Regreso seguro a las aulas?

Realmente es agotador escuchar y leer en los medios a periodistas, políticos y funcionarios que explican la necesidad de que los chicos vuelvan a las aulas.

Me pregunto de quién es la necesidad.

Por un lado, las familias tienen que "ubicar" a los pibes en la escuela para poder ir a trabajar y claro, para poder vivir, se entiende.
También está esa creencia absurda de que una mayor cantidad de contenidos escolares asegura un saber fundamental para el futuro. Digo que es una creencia absurda porque estoy convencida de que el saber no se relaciona con una acumulación de información sino con la posibilidad de tener herramientas para procesar esa información.
Otro tema son las personas que mandan a sus hijos a escuelas privadas y no están dispuestos a soportar otro año más de zoom y de trabajo escolar hogareño. Para ellos la educación es una inversión económica que en pandemia se vio afectada.

En fin, todo eso está en juego.

En definitiva el sistema económico necesita que los chicos estén en la escuela para poder funcionar. Esa es la verdad.

Estas creo, son algunas de las variables.
Y si los docentes nos negáramos, según esta lógica, estaríamos haciendo trastabillar todo lo que esta en juego.

Por eso nos dicen que somos vagos, egoístas.

Me pregunto si soy vaga y egoísta por querer cuidarme, por querer cuidar a los demás.

Ahora bien ¿por qué muchos docentes cuestionamos este regreso?

Seamos claros, los docentes de escuela pública sabemos de qué realidad venimos: solemos trabajar con cursos de 30 pibes, en edificios sin gas, muchas veces sin agua, con serios problemas de higiene al punto tal que son las cooperadoras o los propios docentes quienes se hacen cargo de comprar la lavandina y otros elementos.

De esa realidad venimos.
Y es a esa realidad a la que no queremos regresar.

A esto se suma que se nos pidió dejar de ir a las escuelas cuando los casos de covid eran muy escasos, pero se nos plantea el regreso en el peor momento de contagios.

El problema no es entonces si queremos o no volver al aula.
El problema real es cuándo, cómo y en qué condiciones regresaríamos?

En definitiva ¿cuáles son las medidas sanitarias que nos garantizarían un regreso cuidado?

Y ahí no hay respuestas que nos tranquilicen.
No hay, al menos hoy.

¿Cuáles son esas medidas?

Sin dudas, el acceso a la vacunación para todo el personal docente y auxiliar de las escuelas.
La reparación urgente de todos los edificios que están en mal estado.
La disminución drástica de estudiantes por curso.
La inversión en mobiliarios, en calefacción, en ventiladores y en elementos de higiene.
La inversión en herramientas tecnológicas para aquellos que no puedan asistir a la escuela.

En síntesis, todo lo que hace a un reclamo histórico, excepto la vacunación que es la novedad.

Me dirán como contraargumento que el personal de la salud hace meses que pone el cuerpo en esta pandemia. Les respondo que durante todos estos meses, médicxs y enfermerxs reclamaron por mejores condiciones de trabajo y recalcaron a la población una y otra vez la importancia de cuidarnos y de cumplir con el aislamiento.

¿Es problemático no regresar ahora? 

Sí, claro. Estamos ante una pandemia y todo es problemático en ese contexto, todo es grave.
La muerte es grave.

¿Qué podemos esperar?

Que se cumpla con todas las pautas para garantizar nuestro cuidado.
Que el estado invierta en herramientas para el trabajo virtual y/o presencial.
Que se generen espacios y canales para expresar nuestras opiniones y para organizar nuestro trabajo.

Cualquiera sea la respuesta, necesariamente amerita algo más que palabras enérgicas.
Amerita acciones directas, concretas y reales.