Despedida

Y me fui nomás.

Sin más vueltas.

Casi de querusa me fui.

Sin grandes despedidas, sin aula ni chicos ni últimas actividades. Así me fui.

Cerré la puerta y salí.

Ahora mismo, mientras escribo esto, estoy del otro lado de la puerta por primera vez.

Nunca antes había estado acá, del lado de los "improductivos del sistema". 

Dueña de mi tiempo.

Creo que lo más parecido fueron aquellos meses de licencia cuando tuve a mi hijo. Pero no, porque en ese momento el tiempo tampoco fue mío. Era todo para él. 

Desde los diecisiete años y hasta hace sólo un mes, con tropiezos y dificultades, con trabajos precarizados y explotadores, con sacrificios gigantes, con muchísimas torpezas e inseguridades, desde entonces, mi tiempo se rigió con los horarios del trabajo. 

Nada fue fácil pero lo logré.

Acá estoy.

Acabo de cerrar la puerta y siento que un nuevo tiempo me espera.

__________

Trabajar por un sueldo.

Era lo que más deseaba a los diecisiete años.

No me importaba que el pago no fuese lo esperado; mucho menos me interesaba la posibilidad de progresar o de recibir un ascenso en un determinado trabajo. 

Lo único que anhelaba, sinceramente, era un sueldo estable que me permitiese colaborar en casa y comprar los apuntes de la facultad, viajar en colectivo y comer algo cuando estaba todo el día afuera. 

La economía de mi hogar, ya lo conté otras veces, siempre me resultó frágil y precaria. Aún en mi infancia, cuando vivíamos holgadamente, de alguna forma percibía que eso no iba a durar.

Y no duró.

Para cuando empecé la facultad ya había pasado por varias experiencias laborales y había fracasado en cada una de ellas.

Recepcionista, secretaria, empleada en una fotocopiadora.

Nada de eso era lo mío.

¿Y qué era lo mío?

Leer. 

Lo mío era leer, já.

¿Y quién iba a pagarme para leer?

Escribir también era lo mío. Escribir me gustaba desde chica, pero ahí estaba más tímida, más insegura. Tuvieron que pasar muchos años para que pudiese disfrutar esto que estoy haciendo en este instante.

Pero yo necesitaba trabajar, y necesitaba hacerlo cuanto antes. Era la única garantía que tenía de seguir estudiando. 

Así que insistí. Durante esos años me sentí muy miserable. Todos los trabajos que tuve eran precarizados, mal pagos, en todos fui maltratada. 

Fue por esa época que me enteré que la carrera me ofrecía el título de profesora. La verdad es que nunca había pensado en la docencia como posibilidad. Pero un día, una compañera me ofreció reemplazarla en su trabajo, precisamente en una escuela, y más específicamente, en una escuela privada y religiosa.

Necesitaba trabajar.

¿Qué tenía que perder?

Así empecé en la docencia, enseñando lengua y literatura en una escuela de curas y un tiempo después, en una escuela de monjas que estaba enfrente. 

"Si te preguntan de dónde es tu apellido, vos les decís que es polaco y listo."

Le hice caso. El apellido de ella era parecido al mío, así que no dudé en seguir su consejo. Después no la volví a ver más, y me da rabia porque hoy no puedo acordarme ni de su nombre. Pero su intervención marcó el comienzo de esto que hace un mes quedó atrás.

Cuántas personas en nuestras vidas pasan así, fugazmente, y lo cambian todo.

Esos años fueron divertidos. Empecé a enseñar mientras aprendía. 

Recuerdo de la escuela de monjas un curso de chicas muy alegres y cariñosas a las que bauticé "El aquelarre". Eran mis brujas decía y cuando me fui me regalaron un montón de cartas que guardé en una carpeta por años.

Era 1994, tenía veintitrés años y recién empezaba a abrir la puerta para recorrer este camino que me llevó treinta años.

_________________

Yo no llegué a la docencia por vocación. 

Siempre me gusta decir que a la docencia llegué por casualidad. 

En realidad empecé a enseñar para poder estudiar. Esa y no otra fue mi motivación. 

Porque yo había elegido estudiar aquello que me apasionaba, aún sin saber de qué iba a trabajar en el futuro. 

