Entradas

Releyendo Antígona

Imagen
En el curso de cuarto año estamos leyendo Antígona, la trágica historia de la joven hija de Edipo. Los chicos se turnan para leer los parlamentos de los personajes y se entusiasman. En algún tiempo solía preguntar qué chica se ofrecía para un papel femenino y qué varones leerían a los personajes masculinos. Hace tiempo dejé de hacer esas preguntas tontas. _ ¿Quién hace de Antígona?_ digo. Levantan la mano, se entusiasman. Empezamos a leer. Ahí aparece su voz.  La voz de Antígona. Su voz, su reclamo, su fortaleza. Se ha escrito mucho acerca de la representación de la figura femenina en esta obra, e incluso en los últimos años se la ha revalorizado como un símbolo o como un emblema feminista. Por si alguien no conoce la historia, todo comienza con la muerte de los dos hermanos de Antígona en el campo de batalla, luchando uno contra otro. Eteocles muere defendiendo el trono de Tebas, en tanto que  Polinices muere dirigiendo al ejército enemigo. Ante esta situación, Creonte se hace cargo d

Voces

Imagen
A veces me pasa mientras estoy cocinando, o mientras converso con amigas, mientras elijo una ropa o mientras limpio mi casa. En medio de la más simple e insignificante de las acciones, aparece. La voz. una voz que me habla. Una voz, o dos o tres, quién sabe. Y no, no estoy desvariando. Se trata de una serie de sensaciones que me acompañan desde hace muchísimo tiempo y que son difíciles de explicar. Estoy segura de no ser la única. Estoy segura de que debe ser una sensación compartida por muchos otros. La sensación de escuchar una voz. Para ser honesta, no es precisamente el sonido de una voz, pero de todas formas la escucho y tiene un timbre, un tono, una intención. Esto que digo es contradictorio, ya lo sé. Es difícil explicar cómo funcionan las trampas y los artilugios de la mente. Una voz me habla desde alguna parte de la habitación. Sí, claro que está en mi cabeza, pero las pocas veces que tuve conciencia de su existencia, la sentí afuera de mi mente, detrás, o a un costado. Como s

Tic tac, la marquita en el tronco.

Imagen
Para ser sincera, nunca me obsesionaron demasiado las arrugas. Quizás sí otras cuestiones, algunas imperfecciones en mi piel, por ejemplo. Pero no las arrugas. Cada vez que veía a otras mujeres preocupadas, hablando de cremas, recomendando tratamientos, sentía que era un alivio que para mí ese no fuera un problema. Pensaba que, en definitiva, esas arrugas solo eran pequeñas huellas que nuestras expresiones dejan en la piel, nada más. Huellas en el mar. Las patas de gallo, por ejemplo, son parte de mí y de mi personalidad desde muy joven. Me río un poco y ahí nomás aparecen alrededor de mis ojos. Sin embargo en los últimos tiempos, no puedo precisar cuando, las sensaciones cambiaron. Mucho. Mi cuerpo, mi piel.  Cambian. Me miró al espejo, claro que me miro, y ahí están. Los veo. Pequeños pliegues que trazan surcos, caminos inventados sobre mi piel. Lo peor de todo son esas arruguitas alrededor de la boca. Son odiosas.  Porque son marcas del tiempo. Tic toc. Pum pum. Pasa otro año. Las a

Cuestiones de salud

Imagen
Hace dos días tuve turno con la médica clínica. Por segunda vez, me habían dado mal los números de algunos estudios y, según la doctora, no había forma de mejorarlos sin medicación. Le propuse entonces hacer todo lo posible para no llegar a eso y me advirtió que no esperara algún cambio. Pero, por suerte, el resultado fue el que yo esperaba.  Así que le llevé los estudios a la consulta y su expresión de decepción fue notable. Me dijo que estaba bien pero que había que hacer análisis más completos. En los últimos años no logré empatizar con ninguna médica clínica.  Hace años, una doctora no pudo ocultar su enojo cuando la espirometría me dio bien pese a que era una gran fumadora. Después me dijo que según las radiografías, era probable que tuviera osteoporosis. Cuando confirmé con otra doctora que no era cierto no la vi más. Otra doctora me atendió por unas molestias en el estómago y me explicó con total tranquilidad que podía ser cualquier cosa, entre ellas cáncer. Salí angustiadísima

