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Mostrando las entradas con la etiqueta Alfonsina Storni

La culpa de todo la tiene el feminismo

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 _ ¡Pero qué linda estás! _ escucho en el pasillo. Es la voz de Marcela, inconfundible. Todos los martes, visita a su tía. No falta nunca. A veces nos cruzamos y conversamos un rato. Marcela cuida a su tía desde hace años, se ocupa de su bienestar, de las compras, de su salud. _ El problema es que estoy sola con todo_ me dice con cara de cansancio_ ¡y eso que somos tres hermanos! Marcela tiene dos hermanos varones, pero ellos no se hacen cargo. Saben que para la tía son su única familia, pero por suerte está la hermana que se ocupa. Conozco varias historias como esa. Incluso sé de ex nueras que cuidan a sus ex suegros porque nadie más se ocupa. Somos las que sostenemos, las que nos ocupamos de cuidar. Así nos enseñaron y así aprendimos. Hace tiempo escribí algunas reflexiones acerca de nuestra educación como cuidadoras así que no me voy a extender en ese tema. Ese no es el punto. De lo que quiero hablar es de la trampa, porque sí, hay una trampa, y reside en hacernos creer que eso que

Creando redes

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Tiempos de reencuentros. Tiempos de abrazos, de conversaciones largas y de carcajadas cómplices. Los encuentros con amigas. Eso estuve haciendo. En las últimas semanas me estuve reencontrando con muchas de mis amigas. Las cotidianas, las de toda la vida. Amigas. Encuentros y reencuentros gratificantes, felices y sobre todo, energizantes. Juntarnos con amigas es parte de un proceso de sanación que algunas comenzamos a recorrer no hace tanto. De verdad. No quiero sonar cursi, pero qué me importa, lo digo y lo repito hasta el cansancio: Creo firmemente que juntarnos con otras mujeres, amigas, compañeras, es una acción absolutamente reparadora. En estos años, especialmente desde el nacimiento de mi hijo, los lazos entre pares se volvió vital para mí. La solidaridad, la escucha, la contención, la complicidad que sentí hasta hoy, todo eso me resulta necesario para seguir adelante. Y este fue un descubrimiento, una revelación casi. Crecí escuchando a varones, y especialmente a mujeres, hablar

Alfonsina y El amo del mundo

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Durante décadas nos ofrecieron la imagen de Alfonsina como una mujer sufrida. Siempre es conveniente que sintamos pena y no admiración. La admiración nos invita a imitar, la pena en cambio propone la distancia y la compasión. Me dirán que su suicidio prueba su sufrimiento y yo digo que su suicidio fue otra forma de amar la vida, cuando le diagnosticaron cáncer y eligió cómo y dónde quería morir, sin sufrimiento ni agonía. Estoy conociendo a Alfonsina por su obra, y cada vez me resulta más divertida y aguda, más irreverente, más atrevida.  Alfonsina le escribió al deseo, al placer, a la emoción. Alfonsina, la loba solitaria que se burló de todo y de todos. No importa que la hayan tratado de ocultar bajo un manto de solemne distancia. No importa que una gran parte de su obra no se haya difundido.  No importa. Porque tarde o temprano encontramos la huella de la loba. La loba, salvaje, solitaria y libre. Como con esta obra, El amo del mundo, que hasta hace poco desconocía. Me topé por prim

Alfonsina, la loba

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Hoy, hace 129 años nacía Alfonsina, la loba entre los corderos. A Alfonsina la descubrí hace mucho tiempo, en la escuela primaria, cuando me enseñaron la poesía "Yo en el fondo del mar" y yo aprendí a recitarla de memoria. Así decía la poesía: En el fondo del mar hay una casa  de cristal. A una avenida de madréporas da. Un gran pez de oro, a las cinco, me viene a saludar. Me trae un rojo ramo de flores de coral. Duermo en una cama Un poco más azul  que el mar. Por entonces mi maestra no me contó que ese mar era la representación de una despedida, de un final, porque la autora ya había elegido cómo iba a morir y sería adentrandóse en el mar. De la historia de Alfonsina no se hablaba en la escuela. Y cuando se hablaba se hablaba mal, con ribetes de culebrón mexicano de los años '70: la mujer con una vida difícil, la que tuvo un hijo de soltera y después de eso se suicidó.  Casi como si una cosa fuera consecuencia de la otra. Me llevó muchos años empezar a conocerla y saber