La escuela rota

Érase una vez el frío

Cuando estoy yendo para el aula de sexto leo los mensajes en el celular. La preceptora y la profesora de la hora anterior me avisan que los chicos están abajo, en el patio. 

Cuando bajo me encuentro con varios cursos, cuatro o cinco grupitos por aquí y allá.

Es un día frío pero el sol los cobija.
 
Están ahí, a la intemperie, porque afuera el sol abriga más que las paredes del aula.

Yo vengo de dar clases y tengo las manos congeladas. Justo en esa ala de la escuela no entra una gota de sol.

No te imaginás el frío que hace en un aula. 

Pensá en una habitación en la que todo es
frío: cemento, chapa, baldosas, bancos. No hay cortinas, ni alfombras ni nada. Pensá que esa habitación está vacía horas y horas. A veces el viento se filtra por las fisuras de las puertas o de los ventanales, a veces se llueve en algún rincón. Pensá que los chicos entran a esas aulas heladas a primera hora de la mañana. 

Ahora te pido que pienses algo peor. Pensá que en esas aulas no hay estufas ni caloventores ni nada. 

Son las 7,30, a los chicos y a los docentes les espera una jornada completa en ese lugar.

Estamos ahí, frotándonos las manos, con las camperas puestas.

¿Pensaste que se siente, además del frío?
¿Qué sentirán los pibes?
¿Esto es lo que merecemos para estudiar?
¿Y nosotros, los docentes?
¿Esto es lo que merecemos para trabajar?

¿No te parece sumamente expulsivo estar sentado ahí por horas?

Te aseguro que no hay amor ni buena onda ni imaginación que pueda reemplazar la sensación de que no le importamos ni un poquito a nadie.


El cuándo y el cómo de las obras

Bueno, hasta acá un estado de situación.
Ahora la pregunta.

¿Por qué no se hacen las obras correspondientes en las escuelas?

Alguien me va a decir que a veces se hacen obras, y va a tener razón.

Después de varios meses de reclamos por parte de los directivos, los estudiantes, los docentes y las familias, en ocasiones, comienzan a realizarse arreglos.

Estos arreglos también son un reflejo de un estado de situación lamentable.

Me viene ahora el recuerdo de aquella escuela en la que, después de muchos reclamos de toda la comunidad educativa, hubo una licitación y luego una empresa fue adjudicada para iniciar los arreglos. Las obras comenzaron en noviembre. Terminaron las clases, llegaron las vacaciones y en febrero entramos expectantes para ver cómo había quedado todo. Pero todo estaba igual que en diciembre. Igual. Hasta el agujero en el techo seguía igual.
En todo el verano no hubo ningún trabajo.

Así es habitualmente. Por lo general los trabajos de infraestructura se realizan durante el año escolar, con los chicos en las aulas.

Martillazos, golpes, gente yendo y viniendo.

Ni en los recesos escolares ni los fines de semana. 
Ni siquiera durante el año de cuarentena con los edificios desocupados.

No.

Las obras se hacen en horas de clases.
Así importamos.

De nada vale que se haya comenzado a reclamar un arreglo con tiempo, pues por más precavida que sea la dirección de una escuela, todo se hará tarde, cuando ya debería estar resuelto. 

Y sí. Es cierto. Obras se hacen.

Es más, hay escuelas en las que se hizo cuatro o cinco veces la misma obra.

Sí sí, la misma obra.

Te pregunto a vos, a ver si me podés entender: si en tu casa se rompe un caño, si hay una pérdida, si el techo se llueve ¿Cuántas veces se arregla?

Y sí, por supuesto, un caño se rompe una vez. Después puede romperse otro tramo, pero nunca el mismo.

En las escuelas, sin embargo, las cosas se vuelven a romper, una y otra vez.
Una...
Y otra vez.
Una...

Culpa de los chicos, dicen. 
Destructores, dañinos.

Lo que no dicen es que la calidad del trabajo debería soportar el uso diario de los chicos.
Lo que no dicen es que lo que falta es mantenimiento.

Lo que no dicen es que, en la agenda educativa, la escuela pública ocupa el lugar que vemos y sentimos cada día.


Políticas educativas 

¿A qué gobierno perverso se le ocurre permitir que los chicos estudien en esas condiciones?

En algún tiempo creía ingenuamente que el estado de las escuelas era pura desidia, desinterés. Hoy, cerca del final de mi carrera docente, lamento ver que lo que no se hace es parte de una serie de decisiones políticas en las que todos los gobiernos coinciden.

Este estado de situación es el que corresponde a la educación pública que se proyecta. La desinversión, el abandono, son decisiones políticas.

Ojo, no es nuevo, no es de ahora.

Allí está el recuerdo de Sandra y Rubén. Morir por una fuga de gas. Qué horror.

Y más atrás también.

Desde que empecé a trabajar en escuelas públicas veo aulas rotas, destruidas.

Ningún gobierno se ocupó de resolver nada, ni el que nos miraba con asco ni el que dice defendernos.

Las escuelas siguen rotas.

En muchas escuelas no hay gas, en algunas sí pero no hay estufas y en otras hay gas y hay estufas pero están rotas.

Los funcionarios de turno dirán que el problema es económico, que no hay plata para mejorar las escuela pública. 
Esos mismos funcionarios dirán también que es un orgullo ver el esfuerzo de los pibes que estudian, a pesar de todos los obstáculos.

Lo que no dirán, esos funcionarios, lo que no dicen, es que, para sus propios hijos, para sus sobrinos, para los hijos de sus amigos, para todos esos niños, no hay un "pese a todos los obstáculos". Para esos niños, el mundo escolar es otro, muy distinto al de la escuela pública.

Lo que no dirán, lo que no dicen,  es que el problema es político.
A qué se destinan los recursos, cómo se destinan y por qué, son cuestiones políticas.

Lo que no dicen, por ejemplo, es por qué el estado sigue subsidiando a las escuelas privadas en lugar de mejorar las escuelas públicas.

Que los chicos y los docentes tengamos frío en las escuelas públicas es una decisión política.

Queremos, exigimos, merecemos, para todos los niños, y para los docentes también, espacios escolares placenteros, seguros y cuidados.


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Comentarios

  1. Frío, fríos. Así son los que no la quieren ver ni sienten

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  2. Lxs pibes y nosotres merecemos lugares confortables. El seguir pasando frío año tras año, indica la poca inversión , indica como vos decís que no importa la educación.

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    1. Exacto, indica en qué lugar ubican a los pibes de la escuela pública.

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  3. Tal cuál Clau una fiel radiografía de lo que vivimos los que transitamos la escuela pública!!

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