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Frío

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Frío. Nada que hacer.  Campera, bufanda, guantes, gorros, poleras, medias, ropa térmica, pullover. Mi cuerpo tiembla, tirita, se acurruca, se contrae, se estremece. Mi cuerpo vulnerable. Si el calor es el despojo, el invierno trae esa fatal necesidad de acumular. Frazadas, bebidas calientes, abrazos. El problema está en que el frío deja a la vista las desigualdades, las asimetrías. Las carencias, la pobreza, las miserias. Ahuyentar el frío. Ahuyentarlo como sea. El frío siempre me trae recuerdos tristes.  La que fui queriendo ahuyentar al frío. Alguien que era yo en una casa inmensa, y alguien que era yo en una noche eterna y alguien que era yo en un abrazo helado. Y el miedo siempre.  El miedo y el frío, que un día se parecen. Cuerpos que tiemblan, vulnerables. Y el gesto desesperado de buscar calor en el fuego peligroso o en los brazos equivocados. El gesto desesperado de buscar calor en el fuego equivocado o en los brazos peligrosos. Había una vez una chica que tenía tanto frío, o t

Jujuy

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En estos días hablamos mucho de Jujuy, de la lucha de su pueblo, de la represión de sus gobernantes. ¿Qué decir más allá de la indignación y de la bronca? Mientras veía las imágenes de las manifestaciones y de la policía reprimiendo, me vino el recuerdo de un viaje de hace tiempo. ___________ Iba a empezar este posteo escribiendo "Hace un par de años". Pasados los cincuenta parece que todo fue ayer pero hacés cuentas y no. Lo que pasa es que ya acumulamos mucha historia.  Entonces, hace un par de décadas, anduve de vacaciones por Jujuy, especialmente por La Quebrada de Humahuaca. Un poco de turista y un poco de visita. Había sido invitada por una querida amiga que por esos años vivía en Tilcara.  Gran antropóloga y gran investigadora, mi amiga estudia la cultura de los pueblos que habitaron estas tierras hace siglos. No tengo demasiada experiencia en andar por ahí, viajando y recorriendo, pero de los pocos lugares por los que anduve, La Quebrada me pareció increíble. Quizás e

Paternidades

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Si mi viejo viviera hoy tendría 90 años. Me cuesta imaginar cómo sería mi vida con él hoy. Si mi viejo viviera mi vida seguramente sería otra. Muchas situaciones que atravesamos junto a mi mamá, no hubiesen sido iguales.  En los últimos años, la vida junto a mi papá fue muy difícil.  Él era muy difícil.  Con tanta vida sin resolver. Los padres de antes... A veces escucho hablar de los padres de antes y me pregunto si mi viejo se adapta a esa descripción general.  Los padres de antes no hacían esto o aquello. Ya escribí mucho sobre todo lo que mi papá no hizo, sobre lo que no pudo hacer, sobre las violencias que lo atravesaron y lo construyeron. No lo extraño. Pero era mi viejo y muchas veces lo quise. ***** Había algo muy peculiar en mi viejo. Para todo momento tenía una frase, un refrán, un chistes o una copla. ¿De dónde salían? ¿En qué momentos de su historia habrán quedado registradas? Estamos por cruzar una avenida con Juan, el semáforo está en rojo para nosotros pero la gente se a

Temores maternales

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Cuando nació mi hijo y durante larguísimos meses, que a decir verdad fueron años, me sentí muy atemorizada.  "Atemorizada" era una palabra que en ese momento no hubiese podido pronunciar, porque entonces todos mis miedos hubiesen tomado una forma concreta. Además, necesitaba que ningún sentimiento negativo empañase mi felicidad de madre.  Yo era una buena madre, una madre feliz, y no podía, bajo ningún punto de vista, ser una madre atemorizada. Pero como no podía controlar las emociones, aunque no lo dijese, los miedos estaban igual. El primer temor, al menos el que identifico, había estado sobrevolando todo mi embarazo, pero siempre a una distancia prudencial. Sin embargo a los pocos días de haber parido, el temor comenzó a merodear más cerca, sentía su presencia a mi lado, respiraba en mi oído. Finalmente fue una conversación con mi hermana la que terminó de darle forma. Ella también lo había sentido, temor heredado. Me atrevo a decir que fue gracias a esa conversación que

