Reencuentro

Entro al aula de cuarto año y saludo. Ahí están, esperando sentados. "¿Cómo les va?" pregunto, "mi nombre es Claudia y soy la profesora de literatura" les digo.

 Levanto la lista y empiezo a nombrarlos, uno por uno, y entonces me doy cuenta de que reconozco esos nombres, aunque sus rostros no me resultan familiares. De golpe caigo en la cuenta de que todos ellos fueron mis alumnos durante el 2020, el año de la cuarentena larga.

Cuando se los comento me dicen que sí, claro, son ellos, dos años más grandes. Les pregunto si me conocían y dicen que sí, de verme por la escuela. 

Ahora que estoy frente a todos esos chicos me resultan extraños los deslices que provoca la mente. Tomé ese cuarto justo en el 2020 y sabía que los alumnos de ese curso eran los mismos que había tenido dos años antes en segundo. 

Y sin embargo está vez me olvidé. 

No puedo explicar las sensaciones que me produjo este encuentro, la alegría que tengo de verlos.

Eran tan chicos hace dos años. En esos días leímos dos novelas, conversamos con algunos de ellos por meet. En algunas actividades me contaban cómo estaban viviendo esos días de encierro total.

Y ahí estábamos ahora. 

Mientras camino por el aula me acerco a Ignacio y le pregunto cómo está la mamá. Se sorprende de que me acuerde. La mamá de Ignacio es enfermera y durante el 2020 estuvo separada de su famila para cuidarla. Dos veces se contagió covid, la primera vez estuvo muy grave y todavía tiene secuelas, la segunda vez por suerte estaba vacunada y fue leve. Dice Ignacio que su mamá decía que el 2020 fue un infierno en el hospital.

Para Ignacio el 2020 también fue un infierno. Le costó sobreponerse y hacer las actividades. No podía. Me las entregó un año después y en una hoja dibujó un arcoiris de muchos colores. A un costado escribió que estaba mejor y que ahora podía empezar a tener esperanzas.

Y ahí estábamos, conversando. Acaricié el remolino de pelo castaño que se le forma sobre la nuca.

Después volví al frente y continué con la clase.

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