Mi viejo. Empecé este posteo escribiendo y borrando la primera línea al menos diez veces. Mi viejo era... no empieces diciendo lo negativo; no, tampoco; mmm... ¿te parece decir eso? Durante los últimos años de su vida lo cuidé poco, todo lo que se dejó cuidar. Acompañarlo al médico para que no mintiera los síntomas, aconsejarle, retarlo cuando se descuidaba. Pero me doy cuenta que durante años después de su muerte, lo seguí cuidando. Cuidé su recuerdo, su imagen, la opinión de los demás, mi propia opinión. Me llevó años poder decir/me todo lo que (me) hizo mal, y aún así me doy cuenta que cada vez que empiezo a contar, en seguida relativizo, atenúo, suavizo. "Me pegaba" digo "pero algunas veces, no siempre". Intentaré hoy contar sin filtros, lo que puedo y lo que me sale. Mi papá hablaba fuerte, y gritaba. Tanto gritaba y tan fuerte que nuestros amigos le tenían miedo, tanto y tan fuerte que, decía la sicóloga, de chica temblaba cuando me miraba enojado. Me
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