El día de los pañuelos verdes

Nunca tuviste que hacerte un aborto.

Nunca tuviste que pasar por esa situación.
Podrías decir que no fue necesario porque te cuidaste, porque siempre hiciste todo bien.
Pero sabés que no es cierto.
Alguna vez cediste a la insistencia, alguna vez creíste que no iba a pasar nada, alguna vez un accidente trastocó un encuentro.

Es verdad.
Nunca tuviste que abortar.
Pero contaste los días, hiciste memoria, cruzaste los dedos y le pediste ayuda al Dios en el que no creés.

Claro.
Nunca tuviste que abortar.
Pero esperaste sola, angustiada, rogando que no fuera cierto.

No.
No tuviste que abortar.
Pero estuviste días y días pensando distintas situaciones posibles.
Imaginando los comentarios, los "que se joda", los "y bueno, lo hubiera pensado antes".

En fin.
No tuviste que abortar.
Pero te sentiste sucia, clandestina, pensando cómo ibas a resolver si no tenías un mango, si no conocías a nadie. Pensando a quién preguntar, a quién consultar.

Por supuesto, no tuviste que abortar.
Pero agradeciste tener al lado a alguien bueno que te acompañó, "que te acompañó" decías, que no se borró cuando te animaste  a contarle.
"Tuviste suerte", decías.

Así es.
No tuviste que abortar.
Pero el día que supiste que no estabas embarazada respiraste por fin aliviada.
Porque el mundo volvió a girar.
Porque volviste a tener control sobre tu cuerpo y sobre tu vida.

Por eso.
Porque no tuviste que abortar, pero entendés lo que significa saberse así de vulnerable.

Justamente por todo eso, hace un año, el día de los pañuelos verdes te alegraste, te emocionaste y festejaste.

Para que ninguna chica vuelva a pasar por todo eso que vos tuviste que pasar.
Para que ninguna chica vuelva a sentirse así de vulnerable nunca más...

Aborto legal, seguro y gratuito!!!


Si querés dejá tu comentario.
Si te gustó por favor compartilo.
Si querés saber cuándo subo una nueva publicación, seguime en Instagram: @clauszel



Comentarios

Publicar un comentario

DEJAME TU COMENTARIO!😌

Entradas más populares de este blog

Una soledad propia

Como sapo de otro pozo

La alegría es un derecho

Yo, docente

Cien años de amor

Hasta siempre Rafa. La voz y el alma.

Araceli

Pedacitos de poesía

El vulgar irreverente

Territorio: donde nombro al recuerdo