Peras al olmo

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Ocho años pasaron desde el femicidio de Chiara Páez, la adolescente que fue asesinada por su novio.  Hoy Chiara debería tener 22 años. Ocho años es mucho tiempo, es demasiado tiempo para que todo siga más o menos igual.  ¿Qué pasó en estos ocho años?  ¿Qué cambió? La verdad, los números, decepcionan y enfurecen.  Nos siguen matando. Los debates siguen girando en torno a las víctimas, cuán culpables o inocentes son y qué hicieron o dejaron de hacer para ser asesinadas. Todo recae en la víctima. Cuidarse, no cuidarse, exponerse, no exponerse, decir, callar. Denunciar es someterse al cuestionamiento, a la burla, al maltrato.  Pero no denunciar genera sospechas y suspicacias. Los hombres, los que ostentan poder, los que opinan en los medios, los que conocemos, parecen no haber reflexionado acerca de todo esto. Somos feminazis, no nos bancamos los chistes, exageramos. Mientras tanto, un jugador de fútbol procesado por violencia de género se saca una foto, junto a los otros jugadores, con el

Hasta siempre Rafa. La voz y el alma.

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Yo no sé si está bien escribir desde el dolor, y tampoco sé cuáles deberían ser las palabras para honrar la memoria de alguien que ya no está.  No lo sé. Escribo por necesidad, en un impulso, un arrebato de dolor. Necesito escribir y tiene que ser ahora, en este preciso momento, porque no puedo hacer otra cosa que escribir.  Se fue el Rafa y qué tristeza! Para quienes no lo saben, el Rafa Hernández fue un gran locutor y periodista y durante los '80 fue la voz oficial de la Rock&Pop. Tenía una voz increíble y la mayoría de los separadores de aquellos años son de su autoría.  Creo que lo conté muchas veces, durante mi adolescencia la radio, y especialmente la Rock&Pop, fue mi compañía a toda hora.  Y el Rafa le ponía su voz. Ponerle la voz a la radio, que es como decir ponerle el alma.  Pero además, y especialmente, el Rafa fue el conductor de uno de los programas de radio más geniales que escuché en toda mi vida, y no exagero. Estoy hablando de Piso 93, un programa que salía

Un día de sol

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Hace un tiempo atrás, en otro posteo, recordaba cierta mañana de verano en la que caminaba por la playa juntando caracoles lilas y pensé en poesía. Siempre me dio curiosidad ese recuerdo.  Hay momentos chiquitos, intrascendentes,  pero que, vaya uno a saber por qué, quedan guardados en el recuerdo para toda la vida. Hoy me acordé de otro momento igualmente curioso. Fue un día de esos, uno cualquiera. Era agosto y caminaba por alguna calle de Primera Junta. Me acuerdo que había un sol precioso que me daba en la cara. Yo miré a mi alrededor y una emoción especial me inundó. Entonces pensé que era feliz y que me sentía plena. Siempre me acuerdo de ese día, de ese momento, de lo que sentí y de lo que pensé. La verdad es que no había pasado nada especialmente significativo para que permanezca durante treinta años en mi memoria.  Aquella mañana iba a la facultad exclusivamente para comprar unos apuntes de lingüística. Tenía que preparar el final y como  la mayoría de las veces, podía comprar

Nuestras voces

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Dicen que fue una tal Eva la que empezó  con todo esto. La primera de esta historia.  Dicen que fue creada para el bien, para acompañar al hombre, para ser su sombra y su abrigo. Dicen, también, que erró el camino y se alió al mal, vencida por la curiosidad. Dicen. Ellos. Palabras arrebatadas, usurpadas. Nos cuentan. Zonzas, infantiles, peligrosas. Bobas, crueles. Inocentes y taimadas. Nunca creas en una mujer, dice la historia.  Nunca creas en sus lágrimas ni en sus palabras. Si lloran, fingen. Si hablan, mienten. Así fuimos relatadas, siempre.  Otras voces se ocuparon de nombrarnos, de decirnos, de contarnos.  Crecimos en silencio, escuchando esas voces, creyendo. Ah, pero la historia tiene grietas. Y nosotras, ya lo saben, amamos las grietas. Las amamos. Desde el fondo de la tierra, entre las grietas, nuestras voces se abren camino y crecen como brotes nuevos. Por las grietas, nuestras voces se cuelan para ver la luz. Nuestras voces, naciendo desde la oscuridad más profunda.  Nuestr

