Sobre mi viejo en su día

Mi viejo.

Empecé este posteo escribiendo y borrando la primera línea al menos diez veces.

Mi viejo era... no empieces diciendo lo negativo; no, tampoco; mmm... ¿te parece decir eso?

Durante los últimos años de su vida lo cuidé poco, todo lo que se dejó cuidar. Acompañarlo al médico para que no mintiera los síntomas, aconsejarle, retarlo cuando se descuidaba. Pero me doy cuenta que durante años después de su muerte, lo seguí cuidando. Cuidé su recuerdo, su imagen, la opinión de los demás, mi propia opinión.

Me llevó años poder decir/me todo lo que (me) hizo mal, y aún así me doy cuenta que cada vez que empiezo a contar, en seguida relativizo, atenúo, suavizo.

"Me pegaba" digo "pero algunas veces, no siempre".

Intentaré hoy contar sin filtros, lo que puedo y lo que me sale.

Mi papá hablaba fuerte, y gritaba. Tanto gritaba y tan fuerte que nuestros amigos le tenían miedo, tanto y tan fuerte que, decía la sicóloga, de chica temblaba cuando me miraba enojado.

Me acuerdo de las veces que me pegó. Tenía una mano pesada y fuerte. Es verdad que no fue siempre, pero recuerdo unas cuantas palizas, por dolorosas y por humillantes. Una vez, en presencia de mis primos y mis tíos, me llevó a las patadas desde la cocina hasta mi pieza. Yo tenía 10 años y había abierto la heladera descalza.
Otra vez fue a los 15, y a los 7. No importa. Tengo la imagen de sus ojos inyectados en sangre, sus "ojos de maldito" como escribí en mi diario.

Lo que importa es que después de muchos años pude empezar a pensar en todo eso. Mucho tiempo después pude empezar a entender cómo esa relación me construyó y me construye como mujer, en mis vínculos cotidianos. Y muchísimo tiempo más tarde pude empezar a perdonar.

Mi viejo no fue un hijo sano del patriarcado, como suele decirse siempre.
Nunca entendí esa frase.
Mi viejo no estaba sano.
Mi viejo fue un hombre que no pudo.

No pudo demostrar el amor.
No pudo disfrutar sus emociones.
No pudo contener su impotencia, su bronca.

No pudo.
Comía, fumaba y se enojaba de manera desmesurada.

Su amor para mí eran pequeñas señales intermitentes. Señales a las que me aferraba con la certeza de saber que, de alguna forma, me amaba.

Pese a mis pedidos mi papá nunca iba a buscarme a la parada de colectivo o a la estación cuando volvía tarde. Pero cuando estudiaba periodismo, cada noche, yo doblaba la esquina y ahí lo divisaba, sentado en la parecita del cantero, esperándome para fumar un pucho juntos antes de entrar.

De él heredé su pasión por la literatura, aquella biblioteca que ocupaba cuatro paredes de libros en doble fila. Esa biblioteca que era su orgullo y que fue mi tesoro durante todos los años de facultad. Me acuerdo cómo se ofendía si tenía que comprar un libro porque allí no lo encontraba.

Me acuerdo de esas y algunas otras buenas historias.

Como dije, ya perdoné.
Años de terapia, conversaciones amorosas con mi hermana y finalmente el feminismo.

No soy feminista porque tuve un padre que me pegaba, como dice alguna pseudo periodista lamentable por ahí. Soy feminista porque pude contar que tuve un padre que me pegaba.
Aunque primero, antes de contar, tuve que aprender a reconocer mis propios dolores.

Poner en palabras, es más nuevo todavía.

Supongo que lo que uno vivió no desaparece por decirlo. Algunos recuerdos siguen doliendo y aún me producen vergüenza.

Pero contar es un bálsamo.
Contar aclara, redefine.

Contar corporiza los miedos, es cierto, pero aleja sus fantasmas. Lo que no se nombra flota en el aire, contamina todo.
Contar invita a los demás a decir, a no guardar.

"Para que adentro nazcan cosas nuevas", como dice la canción.







Comentarios

  1. Como no acordarse de Don Jaime , el papa de mis amigas , el papa que fumaba mirando la tele , el papa que hablaba en voz alta y que como vos bien decís ...."No pudo demostrar el amor.No pudo disfrutar sus emociones".......pero sabes que :no pudo y en ese no pudo nosotras sabemos bien en el fondo nos amaban a pesar de no poder expresarlo ,( pongo amaban por que fue una generación de padres que realmente no podían expresar sus sentimientos incluyo al mio tambien ) ,te leo con tantas ganas , con tantos recuerdos de la casa cerca del golf que se me llenan los ojos de lagrimas , te quieroooooooooo

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

DEJAME TU COMENTARIO!😌

Entradas más populares de este blog

Una soledad propia

Como sapo de otro pozo

La alegría es un derecho

Yo, docente

Cien años de amor

Hasta siempre Rafa. La voz y el alma.

Araceli

Pedacitos de poesía

El vulgar irreverente

Territorio: donde nombro al recuerdo