Podría haber sido cualquier cosa. Y fue la docencia. 

Quizás podría haber sido periodista o escritora. Pero creo que no tuve tiempo ni posibilidades de jugar y probar. En mi casa mi aporte se hacía cada vez más necesario y la docencia me permitió una salida laboral rápida y duradera, algo de lo que una señora ministra se horrorizó hace un par de años.

Es cierto lo que digo. Cuando empecé a estudiar Letras no me interesaba ser docente.

Pero de a poco me fue gustando.

Como sucede con algunos amores, están aquellos que son puro fuego desde el comienzo y están esos otros que construyeron de a poco y con ternura el calor que los une.

Así fue la docencia para mí. Fue un amor lento, construido con paciencia y cuidado; a veces pleno y a veces esquivo. Y en los últimos años, a decir verdad, nuestros lazos empezaron a resquebrajarse.

_______________________

Pero fui docente a conciencia, con enorme responsabilidad y mucha voluntad, que a veces sirve para enmendar las limitaciones personales. En los treinta años de trabajo traté de llevar mi pasión por la literatura al aula y de contagiar a los pibes y a las pibas. 

Hubo veces que lo logré y fue divertido.

______________________

Durante años, mientras estudiaba, enseñé en escuelas privadas y en institutos. Ahí sólo tenía que presentar el curriculum y el certificado de alumna regular. Para trabajar en el Estado era más difícil, tenía que tener el cincuenta por ciento de las materias aprobadas. 

 El día que finalmente pude asistir a un acto público y tomé mis primeras horas en escuela pública sentí cosquillas en la panza y una emoción parecida al orgullo. Recién ahí sentí que pertenecía al mundo docente. Era como si alguien me dijera "ahora sí, era por acá".

La escuela quedaba en Villa Maipú y era primaria. Yo acababa de tomar un noveno grado, ese sinsentido que fue el invento menemista de extender la primaria.

El primer día de clases llegué muy oronda. Yo estaba muy nerviosa y después de presentarme les propuse a los chicos un trabajo escrito a modo de introducción. Cuando recogí las hojas empecé a leer: "Su pelo es feo y esta duro", decía uno; "Es fea y sucia", decía otro. A mí me parecía que mi pelo estaba bien y además me había bañado antes de salir.

¿De dónde tanto enojo? ¿Por qué?

Esa es una de las tantas preguntas que me acompañaron por años.

No sé si las pude responder a todas.

Pero sé que a veces los chicos vienen a la escuela con toda la rabia que arrastran, porque en ocasiones la vida es difícil y somos los docentes los que recibimos ese enojo.

Porque a veces la escuela es una traba, una pared inmensa en lugar de un camino.

Y paradójicamente, casi sin darnos cuenta, somos nosotros, los docentes, los garantes de que esa pared esté ahí.

Destruir la pared que destruye al chico, o intentar la locura de construir puertas en medio de los paredones.

Y enfrentar la rabia.

Hay que estar muy armado para que la rabia no se te pegue, para no reaccionar con más rabia, para no sufrir con dolor ante el desprecio.

Hay que estar muy armado para no hacer ni decir una burrada.

Sé que en ocasiones me ganó la bronca o la tristeza. Tengo el recuerdo de la sangre en las mejillas, el pulso latiendo fuerte y la lengua filosa.

A veces la docencia es un aprendizaje de autocontrol y autoconocimiento.

___________________

Trabajar con chicos me permitió también ver y sentir el mundo desde lugares diferentes. 

Los docentes en la escuela secundaria pública trabajamos con chicos de diferentes edades, diferentes realidades socioeconómicas, diferentes países, diferentes orientaciones sexuales, diferentes religiones. 

Los docentes de escuela pública trabajamos cada día con la diversidad. No nos lo cuenta nadie, la atravesamos.

No existe ningún otro lugar que reúna y construya tanto desde la diversidad. 

Por eso trabajar en la educación pública y militar la educación pública para mí fue casi lo mismo. 

Ese es otro gran temor de las derechas, el profesor militante, el profesor que adoctrina, que impone ideas.

Es irónico, porque las veces que supe de situaciones de autoritarismo o de imposiciones violentas, siempre se trató de docentes o directivos de derecha.

Los docentes que militamos la docencia no imponemos, conversamos.