Fragilidades

Imagen
"On and on the rain will fall Like tears from the star, like tears from the star. On and on the rain will say How fragile we are, how fragile we are."                                                 Sting Hace pocos días una amiga tuvo un accidente fulero. De esos que no ponen en riesgo la vida pero que dejan su huella en el cuerpo. Fue un accidente inexplicables, tonto. Esa clase de accidentes que suceden en medio de una situación cotidiana y que de un momento a otro trastocan nuestras vidas para siempre. Un paso mal dado, una acción fuera de tiempo, una falta de atención y ya está. A veces  ni siquiera tenemos tiempo para poder entender cómo sucedió. Somos frágiles. Podemos rompernos, podemos desarmarnos. Podemos morirnos. Con el paso del tiempo, con los años, empecé a tomar conciencia de la  tremenda vulnerabilidad a la que día a día están expuestos nuestros cuerpos. Es una información que creo haber adquirido paulatinamente, ya de adulta. Sinceramente, no recuerdo habe

Hojas de diario uno: conexiones secretas

Imagen
Escribir.                               Escribir para mí Escribir para otras personas. Escribir para las otras que seré algún día. Escriban. Cada vez que puedo les recomiendo a mis alumnos y también a mi hijo. Escribí. Escribite. Un día te lo vas a agradecer. Un día vas a encontrar esos textos y ahí vas a estar vos, el que eras entonces. Te vas a encontrar entre esas páginas.  Lo olvidado, lo perdido. Todo va a estar ahí. Si no fuera por las palabras ¿dónde quedarían las historias, nuestras historias? En las hojas de varios cuadernos Gloria, entre los diez y los trece años escribí un diario personal. En ese diario, al que llamé cariñosamente "Paginitas Preciosas", registré pensamientos, opiniones, conversaciones. Con una letra desprolija y repleta de faltas de ortografía, escribí para mí, para la que fui, y aunque no lo supe entonces, escribí también para la que soy hoy. Durante ese período de mi vida, mi diario fue algo así como mi mejor amiga y a ella le entregué todas mis

Creando redes

Imagen
Tiempos de reencuentros. Tiempos de abrazos, de conversaciones largas y de carcajadas cómplices. Los encuentros con amigas. Eso estuve haciendo. En las últimas semanas me estuve reencontrando con muchas de mis amigas. Las cotidianas, las de toda la vida. Amigas. Encuentros y reencuentros gratificantes, felices y sobre todo, energizantes. Juntarnos con amigas es parte de un proceso de sanación que algunas comenzamos a recorrer no hace tanto. De verdad. No quiero sonar cursi, pero qué me importa, lo digo y lo repito hasta el cansancio: Creo firmemente que juntarnos con otras mujeres, amigas, compañeras, es una acción absolutamente reparadora. En estos años, especialmente desde el nacimiento de mi hijo, los lazos entre pares se volvió vital para mí. La solidaridad, la escucha, la contención, la complicidad que sentí hasta hoy, todo eso me resulta necesario para seguir adelante. Y este fue un descubrimiento, una revelación casi. Crecí escuchando a varones, y especialmente a mujeres, hablar

