De maternidades y prejuicios (acerca de la detención de las siete mujeres Mapuches)

Esto paso hace varios años. Una tarde viajaba con Juan en tren. Hacía calor y Juan, que debía tener dos o tres años, estaba especialmente inquieto. Durante todo el trayecto se estuvo parando en el asiento, gritando y saltando. A mí no me daban los brazos para sostenerlo y miraba a mi alrededor con bastante culpa porque sentía las miradas de todos los pasajeros.

Pero entonces entró esta otra mamá, con un bebé en brazos y dos nenes a su lado. Se sentó justo al otro lado del pasillo. Al igual que Juan, los chicos gritaban y se paraban. Pero entonces empecé a ver a mi alrededor los gestos de reprobación, las miradas cómplices y el comentario que llegó como un susurro de uno a otro: "son unos negros villeros".

Éramos dos mamás. Y nuestros hijos jugaban de manera bastante parecida.

Pero Juan era rubio y los otros chicos eran morenos. Marrones, como se dice ahora.

Tantas veces había sentido la incomprensión y los prejuicios de la sociedad sobre mi maternidad, pero nunca había tenido que soportar miradas y comentarios como los que vi y escuché ese día.

Ser mujer y madre significa,  en muchos casos, ser excluida, tanto en relación a posibilidades laborales, como a espacios físicos y otras cuestiones.
Pero después está todo lo demás.

Ser madre, mujer, pobre, morena, originaria.

En general las personas no andan por ahí admitiendo que son racistas o que discriminan. Entonces suelen aclarar que el problema no es con tal o cual colectivo sino con personas particulares por tal o cual situación. Así se justifican.

Pero lo que no pueden evitar es el gesto, la mueca, la mirada. Eso los delata.
Delata el asco, la indignación, el desprecio.

¿Por dónde empezamos a hablar del desprecio con el que construimos nuestra mirada hacia los grupos marginados?

¿Por dónde empezamos a hablar de cómo aceptamos la maternidad edulcorada de las publicidades, y del desprecio con el que juzgamos a las otras maternidades, las que se alejan de ese modelo tan rubio, tan blanco y tan clase media?

¿Por dónde empezamos a pensar en qué lugar nos posicionamos, si hasta el presidente dice con absoluta liviandad que todos nosotros descendemos de inmigrantes europeos?

¿Por dónde empezamos, si aceptamos pasivamente  la violencia institucional sobre un grupo de mujeres que defienden su historia, sus vidas, sus familias?

¿Por dónde empezamos si un gobierno y otro ejercen por igual la represión contra todos los que molestan al sistema?

¿Por dónde empezar a construir nuestra lucha, una lucha que sea solidaria con todas las otras luchas, una lucha que abrace y que contenga todas las luchas?

¿Por dónde, por favor por dónde?


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