De hecho, en más de una oportunidad, el intercambio con un grupo de estudiantes me hizo ver las cosas de otra manera. Es mucho lo que aprendí, lo que modifiqué, lo que corregí por estos intercambios.

Es que en la docencia, cuando construimos puertas donde hay muros, todos aprendemos.

_____________________

En algún momento llegó Carcoveando, una experiencia increíble, mágica, irrepetible. 

Carcoveando fue un proyecto que me marcó en el ADN no sólo en relación a la docencia sino también en lo que espero de la vida, de la militancia, del arte, de la palabra, del mundo.

Fue junto a mis compañeros y con los chicos, en una escuela ubicada en un barrio humilde, olvidadísimo, que soñamos y dimos forma a un libro de cuentos escrito por los chicos.

Creo que fui afortunada, creo haber estado en el lugar correcto en el momento indicado.

El nuevo gobierno acababa de escindir de la primaria a los séptimos, octavos y novenos para crear las secundarias básicas. Las SB funcionaban bajo el mismo techo que las primarias de las que se desprendían, pero tendrían nuevos directivos.

En nuestra SB, por un tiempo no hubo directivos. Así que durante varios meses estuvimos acéfalas y trabajamos casi como una cooperativa, guiadas por el compromiso.

Era nuestra escuela. Nuestra.

Se nos ocurrió entonces construir una herramienta para estimular las ganas de escribir y a la vez posibilitar que la palabra fuera escuchada.

Un libro.

Proyectar, armar entre varios, generar producciones tangibles para los pibes.

Los proyectos y especialmente los proyectos en equipo revitalizaron mis ganas de enseñar y creo que revitalizan las ganas de aprender de los chicos. 

Escribir para que alguien lea.

Contar para que alguien escuche.

Es por ahí, sin dudas.

___________________

Aprendí a hacer proyectos con otros. Con todas las dificultades que esto implica. Porque el sistema educativo, al menos en la secundaria, no está preparado para eso.

No está preparado para que nos capacitemos ni para que nos hagamos preguntas.

No está preparado para que nos encontremos y organicemos.

No está preparado para promover acciones fuera de las cuatro paredes del aula.

Teatro, conversatorios, películas, herramientas maravillosas y muy difíciles de implementar en las escuelas. 

Autorizaciones que no llegan, equipos de sonido que no funcionan, falta de recursos económicos, espacios físicos deteriorados y podría seguir.

Lo único que me queda para decir es que todas esas experiencias escolares son fundamentales para que los chicos puedan reconocer sus emociones, sus ideas, sus pensamientos.

En muchas ocasiones, la escuela pública es el único ámbito que tienen esos chicos para construir sus subjetividades. 

____________________

Hoy la escuela pública se sostiene especialmente por el trabajo de los docente desde el voluntarismo, pero no alcanza. 

Hay un cambio que debe producirse desde las políticas educativas, no hay otra.

No politicen todo, dice uno por ahí.

Se horrorizan ante la posibilidad de politizar la educación y no quieren entender que hablar de educación es hablar de política. Qué difícil. 

Cada decisión educativa es una decisión política. 

Planificar cómo se construye la escuela pública significa planificar cuál será la formación de millones de personas.

¿Qué está dispuesto a dar un gobierno para que esos pibes tengan herramientas en el futuro?

La obligatoriedad de la EGB 3 durante el menemismo, por ejemplo, y de la secundaria a partir de los gobiernos kirchneristas, todo lo que hicieron fueron decisiones políticas trascendentales.

Porque hace más de treinta años la escuela secundaria se consideraba una elección, y esa consideración también es política. 

Y sino ¿hasta qué punto se trataba de una elección real enviar o no a un chico a la escuela y cuánto había de condicionamientos económicos y sociales?

Esos condicionamientos también son políticos. 

Lo cierto es que a partir de la obligatoriedad de la escuela secundaria comenzaron a asistir muchísimos chicos que en un contexto anterior habían sido expulsados del sistema. 

Pero enseñar a un grupo mucho más heterogéneo de chicos requiere nuevas herramientas, que no tuvimos.

¿Es posible seguir dando clase como si no hubiese existido ese cambio? ¿Sin producir nuevas herramientas?