La máquina de fallar

Imagen
Nacidos para fracasar La imagen resulta impactante.  En medio de un salón que alguna vez fue blanco, un enorme  brazo robótico se retuerce para un lado y para otro intentando  juntar el líquido rojo que fluye permanentemente a su alrededor .  La pala que está en su extremo sube, baja y arrastra el líquido hacia su centro, una y otra vez. P ero, por más que lo intente, no puede evitar que el líquido vuelva a desparramarse. Finalmente, todo es un completo desastre. L as paredes, los pisos y el brazo robótico están cada vez más manchados. Can't help myself. No puedo evitarlo. Así se llamó esta instalación abrumadora  que funcionó entre 2016 y 2019 en el museo   Solomon   Guggenheim, en Manhattan, Nueva York. En un comienzo la máquina se  movía  con energía, saludaba a los visitantes que observaban tras los cristales y hasta se animaba a realizar unos movimientos de  baile para los espectadores. Sin embargo, con el correr de los días, de los meses y de los años, su entusiasmo comenzó a

Breve reconstrucción de nuestra educación sentimental

Imagen
Como si fueran las filmaciones de la cámara super 8 de mi papá, e stas son algunas de las escenas de ese mundo patriarcal que nos parió, nos crió y nos educó. A sí comienzan a surgir estas escenas . Autocine. Los padres de Carla y Mara van a ver una película de la que todos hablan, "Verano del '42".  No tienen con quien dejar a sus niñitas así que deciden llevarlas también, "igual se van a quedar dormidas" dicen. Pero las pequeñas no se duermen nada y ahora ambas están atentas a la escena en la que Hermie y Dorothy hacen el amor. Mara pregunta y la mamá le explica que los hombres a veces necesitan descargarse, porque no se aguantan, y que entonces Dorothy decide ayudarlo. Mara escucha con atención las sabias palabras de su madre. Carla tiene nueve años y está  sentada frente al televisor, en el sillón del living, todo muy setenta. Está viendo Soledad, una novela mexicana con Libertad Lamarque. En la pantalla, Margarita acaba de revelar que está esperando un hijo

Pedacitos de poesía

Imagen
Hay un arte que anda por ahí, creciendo. No voy a decir que está por todas partes, aunque quién sabe, todo depende del que sepa mirar y sea capaz de encontrarlo. La primera vez que pensé en todo esto fue una mañana, hace más de treinta años, mientras caminaba por las playas de Santa Teresita buscando caracoles. Estaba con mi hermana y por aquí y por allá, empezaron a llamar mi atención algunos caracoles con distintos tonos de lilas y violetas. Hundidos en la arena, eran hermosos, de colores intensos. Pero vaya uno a saber por qué razón, cuando los levantaba, estaban rotos en alguna parte. Me acuerdo que busqué un largo rato sin suerte y entonces, de pronto, vino a mi mente una frase: "Una chica busca caracoles en la arena". No tenía claro qué significaba pero pensé en poesía, y pensé también que un día, quizás, podría escribir algo sobre esa frase. Nunca lo hice hasta hoy, pero, por algún motivo el recuerdo sobrevivió al tiempo y quedó dando vueltas en mi memoria. Caracoles l

Sobre mi viejo en su día

Imagen
Mi viejo. Empecé este posteo escribiendo y borrando la primera línea al menos diez veces. Mi viejo era... no empieces diciendo lo negativo; no, tampoco; mmm... ¿te parece decir eso? Durante los últimos años de su vida lo cuidé poco, todo lo que se dejó cuidar. Acompañarlo al médico para que no mintiera los síntomas, aconsejarle, retarlo cuando se descuidaba. Pero me doy cuenta que durante años después de su muerte, lo seguí cuidando. Cuidé su recuerdo, su imagen, la opinión de los demás, mi propia opinión. Me llevó años poder decir/me todo lo que (me) hizo mal, y aún así me doy cuenta que cada vez que empiezo a contar, en seguida relativizo, atenúo, suavizo. "Me pegaba" digo "pero algunas veces, no siempre". Intentaré hoy contar sin filtros, lo que puedo y lo que me sale. Mi papá hablaba fuerte, y gritaba. Tanto gritaba y tan fuerte que nuestros amigos le tenían miedo, tanto y tan fuerte que, decía la sicóloga, de chica temblaba cuando me miraba enojado. Me