Peras al olmo
Ocho años pasaron desde el femicidio de Chiara Páez, la adolescente que fue asesinada por su novio. Hoy Chiara debería tener 22 años. Ocho años es mucho tiempo, es demasiado tiempo para que todo siga más o menos igual. ¿Qué pasó en estos ocho años? ¿Qué cambió? La verdad, los números, decepcionan y enfurecen. Nos siguen matando. Los debates siguen girando en torno a las víctimas, cuán culpables o inocentes son y qué hicieron o dejaron de hacer para ser asesinadas. Todo recae en la víctima. Cuidarse, no cuidarse, exponerse, no exponerse, decir, callar. Denunciar es someterse al cuestionamiento, a la burla, al maltrato. Pero no denunciar genera sospechas y suspicacias. Los hombres, los que ostentan poder, los que opinan en los medios, los que conocemos, parecen no haber reflexionado acerca de todo esto. Somos feminazis, no nos bancamos los chistes, exageramos. Mientras tanto, un jugador de fútbol procesado por violencia de género se saca una foto, junto a los otros jugadores, con el