¿Y cómo es posible que los docentes lo hayamos notado pero los los gobernantes no?

Sostener que la educación es un servicio y al mismo tiempo despojarla de toda inversión, es otra decisión política. 

Defender la educación pública como un derecho y exigir que el estado la garantice, es, sin dudas, una posición política irrenunciable. 

_____________

Cuando cursaba Didáctica General, siempre se mencionaban las fisuras del sistema, pequeños espacios de libertad para desarrollar ideas, para construir puertas en los muros.

Así es la escuela creo, una constante tensión: por un lado el disciplinamiento y el control estatal; por el otro lado, la posibilidad de construir ideas y conocimientos para romper con ese disciplinamiento y ese control.

La verdad es que, si lo pensamos, en la escuela todo, permanentemente, está en tensión. 

Todo tipo de tensiones.

El aula es pura tensión. 

Pocos meses antes de terminar mi último año de trabajo, ante mi llamada de atención, un pibe se paró y me dijo, textualmente, que no le rompiera más las bolas, porque si él no estudiaba para otras materias, mucho menos lo haría para la mía.

No es la primera vez que estoy frente a esas situaciones. Una vez un chico se enojó y empezó a gritarme. Me llevaba dos cabezas y mientras gritaba se acercaba cada vez más. Yo pensaba qué hacer, si me trompeaba estaba jodida pero si le mostraba miedo y me alejaba estaba totalmente derrotada. Así que respiré hondo y empecé a hablarle cada vez más bajo sin dejar de sostenerle la mirada y sin moverme. Finalmente se calmó.

Tensión constante. 

El lugar que habitamos también es una tensión. 

Los docentes pedimos a los chicos que cuiden el espacio escolar. "No rompan", les decimos mientras un pedazo de revoque cae desde el techo y por casualidad no lastima a nadie. "Cuiden su espacio", decimos los docentes. Pero nadie les dice a los funcionarios que cuiden las escuelas.

Tensión latente.

Cada tanto los funcionarios anuncian reformas en educación y nos mandan a hacer proyectos como se manda un perro a la cucha. Nos mantienen ocupadas.

Al mismo tiempo nos ponen miles de trabas legales y nos llenan de obligaciones burocráticas para convertirnos en administrativos del conocimiento cuando en verdad deberíamos ser los gestores de los saberes.

Tensiones irreversibles, violentas, lastimosas.

Tensiones, hasta que un día todo este sistema vuele por el aire.

_________________

Me voy.

Me voy porque estoy muy cansada.

Cansada de la falta de escucha de los que deciden.

Cansada de que nuestro trabajo sea cada día más absurdo, llenando planillas ridículas, sintiéndonos burocratizadas, abombadas.

Cansada de que el sistema nos trate como personal administrativo y no como trabajadores del conocimiento. 

Cansada de la mentira, de los cambios que no cambian nada, de que sigan forzando estructuras que ya no dan más.

Cansada de ser una de las miles que sostienen esa estructura cada día, porque aunque no da más, es lo único que tenemos para llegar a los chicos.

También estoy cansada de no poder, de no llegar, de que los chicos estén tan lejos.

Cansada de la infantilización de los sistemas laborales que nos oprimen y nos retan, que nos castigan. Cansada de los autoritarismos.

Cansada, tan cansada.

__________________

Si hay algo que atesoro realmente y que me llevo de estos años, es el afecto y la solidaridad de mis compañeros y compañeras. 

Cuántos mates proyectos risas discusiones y abrazos compartimos. 

Las personas que conocí en esta profesión son increíbles. 

Cuántas veces no podía con algo y me sostuvieron.

Y cuántas veces sostuvimos entre todos los cimientos de nuestra escuela. 

________________________

Me quedo también con miles de momentos con los chicos.

Cuando el pibe de noveno que me volvió loca todo el año en la escuela de Lanzone un día me dijo que gracias profe porque al final estaba bueno leer, porque no fue aburrido.

Cuando la piba de quinto me contó que soñó con ese viejo pelado, nada más y menos que Neruda, cuando leíamos Ardiente Paciencia y enganchamos con sus poemas.

Como las otras pibas que se emocionaron profundamente con Ana Frank y su historia y se animaron a preparar una charla para chicos de sexto grado de una escuela primaria. 

