Sueño de Orcos

Después de escuchar los últimos anuncios, el Orco apaga la tele y se va a acostar, pero la angustia no lo deja dormir.

Da vueltas para un lado y para el otro. Los fantasmas andan rondando por ahí.

¿A qué le teme un Orco? 

El Orco le teme a Los Ciudadanos de Bien, monstruos de saco y corbata que con una prolijidad impoluta golpean las puertas de todos los sueños posibles. 

Ahí están, así que el Orco no puede dormir y frases como "catástrofe económica" y "magnitud desconocida" se quedan un buen rato retumbando en su mente.

Pasan varias horas. Finalmente un hilo de ilusión se cuela en el silencio nocturno. A esa ilusión se aferra el Orco, la deja crecer en la oscuridad de la noche y ahí sí, cierra los ojos y, finalmente, se queda dormido.

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Apenas la mañana entra por las ventanas,  el Orco despierta. En su mente aún retumban las voces de los fantasmas nocturnos y se pregunta si tal vez no fue todo una pesadilla.

Entre mate y mate abre la pantallita y lee las noticias.

Angustia que regresa porque la pesadilla es cierta y porque Los Ciudadanos de Bien con sus aparatos filosos cortan, rompen, deshacen todo.

El Orco piensa en su cría y en todas las crías de todos los Orcos y entonces el futuro duele más fuerte.

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Para calmar la angustia, el Orco busca entre las madejas del cerebro ese hilo de ilusión que lo salvó en la noche, el que ahora necesita para seguir. 

Ahí está. En esa ilusión el Orco no está solo y una multitud de Orcos sucios y feos grita y canta y se abraza junto a él. 

Con cierta decepción el Orco recuerda que las multitudes de Orcos están prohibidas. Ni eso quieren dejarles.

Sabe el Orco que Los Ciudadanos de Bien también les temen a ellos, por eso construyen jaulas y amenazas.

Pero los Orcos son escurridizos, escapan una y otra vez y se amontonan en cualquier parte, interumpiendo el tráfico y la tranquilidad de los transeúntes. 

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En lingüística los verbos copulativos son aquellos que unen al sujeto con una estructura nominal. Estos verbos no tienen valor solos, necesitan de una estructura para valerse. Igual que algunas personas. 

Los Ciudadanos de Bien convencieron a muchos Orcos de que si se esfuerzan, un día serán como ellos y podrán estar dentro de la estructura. 

Esos Orcos lo creyeron y ahí están, renunciando a sus pieles para parecerse a esos otros.

Y aunque Ser y Parecer sean dos verbos copulativos, sus significados son muy distintos.

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Por las noches los Orcos tardan en dormirse.

La angustia los persigue y por más que no sepan muchas cosas, la intuición no les falla y saben que están en peligro.

En la oscuridad, para calmar el miedo, los Orcos buscan hilos en sus mentes, los hilos se cruzan entre sueños y con esos hilos tejen redes.

Saben los Orcos que desde esas redes se construirá la historia de la resistencia. 

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Sueños de Orcos

Que el 2024 nos encuentre luchando juntos para defender la verdadera libertad. 

Que la maternidad sea siempre una elección y sino que no sea; que la pareja y la familia nunca sean mandatos ni obligaciones sino elecciones.

Que podamos vivir dignamente sin que ningún poder nos haga pagar con sacrificios.

Que las infancias crezcan con iguales posibilidades para jugar, para estudiar, para imaginar. 

Que podamos encontrarnos y abrazarnos; marchar, cantar y gritar; que podamos expresarnos, para festejar o para reclamar. 

Que el acceso a cualquier deporte sea siempre un derecho, que los clubes sean espacios comunitarios para que todos podamos disfrutar.

Que el arte crezca por todos lados, en bibliotecas, en centros culturales, en teatros, en cines, en museos; que  esos espacios sean nuestros siempre, para todos; que todos tengamos acceso al teatro, al cine, a los libros, a la pintura y a toda expresión artística.

Que la educación siempre sea gratuita y que sea de calidad, que sea tecnológica, científica, artística.

Que todos podamos trabajar de lo que estudiamos o de lo que nos guste, sin ser explotados y sin que ningún mercado defina nuestro futuro. 

Que todos podamos vivir holgadamente con nuestro trabajo, para que nos sea posible planificar, proyectar nuestro futuro.

Que podamos disfrutar de las horas de descanso, de los afectos, de la diversión, de la soledad.

Que vivamos en un mundo sin venenos, sin industrias contaminantes ni agroquímicos, sin explotaciones mineras ni maltrato animal.

Que siempre podamos construir redes de compañerismo y solidaridad.

Que construyamos un mundo nuevo en el que cada uno de nosotros pueda cumplir los deseos más profundos.

Que nunca, nunca haya Ciudadanos de Bien que nos digan que alguien vale más que otro.

Y que la vida de los otros nos importe tanto como la nuestra, porque el futuro que soñamos, en definitiva, será colectivo y será de todos y para todos.

¡Feliz comienzo!