Entradas

Mostrando las entradas de enero, 2023

Aquellos veranos

Imagen
Cuando era chica disfrutaba muchísimo mis vacaciones de verano. En mi recuerdo era un momento de descanso realmente largo. Eso para mí era muy importante, porque de verdad la escuela no me gustaba ni un poquito y cada vez que podía, fingía estar enferma para poder faltar. Pero por suerte en ese tiempo a nadie se le había ocurrido aún sumar días de clase ni períodos de orientación, de recuperación o de intensificación. Por otra parte, la secundaria estaba demasiado lejos y no sabía de materias que rendir en diciembre. Así que para los que éramos chicos las vacaciones comenzaban oficialmente en los primeros días de diciembre y finalizaban recién cuando empezaba marzo. Tres meses duraban las vacaciones, la cuarta parte del año. Genial. Verano en la vereda La primera imagen que se me aparece de las vacaciones, es la vereda de mi casa, con sus baldosas color arena recibiendo el calor del sol en una mañana luminosa. Como dije, en diciembre empezaba el descanso, aunque ese descanso tenía cier

Maternar en vacaciones

Imagen
En la parada hay una cola larga. Parece que hace un rato que el colectivo no pasa. _ ¿Te fijaste que son todas mujeres con chicos? _me dice mi amiga. No me había dado cuenta, pero ahora presto atención y veo que tiene razón. La mayoría son chicas jóvenes. Pueden ser madres, tías, o hermanas mayores. Mujeres con niños de la mano, en brazos, o corriéndolos y llamándolos por ahí. Y yo también.  Estoy con mi amiga y con mi hijo. Soy una más. En las vacaciones las calles, las plazas, los cines, los bares de comida rápida, todos son ámbitos ocupados por cientos de chicos y de mamás. Con mi amiga recordamos las quejas que tantas veces hemos escuchado. Esta invasión infanto maternal produce revoleo de ojos, comentarios despectivos, chistes. Para ser sinceros, me recuerdo a mí misma en esas quejas, cuando aún no era madre. Las madres y los niños son como una plaga para los demás, una plaga inmensa, que avanza con su bochinche de gritos, risas y berrinches a cuesta; persiguiendo a los pibes que

Retazos: el presente del pasado.

Imagen
Siempre igual. Cada vez que proponemos que hay que revisar el pasado, nos chocamos con cuestionamientos diversos. Hay quienes dicen que si miramos demasiado para atrás corremos el riesgo de no avanzar. Nos advierten que el problema de los nuevos tiempos es precisamente esa obsesión que tenemos por analizar demasiado lo que ya pasó ¿y para qué? nos preguntan. El pasado es eso, pasado, y hay que dejarlo en paz. Esta necesidad de enterrar el pasado en el pasado se sostiene en la premisa de que nuestra historia personal depende únicamente de nosotros; y que lo que hacemos o lo que nos pasa es forjado solo por nuestra voluntad, con nuestra divina capacidad para generar y para superar los obstáculos. Nos recomiendan entonces sacarnos la mochila de encima, arrojarla al costado del camino, o enterrarla, y así viajar más ligeros. Según estas premisas, no hay nada hacia atrás que pueda definir nuestro presente. Nada que indagar, nada que saber. Somos lo que queremos ser, no importa qué haya ocur

Desengaños

Imagen
De pronto una diosa, tan bella y distante, pasea sus imperfecciones entre los mortales. Despechada, celosa. Su dolor la coloca ahora en un plano más humano.  Yo creo que su canción, lejos de ser un himno, es una mezcla rara de algunas emociones que aprendimos a transitar obedientes sin saberlo. No tengo ganas de juzgar. Hoy no. Creo que todas, o casi todas, pasamos alguna vez por ahí. I. El primer desengaño sentimental llega sin que entienda demasiado. Tengo 24 años. Soy muy joven y me creo todo lo que me dice. Dice que me ama y que nunca me va a mentir. Hace un tiempo que convivimos. Todo se apresuró cuando él se quedó sin trabajo y se vino a vivir a un garaje en el fondo de la casa de mis viejos. Yo creí que mi deber de mujer era bancar los trapos, algo así decía mi mamá, así que acepté la situación. Creo que el amor se me terminó al poco tiempo, pero no me paro a pensarlo. Acepto que esta es mi historia. Él parece frágil y yo prácticamente lo adopto sin preguntarme demasiado.  Pero

El juicio a los rugbiers y la espectacularidad mediática

Imagen
Empezó el juicio a los rugbiers que golpearon a Fernando hasta matarlo. Las filmaciones que circulan por todos lados muestran el ataque.  Las imágenes de los imputados y el rostro de Fernando ocupan todos los noticieros. Los periodistas cuentan detalles, opinan, juzgan, se indignan. La gente en las redes, en la calle, también se indigna. Todos estamos indignados.  Mataron a un chico, un pibe que simplemente fue a bailar, y eso es imperdonable. "Le dijeron negro de mierda", se indignan todos, en la tele, en la radio, en las redes, en la calle. Se indignan por el asesinato despiadado, por los insultos racistas. Todos estamos del lado de los buenos. Pero hay algo que no cierra. Hay algo de hipocresía en esta indignación colectiva, algo de fórmula repetida que funciona. Como si fuera una película, tenemos todos los elementos para tomar partido en contra de los acusados. Sólo que esto no es una película, y en la vida real pocas veces los chicos como Fernando son defendidos de la v