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Mostrando las entradas de junio, 2023

Frío

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Frío. Nada que hacer.  Campera, bufanda, guantes, gorros, poleras, medias, ropa térmica, pullover. Mi cuerpo tiembla, tirita, se acurruca, se contrae, se estremece. Mi cuerpo vulnerable. Si el calor es el despojo, el invierno trae esa fatal necesidad de acumular. Frazadas, bebidas calientes, abrazos. El problema está en que el frío deja a la vista las desigualdades, las asimetrías. Las carencias, la pobreza, las miserias. Ahuyentar el frío. Ahuyentarlo como sea. El frío siempre me trae recuerdos tristes.  La que fui queriendo ahuyentar al frío. Alguien que era yo en una casa inmensa, y alguien que era yo en una noche eterna y alguien que era yo en un abrazo helado. Y el miedo siempre.  El miedo y el frío, que un día se parecen. Cuerpos que tiemblan, vulnerables. Y el gesto desesperado de buscar calor en el fuego peligroso o en los brazos equivocados. El gesto desesperado de buscar calor en el fuego equivocado o en los brazos peligrosos. Había una vez una chica que tenía t...

Jujuy

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En estos días hablamos mucho de Jujuy, de la lucha de su pueblo, de la represión de sus gobernantes. ¿Qué decir más allá de la indignación y de la bronca? Mientras veía las imágenes de las manifestaciones y de la policía reprimiendo, me vino el recuerdo de un viaje de hace tiempo. ___________ Iba a empezar este posteo escribiendo "Hace un par de años". Pasados los cincuenta parece que todo fue ayer pero hacés cuentas y no. Lo que pasa es que ya acumulamos mucha historia.  Entonces, hace un par de décadas, anduve de vacaciones por Jujuy, especialmente por La Quebrada de Humahuaca. Un poco de turista y un poco de visita. Había sido invitada por una querida amiga que por esos años vivía en Tilcara.  Gran antropóloga y gran investigadora, mi amiga estudia la cultura de los pueblos que habitaron estas tierras hace siglos. No tengo demasiada experiencia en andar por ahí, viajando y recorriendo, pero de los pocos lugares por los que anduve, La Quebrada me pareció increíble. Quizás e...

Paternidades

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Si mi viejo viviera hoy tendría 90 años. Me cuesta imaginar cómo sería mi vida con él hoy. Si mi viejo viviera mi vida seguramente sería otra. Muchas situaciones que atravesamos junto a mi mamá, no hubiesen sido iguales.  En los últimos años, la vida junto a mi papá fue muy difícil.  Él era muy difícil.  Con tanta vida sin resolver. Los padres de antes... A veces escucho hablar de los padres de antes y me pregunto si mi viejo se adapta a esa descripción general.  Los padres de antes no hacían esto o aquello. Ya escribí mucho sobre todo lo que mi papá no hizo, sobre lo que no pudo hacer, sobre las violencias que lo atravesaron y lo construyeron. No lo extraño. Pero era mi viejo y muchas veces lo quise. ***** Había algo muy peculiar en mi viejo. Para todo momento tenía una frase, un refrán, un chistes o una copla. ¿De dónde salían? ¿En qué momentos de su historia habrán quedado registradas? Estamos por cruzar una avenida con Juan, el semáforo está en rojo para nosotros...

Temores maternales

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Cuando nació mi hijo y durante larguísimos meses, que a decir verdad fueron años, me sentí muy atemorizada.  "Atemorizada" era una palabra que en ese momento no hubiese podido pronunciar, porque entonces todos mis miedos hubiesen tomado una forma concreta. Además, necesitaba que ningún sentimiento negativo empañase mi felicidad de madre.  Yo era una buena madre, una madre feliz, y no podía, bajo ningún punto de vista, ser una madre atemorizada. Pero como no podía controlar las emociones, aunque no lo dijese, los miedos estaban igual. El primer temor, al menos el que identifico, había estado sobrevolando todo mi embarazo, pero siempre a una distancia prudencial. Sin embargo a los pocos días de haber parido, el temor comenzó a merodear más cerca, sentía su presencia a mi lado, respiraba en mi oído. Finalmente fue una conversación con mi hermana la que terminó de darle forma. Ella también lo había sentido, temor heredado. Me atrevo a decir que fue gracias a esa conversación que ...

Peras al olmo

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Ocho años pasaron desde el femicidio de Chiara Páez, la adolescente que fue asesinada por su novio.  Hoy Chiara debería tener 22 años. Ocho años es mucho tiempo, es demasiado tiempo para que todo siga más o menos igual.  ¿Qué pasó en estos ocho años?  ¿Qué cambió? La verdad, los números, decepcionan y enfurecen.  Nos siguen matando. Los debates siguen girando en torno a las víctimas, cuán culpables o inocentes son y qué hicieron o dejaron de hacer para ser asesinadas. Todo recae en la víctima. Cuidarse, no cuidarse, exponerse, no exponerse, decir, callar. Denunciar es someterse al cuestionamiento, a la burla, al maltrato.  Pero no denunciar genera sospechas y suspicacias. Los hombres, los que ostentan poder, los que opinan en los medios, los que conocemos, parecen no haber reflexionado acerca de todo esto. Somos feminazis, no nos bancamos los chistes, exageramos. Mientras tanto, un jugador de fútbol procesado por violencia de género se saca una foto, junto a los...