo de esa historia. De a poco. Me costó leerla. Ya conté en otras oportunidades que desde hace año...

Final creativo

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Ayer les propuse a los chicos de segundo que escribieran una obra de teatro breve sobre una situación en la escuela. La historia podía suceder en el aula, en el recreo, en el baño. Ahí nomás los chicos se pusieron a escribir, en ese silencio lindo que ocurre cuando los ves concentrados.  Pero entonces una alumna se me acercó preocupada y me dijo que no sabía qué escribir porque no se le ocurría nada.  Le expliqué entonces que era un trabajo creativo, que era prácticamente un juego, para divertirse. Le dije que escribiera algo que le gustara, que simplemente se imaginara una situación y la contara. La respuesta fue demoledora : "profe, yo no sirvo para pensar". Hace unos días había escrito sobre un estudiante de primer año que me respondió que no imaginaba nada acerca de una novela que estábamos leyendo en clase. Y luego esto. Son frases que los chicos dicen habitualmente: "No me sale", "no sé", "No puedo". Deberíamos escuchar con atención estas ...