Como el grupo de estudiantes con el que me animé a leer Cien años de soledad y se coparon tanto que armaron el árbol genealógico de la familia Buendía en la pared del fondo del aula, con figuritas de las "basuritas" que se vendían en el kiosco.

Me quedo con los abrazos y los reencuentros, con los que piden ayuda, con los que agradecen, con los que perdonan.

Me quedo con los momentos que valieron todo.

Un libro con el que algunos se engancharon, una obra de teatro que empezaron a ver apáticos y terminaron aplaudiendo emocionados, un cuento escrito con dedicación e inteligencia, una clase que escucharon atentos, participando con ganas, opinando. 

Todo me lo guardo.

Todo se queda en mí.

Todo eso es la historia que me construye.

_____________________

Me preguntan por qué no me quedo al menos con algunas horas.

No funciono así. Si me voy, me voy del todo. 

Este es otro tiempo. 

Mi tiempo de profesora ya terminó.

Es curioso cómo a veces la vida se organiza como si todo fuese un plan perfectamente elaborado. 

Cuando mi hijo llegó a este mundo mi mamá se estaba yendo. Coexistieron por tres días, pero no se conocieron.

Como si hubiera un guion armado.

Eso sentí en estos días. Porque de golpe me doy cuenta de lo premeditado que parece todo. En tanto yo me voy de las secundarias y dejo atrás el mundo de los adolescentes, mi hijo llega, en este preciso instante. 

Y créanme, es muy fuerte.

Me di cuenta el día de la reunión de padres, cuando entendí que ahora, literalmente, quedé del otro lado del mostrador.

Algo mágico hay por ahí, algunas lógicas que no llegamos a entender.

________________________

Me voy.

Me fui.

Me quedo con lo mejor y con lo peor de lo vivido. Con todo.

Cierro la puerta para empezar a pensar en todo lo nuevo que me espera.








Comentarios

  1. hay clau que hermoso lo que escribis , uno no se va de donde deja huella y vos en esos 30 años dejaste una enorme pasión en tus clases y en tus proyectos , proyectos que por momentos parecían locos , pero así y todo te seguíamos y los logramos , reuniéndonos , debatiendo ideas y metas ,fue un placer trabajar con vos tanto en la ESB 20 como en el normal , y obvio la escuela te va a extrañar . besos a disfrutar de esta nueva etapa

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  2. Genial, Clau!!! Es un gusto leerte!!! Cuánto talento tenés!!

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  3. Yo creo que es como vos lo exxpresaste una cuestión de espacio... me fui, me voy, cerré la puerta. Pero una no se va del todo, porque lo vivido queda en la piel, en la memoria, en nuestra manera de ser , que se fue transformando, porque fuimos y somos con la experiencia. Te quiero amiga... y sos un orgullo como docente. Yo me fui hace 7 años, así de cansada y enferma. Pero que maravilla haber enseñadoy aprendido y que ese haya sido el proposito de un laburo mensualizado. te quiero amiga y que placer haberte conocido, porque vos sos la tangible prueba de que no me fui, porque algo de ese camino quedó para siempre conmigo.

    abrazote

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    1. Qué bellas tus palabras!!! Es verdad, nunca nos vamos del todo de los espacios que marcaron nuestro camino. Abrazo enorme!!!

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  4. Es verdad no te vas del todo tu huella queda en cada estudiante al que le pudiste llegar. Y cada compa que ayudaste ;) a encontrar su camino. Sos una grosa.

