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Territorio: donde nombro al recuerdo

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Día uno: caminar entre escombros nunca es fácil. Ciudad deshabitada y rota. Los esqueletos de los árboles custodian el camino. Buscar mi infancia en una laguna de sales blancas. Buscar mi infancia de lastimaduras que arden en el agua y de escamas de sal pegadas a la piel. Mi niña que recorre calles entre escombros, mi niña que busca y no encuentra ¿Dónde? ¿Dónde fue mi infancia?¿Dónde estuvo? ¿Dónde el tanque enorme con sus pececitos de colores y dónde mi mamá cuidando al zeide? Convocar a los fantasmas.  La memoria, que se posa en mi hombro, contempla y sonríe. Día dos: Hogar.  Hogar, cimientos del territorio que habité y habito. Cimientos raíces. Tierra. La tierra para quien la necesite. Él con diecinueve y ella con veintitres, los dos cruzando el mar con una niña en brazos. Buscando tierra territorio hogar. Hogar el cuadro de una casa pequeña y rosa. Hogar una niña jugando en el campo.  Territorio cimientos. Mi niña la encuentra se encuentran. De esos y de otros territorios esta hec

La feria y el telar. Recuerdos.

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El sábado anduve recorriendo la feria artesanal de Belgrano. Hacía años que no iba por ahí. Después de la muerte de mi mamá fui un día,  cuando Juan era bebé, para mostrárselo a sus compañeros.  Porque claro, no sé si lo saben, pero mi mamá era artesana de telar y tenía su puesto en la feria de Belgrano. A mi vieja le gustaban las manualidades. Cuando éramos chicas había aprendido con una amiga suya muy habilidosa. Estampaba manteles con sellos de corcho, de papa, de zanahoria; con moldes hechos sobre hojas canson, o usando hojas de los árboles como plantillas. Y ahí empezó todo.  Esas actividades se convirtieron en algo muy valioso. Un poco por la distrofia muscular que avanzaba y otro poco porque ¿para qué iba a trabajar si papá traía el dinero a casa? se fue quedando adentro. A veces pienso en un pájaro enjaulado. Mujer de clase media, ama de casa y con pocas posibilidades de andar sola por el mundo. Y cuando la situación económica se complicó creo que sus posibilidades se hicieron

Querida Sofía

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       "Pudiera ser que todo lo que en verso he sentido no fuera más que aquello que nunca pudo ser          no fuera más que algo vedado y reprimido de familia en familia, de mujer en mujer. Dicen que en los solares de mi gente, medido estaba todo aquello que se debía hacer... Dicen que silenciosas las mujeres han sido de mi casa materna... Ah, bien pudiera ser... A veces en mi madre apuntaron antojos de liberarse, pero, se le subió a los ojos una honda amargura, y en la sombra lloró. Y todo esto mordiente, vencido, mutilado, todo esto que se hallaba en su alma encerrado,  pienso que sin quererlo lo he libertado yo."                                                                        Pudiera ser (Alfonsina Storni) Cuento esta historia con la colaboración de mi hermana que bastante me prestó su memoria.  Hace poco terminé de ver una miniserie de ciencia-ficción, de esas que plantean la posibilidad de que los pers

Día de la independencia y lo que ocurre debajo del pedestal

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Día dela Independencia.  Día de la patria. Me gusta mucho en estos últimos tiempos, ser testigo de otras miradas sobre la historia. Estas revisiones que ponen los hechos y a sus actores en lugares tan distintos a los que nos enseñaron en la escuela.  Empecé primer grado en el '77. Eso significa que todo lo que aprendí sobre la historia argentina estuvo viciado por la mirada política de la dictadura militar. Por aquellos años teníamos prohibido dibujar en los cuadernos y carpetas a los próceres.  Era una falta de respeto. Eso sí, podíamos pegar figuritas de Anteojito o de Billiken, que aunque también eran dibujos, estaban aceptados. Los próceres. Así se los llamaba. Hoy casi nadie usa esa palabra.  Un prócer era una especie de super hombre, un ser inalcanzable, casi divino. A los próceres se los podía admirar, pero no se los podía criticar y mucho menos imitar. Porque no existía nadie que pudiese ser jamás como ellos. Belgrano, San Martín, Sarmiento.  Moreno. Mariano Moreno era mi p

