Cobra kai




Fascinada con Cobra Kai. 

Estoy empezando la segunda temporada y, como muchos de mi generación, soy una vieja admiradora de las películas de Karate Kid, así que poder disfrutar de todos los guiños que nos ofrece la serie está buenísimo.

Pero además esta producción tiene algunos hallazgos, por ejemplo que la historia esté contada por el perdedor, por el villano, por el personaje más cuestionado.

Y qué pasa cuándo el villano nos cuenta que él es también una víctima?

El personaje de Johnny es impresionante. Su mirada es casi la de un niño, es una mirada todo el tiempo confundida, titubeante, como si buscara permanentemente algo que se le perdió.

La vida quizás.

La serie nos cuenta acerca de luces y oscuridades.

Hasta dónde estamos condicionados por nuestra historia?
Qué pasa cuándo un niño es maltratado y desvalorizado? 

Qué pasa cuando le falta la mirada atenta y amorosa de los adultos, esa mirada que nos constituye, esa mirada que nos guía, que nos invita de pequeños a pensar en quiénes somos y quiénes queremos ser, en cuáles son nuestros gustos, nuestros sueños y nuestros deseos?

Ahora que lo pienso, creo que lo que más me gusta de la serie es que muestra el poder que se genera en el vínculo entre docentes y alumnos, ese lazo que se construye y que puede ayudar a los pibes a encontrarse en alguna parte de esa mirada adulta.

Porque ese niño que fue Johnny (o el niño que es Robby hoy, como un heredero de ese mecanismo perverso) se parece a muchos otros chicos que conocemos, niños enojados con la vida, niños olvidados, invisibilizados. 

Las escuelas están llenas de pibes así, pibes que buscan una mirada adulta que los descubra y que los interpele.

Y claro, en ese intercambio, nosotros, que alguna vez fuimos niños y que muchas veces sentimos la soledad, el temor y el desamparo, nosotros digo, también nos descubrimos y nos reencontramos en sus miradas.

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