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  5. A diferencia de ti,lo mío es vocación, ya que a los 9 años, explicaba amis compañeros de colegio lo que ellos no entendían, de lo que la maestra le enseñó...y lo seguí haciendo luego en el secundario . Y después, en la facultad, mientras aprendía bioquímica, daba clases de Matemática y Física en forma particular, a quien necesitara. Quise ser docente, más mi madre influyó poderosamente a que fuera a la universidad y desistiera de ser docente. " te morirás de hambre" fue uno de sus argumentos, seguido de otro " tienes la capacidad de ser mucho más con la facilidad que tienes de aprender" ,cosa que llenó a mi orgullo y mi ego hizo que siguiera sus concejos.
    Pero la vocación estaba ahí! Al igual de mi inclinación por servir al prójimo, al otro que me necesite...
    Dejé mi carrera al 3 era año para trabajar, viendo tanto sacrificio que hacían mis padres para que yo siguiera estudiando. Y muchos años después, viendo la libreta universitaria, entré al profesorado, para "rescatar" a los alumnos estudiantes que tenía en forma particular , y que alguien les enseñará " bien y fácil"...
    Una verdadera lucha contra el sistema,. Aprendí tanto tanto de la vida, me lo enseñaron mis estudiantes, fue un intercambio justo! Y mí corazón se inflaba de orgullo con cada logro que ellos obtuvieron.
    Al igual que tu, querida amiga, me fui, me salí del sistema, porque mis fuerzas para pelear contra los molinos de viento, ya no eran tantas. La sociedad cambió,y ya no respetan nuestro trabajo. El sistema nos fue minando y la nada avanza, la sentí como una niebla espesa. Mis compañeros ya no estaban, y los nuevos colegas...no tienen ,salvo excepciones, el espíritu.
    Brindo porque sigas escribiendo, me deleita leerte.
    Tal vez está sea tu próximo etapa a recorrer, y está si, sea tu vocación!! ( yo creo que es así) . Un abrazo con todo mí amor, amiga. Y espero leerte de nuevo bien pronto!!.

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    1. Disculpa mí extenso comentario. :)

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    2. Abrazo Susi querida!!! Tu historia es hermosa, parece que taree o temprano el deseo nos lleva por el camino que soñamos!!! Fue un orgullo ser tu colega!!!

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  6. Hermoso, crudo y a Kla vez muy enternecedor. Yo también fui docente y realmente la escuela pública es un espacio muy enriquecedor pero también agobiante. Muchas gracias.
    Irma de café Namaskar

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    1. Sí, es verdad, pocos entienden esas sensaciones tan contradictorias y tan intensas!!! Gracias por leer y por comentar?

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  7. Frliz liberación! Ojalá puedas reproducir esa experiencia, que no es sólo tuya, que es de la clase, del pueblo y de la humanidad, en algún bachi popular, en algún sindicato o biblioteca ( te sugeriría amguno en las tres categorías, pero si lo hago no vas a ir). Sólo me permito mencionar un nombre que quizás recuerdes, Berta Rozenmarger. Abrazo

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  8. Hermosas palabras Clau. Pero para nosotras , tus compas, seguis siempre en la memoria de cada espacio compartido. Pasar por el patio de la T1 mirar a través de la ventana, y no verte ahí sentada me recuerda siempre que era tu lugar. Estas y estarás presente amiga. Te quiero mucho y a disfrutar de este nuevo vuelo💞

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  9. Que hermoso Clau, me tocaste el corazón con tus palabras que fueron escritas a puro sentimiento, lo apasionada que sos se nota a una larga distacia y lo transmitis siempre, una parte de mí es gracias a vos por el amor a la literatura. Gracias por todo.
    "Es curioso cómo a veces la vida se organiza como si todo fuese un plan perfectamente elaborado."
    Es tan real. Te mando un fuerte abrazo. Felicidades. Te quiero mucho.

    Flor. 🌺

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  10. Clau, querida , el otro día el director de la 47 mencionó nuevamente Carcoveando , dejaste una manera de trabajar y de estar en la escuela que nunca se va a olvidar! Disfruta esta nueva etapa y gracias por tu hermosa labor !

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    1. Qué emocionante es saber que algo hicimos, no? Abrazo y gracias!!!

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  11. Recién ahora te leo porque antes se hacía difícil aceptar tu "me voy". Igual, te sigo extrañando... Me acuerdo perfectamente el primer día que nos sentamos a charlar en el recreo y yo era "la nueva" así como la construcción de momentos que nos fueron acercando.
    ¡Te quiero mucho!
    Espero llegue el tiempo en que pueda ser tu alumna en un taller.

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    1. Ay Maruuuuu!!! Me emovionan mucho tus palabras! Rncontrarme con vos en la técnica fue de los mejores recuerdos que me quedan de mi paso por la escuela técnica. Ven8mos de historias tan diferentes y pudimos construir siempre juntas, proyectos, experiencias y una smistad de oro. Abrazo querida Maru!!!

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