Frío

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Frío. Nada que hacer.  Campera, bufanda, guantes, gorros, poleras, medias, ropa térmica, pullover. Mi cuerpo tiembla, tirita, se acurruca, se contrae, se estremece. Mi cuerpo vulnerable. Si el calor es el despojo, el invierno trae esa fatal necesidad de acumular. Frazadas, bebidas calientes, abrazos. El problema está en que el frío deja a la vista las desigualdades, las asimetrías. Las carencias, la pobreza, las miserias. Ahuyentar el frío. Ahuyentarlo como sea. El frío siempre me trae recuerdos tristes.  La que fui queriendo ahuyentar al frío. Alguien que era yo en una casa inmensa, y alguien que era yo en una noche eterna y alguien que era yo en un abrazo helado. Y el miedo siempre.  El miedo y el frío, que un día se parecen. Cuerpos que tiemblan, vulnerables. Y el gesto desesperado de buscar calor en el fuego peligroso o en los brazos equivocados. El gesto desesperado de buscar calor en el fuego equivocado o en los brazos peligrosos. Había una vez una chica que tenía tanto frío, o t

Jujuy

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En estos días hablamos mucho de Jujuy, de la lucha de su pueblo, de la represión de sus gobernantes. ¿Qué decir más allá de la indignación y de la bronca? Mientras veía las imágenes de las manifestaciones y de la policía reprimiendo, me vino el recuerdo de un viaje de hace tiempo. ___________ Iba a empezar este posteo escribiendo "Hace un par de años". Pasados los cincuenta parece que todo fue ayer pero hacés cuentas y no. Lo que pasa es que ya acumulamos mucha historia.  Entonces, hace un par de décadas, anduve de vacaciones por Jujuy, especialmente por La Quebrada de Humahuaca. Un poco de turista y un poco de visita. Había sido invitada por una querida amiga que por esos años vivía en Tilcara.  Gran antropóloga y gran investigadora, mi amiga estudia la cultura de los pueblos que habitaron estas tierras hace siglos. No tengo demasiada experiencia en andar por ahí, viajando y recorriendo, pero de los pocos lugares por los que anduve, La Quebrada me pareció increíble. Quizás e

Paternidades

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Si mi viejo viviera hoy tendría 90 años. Me cuesta imaginar cómo sería mi vida con él hoy. Si mi viejo viviera mi vida seguramente sería otra. Muchas situaciones que atravesamos junto a mi mamá, no hubiesen sido iguales.  En los últimos años, la vida junto a mi papá fue muy difícil.  Él era muy difícil.  Con tanta vida sin resolver. Los padres de antes... A veces escucho hablar de los padres de antes y me pregunto si mi viejo se adapta a esa descripción general.  Los padres de antes no hacían esto o aquello. Ya escribí mucho sobre todo lo que mi papá no hizo, sobre lo que no pudo hacer, sobre las violencias que lo atravesaron y lo construyeron. No lo extraño. Pero era mi viejo y muchas veces lo quise. ***** Había algo muy peculiar en mi viejo. Para todo momento tenía una frase, un refrán, un chistes o una copla. ¿De dónde salían? ¿En qué momentos de su historia habrán quedado registradas? Estamos por cruzar una avenida con Juan, el semáforo está en rojo para nosotros pero la gente se a

Temores maternales

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Cuando nació mi hijo y durante larguísimos meses, que a decir verdad fueron años, me sentí muy atemorizada.  "Atemorizada" era una palabra que en ese momento no hubiese podido pronunciar, porque entonces todos mis miedos hubiesen tomado una forma concreta. Además, necesitaba que ningún sentimiento negativo empañase mi felicidad de madre.  Yo era una buena madre, una madre feliz, y no podía, bajo ningún punto de vista, ser una madre atemorizada. Pero como no podía controlar las emociones, aunque no lo dijese, los miedos estaban igual. El primer temor, al menos el que identifico, había estado sobrevolando todo mi embarazo, pero siempre a una distancia prudencial. Sin embargo a los pocos días de haber parido, el temor comenzó a merodear más cerca, sentía su presencia a mi lado, respiraba en mi oído. Finalmente fue una conversación con mi hermana la que terminó de darle forma. Ella también lo había sentido, temor heredado. Me atrevo a decir que fue gracias a esa conversación que

Peras al olmo

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Ocho años pasaron desde el femicidio de Chiara Páez, la adolescente que fue asesinada por su novio.  Hoy Chiara debería tener 22 años. Ocho años es mucho tiempo, es demasiado tiempo para que todo siga más o menos igual.  ¿Qué pasó en estos ocho años?  ¿Qué cambió? La verdad, los números, decepcionan y enfurecen.  Nos siguen matando. Los debates siguen girando en torno a las víctimas, cuán culpables o inocentes son y qué hicieron o dejaron de hacer para ser asesinadas. Todo recae en la víctima. Cuidarse, no cuidarse, exponerse, no exponerse, decir, callar. Denunciar es someterse al cuestionamiento, a la burla, al maltrato.  Pero no denunciar genera sospechas y suspicacias. Los hombres, los que ostentan poder, los que opinan en los medios, los que conocemos, parecen no haber reflexionado acerca de todo esto. Somos feminazis, no nos bancamos los chistes, exageramos. Mientras tanto, un jugador de fútbol procesado por violencia de género se saca una foto, junto a los otros jugadores, con el

Hasta siempre Rafa. La voz y el alma.