El amor después del amor o el resto de nuestras vidas

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¿Qué es El amor después del amor ? ¿No es quizá ese ejercicio tan absolutamente  humano de ritualizar los finales, dar un cierre a lo que ya no es y abrir nuevas puertas para volver a empezar? La serie de Fito es eso, es la historia de un héroe, uno tan épico y tan terrenal que provoca fascinación. Uno que camina a tientas, se cae, se hunde, se levanta, sigue, vuelve a caer y resurge una vez más. A lo largo de cada capítulo acompañamos este recorrido, vemos sus caídas y sus renacimientos.  ¿Quién no se sintió alguna vez así? En la vida real, en el mundo real, nosotros también nos caemos y nos levantamos una y mil veces. Y a veces, algunas, no nos levantamos. En la vida real, y en la ficción,  los héroes caminan buscando algo, el sentido de la vida quizá, el sentido de la muerte, tal vez.  Un camino que se hace en absoluta soledad. Siempre en soledad. Porque como en todo relato épico, pese al amor y a la admiración que rodea al héroe siempre estará solo frente a la oscuridad. Se hunde s

Deseos en el día del trabajador

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Ser concebidos con amor. Crecer rodeados de cuidados. Vivir dignamente, comer todos los días, dormir en un lugar confortable. Acceder a cualquier deporte, asistir al cine, al teatro, leer libros. Recibir amor, contención; recibir abrazos; ser escuchados y valorados. Estudiar lo que nos guste, poder elegir dónde y de qué manera. Poder arrepentirnos y volver a empezar. Trabajar de lo que estudiamos. Trabajar de lo que nos guste. Vivir holgadamente con nuestro trabajo. Poder planificar, proyectar. Acceder a aprendizajes y perfeccionamientos; saber que podemos ser mejores cada día. Compartir comunitariamente las actividades que requieren mayor esfuerzo físico o que son poco gratas para todos. Trabajar pocas horas, que quede tiempo para descansar, disfrutar de los afectos, de la diversión, de la soledad. Reivindicar el ocio, en todas sus formas; que el trabajo sea un medio y no un fin. Producir lo necesario,  sin envenenar la tierra, el aire, el agua. Saber que nuestro trabajo no hace daño

Últimamente la escuela

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En defensa de la escuela pública (lo demás es chamuyo)

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¿Cuánto hace que la educación pública está mal? ¿Cuándo fue que estuvo bien? ¿Alguna vez estuvo bien o será el mito de que "todo tiempo pasado fue mejor"? Quiero decir ¿Cuánto hace que sabemos que todo funciona mal? ¿Años? ¿Décadas? Hubo un tiempo de inocencia en el que creí que el sistema fallaba, hubo un tiempo de pura ingenuidad idealista en el que creía que lo que andaba mal era porque se cometían errores. Ya no me puedo permitir más el lujo de la inocencia. Tengo casi cincuenta y dos y no puedo ser tan boluda. No quiero. Además, tengo un hijo que transita la escuela pública. Sobre todo por él,  la inocencia es un bien que no pienso despilfarrar. Soy una trabajadora que vive con el mango al día. Quizás podría llenarme de horas, los tres turnos, y pagar una escuela privada, buscar la cuota más baja o el sistema privado más progre. Podría. Pero yo elijo, que quede claro, yo elijo la escuela pública. Como tantos otros, nos quedamos y peleamos. Sigo creyendo que la escuela pú

Hablemos de libros

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Con los primeros libros comenzó la aventura. María Elena Walsh me obsequió un viaje junto a Dailan Kifki y el mundo cambió para siempre. Allí conocí el bosque de Gulubú y aquella casa del enano Carozo con sus ventanas movedizas, y también al sindicato de remontadores de barriletes, al señor bombero y tanto más y así se abrió la puerta a un nuevo mundo, pleno de magia y de disparates maravillosos. Casi al mismo tiempo llegó Elsa Bornemann con El niño envuelto . Las historias de Andy entraron a mi vida y supe encender una ventana, encontré decenas de gatos bajó mi cama y hasta aprendí a escribir en código "astoy anemorede", por ejemplo. Tenía diez años cuando leí la primera novela de José Murillo, Rubio como la miel . La historia del Doradillo se apoderó de todo mi tiempo. Literalmente, me llevaba el libro a la escuela para leer en los recreos, y cuando volvía a casa me apuraba a comer para seguir leyendo. Así que a ese le siguieron El tigre de Santa Bárbara , Mi amigo el pesp