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Yo no sé si está bien escribir desde el dolor, y tampoco sé cuáles deberían ser las palabras para honrar la memoria de alguien que ya no está.  No lo sé. Escribo por necesidad, en un impulso, un arrebato de dolor. Necesito escribir y tiene que ser ahora, en este preciso momento, porque no puedo hacer otra cosa que escribir.  Se fue el Rafa y qué tristeza! Para quienes no lo saben, el Rafa Hernández fue un gran locutor y periodista y durante los '80 fue la voz oficial de la Rock&Pop. Tenía una voz increíble y la mayoría de los separadores de aquellos años son de su autoría.  Creo que lo conté muchas veces, durante mi adolescencia la radio, y especialmente la Rock&Pop, fue mi compañía a toda hora.  Y el Rafa le ponía su voz. Ponerle la voz a la radio, que es como decir ponerle el alma.  Pero además, y especialmente, el Rafa fue el conductor de uno de los programas de radio más geniales que escuché en toda mi vida, y no exagero. Estoy hablando de Piso 93, un programa que salía

Un día de sol

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Hace un tiempo atrás, en otro posteo, recordaba cierta mañana de verano en la que caminaba por la playa juntando caracoles lilas y pensé en poesía. Siempre me dio curiosidad ese recuerdo.  Hay momentos chiquitos, intrascendentes,  pero que, vaya uno a saber por qué, quedan guardados en el recuerdo para toda la vida. Hoy me acordé de otro momento igualmente curioso. Fue un día de esos, uno cualquiera. Era agosto y caminaba por alguna calle de Primera Junta. Me acuerdo que había un sol precioso que me daba en la cara. Yo miré a mi alrededor y una emoción especial me inundó. Entonces pensé que era feliz y que me sentía plena. Siempre me acuerdo de ese día, de ese momento, de lo que sentí y de lo que pensé. La verdad es que no había pasado nada especialmente significativo para que permanezca durante treinta años en mi memoria.  Aquella mañana iba a la facultad exclusivamente para comprar unos apuntes de lingüística. Tenía que preparar el final y como  la mayoría de las veces, podía comprar

Nuestras voces

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Dicen que fue una tal Eva la que empezó  con todo esto. La primera de esta historia.  Dicen que fue creada para el bien, para acompañar al hombre, para ser su sombra y su abrigo. Dicen, también, que erró el camino y se alió al mal, vencida por la curiosidad. Dicen. Ellos. Palabras arrebatadas, usurpadas. Nos cuentan. Zonzas, infantiles, peligrosas. Bobas, crueles. Inocentes y taimadas. Nunca creas en una mujer, dice la historia.  Nunca creas en sus lágrimas ni en sus palabras. Si lloran, fingen. Si hablan, mienten. Así fuimos relatadas, siempre.  Otras voces se ocuparon de nombrarnos, de decirnos, de contarnos.  Crecimos en silencio, escuchando esas voces, creyendo. Ah, pero la historia tiene grietas. Y nosotras, ya lo saben, amamos las grietas. Las amamos. Desde el fondo de la tierra, entre las grietas, nuestras voces se abren camino y crecen como brotes nuevos. Por las grietas, nuestras voces se cuelan para ver la luz. Nuestras voces, naciendo desde la oscuridad más profunda.  Nuestr

El amor después del amor o el resto de nuestras vidas

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¿Qué es El amor después del amor ? ¿No es quizá ese ejercicio tan absolutamente  humano de ritualizar los finales, dar un cierre a lo que ya no es y abrir nuevas puertas para volver a empezar? La serie de Fito es eso, es la historia de un héroe, uno tan épico y tan terrenal que provoca fascinación. Uno que camina a tientas, se cae, se hunde, se levanta, sigue, vuelve a caer y resurge una vez más. A lo largo de cada capítulo acompañamos este recorrido, vemos sus caídas y sus renacimientos.  ¿Quién no se sintió alguna vez así? En la vida real, en el mundo real, nosotros también nos caemos y nos levantamos una y mil veces. Y a veces, algunas, no nos levantamos. En la vida real, y en la ficción,  los héroes caminan buscando algo, el sentido de la vida quizá, el sentido de la muerte, tal vez.  Un camino que se hace en absoluta soledad. Siempre en soledad. Porque como en todo relato épico, pese al amor y a la admiración que rodea al héroe siempre estará solo frente a la oscuridad. Se hunde s