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El día de los pañuelos verdes

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Nunca tuviste que hacerte un aborto. Nunca tuviste que pasar por esa situación. Podrías decir que no fue necesario porque te cuidaste, porque siempre hiciste todo bien. Pero sabés que no es cierto. Alguna vez cediste a la insistencia, alguna vez creíste que no iba a pasar nada, alguna vez un accidente trastocó un encuentro. Es verdad. Nunca tuviste que abortar. Pero contaste los días, hiciste memoria, cruzaste los dedos y le pediste ayuda al Dios en el que no creés. Claro. Nunca tuviste que abortar. Pero esperaste sola, angustiada, rogando que no fuera cierto. No. No tuviste que abortar. Pero e stuviste días y días pensando distintas situaciones posibles. Imaginando los comentarios, los "que se joda", los "y bueno, lo hubiera pensado antes". En fin. No tuviste que abortar. Pero te sentiste sucia, clandestina, p ensando cómo ibas a resolver si no tenías un mango, si no conocías a nadie. Pensando a quién preguntar, a quién consultar. Por supuesto, no tuvi

El año de los pañuelos

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 Este texto lo escribí hace un año, cuando al fin se aprobó la ley de aborto legal, seguro y gratuito.

Las mariposas y los mandatos

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Esto paso hace mas de veinte años, en una fiesta familiar, de esas tan lindas en las que no faltaba nadie.  Aquellas comidas que duraban horas, con sobremesas eternas, cuando siempre había un tema de conversación. Y ahí estaba, entre todos, mi tío Israel, buscando con la mirada, fijando su objetivo. Mi tío Israel, que siempre quería saber. Siempre. Cuando mi hermana, yo o cualquiera de mis primos veíamos que se nos acercaba, sabíamos que venía por uno de nosotros, para preguntar, indagar, hurgar sobre algún tema que le preocupaba. Esta vez le tocó a mi hermana. Habían pasado pocos meses desde que Grachu había decidió juntar sus cosas y dejar la casa de  mis viejos. A mi tío el tema lo tenía preocupado. Le preocupaba la soledad de mi hermana. Así que fue directo: _ Decime Golde _así la llamaba él, una especie de traducción de Graciela al idish_ ¿Cómo te sentís viviendo sola? Las balas pasaban cerca pero mi hermana supo esquivarlas. _ Bien tío, me encanta vivir sola. Mi tío no

Adiós al Tren del alma

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La foto circula por las redes y la encuentro en el muro de una amiga. La imagen de aquel lugar, tan conocido por nosotros, con sus persianas bajas y el cartel de venta. Así me entero de lo que ya se venía anticipando. Finalmente cerró sus puertas Soul Train, el boliche que nació a mediados de los ochenta en San Martín y que por décadas fue el centro de nuestra vida nocturna.  Soul Train. Tren del alma, o algo así.  Fue allí precisamente donde un día hace mucho tiempo festejamos el final de la escuela secundaria y todos los quintos (en ese entonces la escuela terminaba en quinto año) vendimos rifas y juntamos plata para poder alquilar el boliche.  Durante años escuché tantas historias que ocurrieron allí, en la pista, sobre los bafles, en los reservados, en los balcones.  Sé de muchas parejas que comenzaron su historia de amor en Soul Train. Amores fugaces o eternos, romances secretos, pasiones y traiciones.  En fin, sé que ese lugar guarda enormes recuerdos para muchas personas de mi g

Esa sensación (una historia de miedo)

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  Cada vez que alguien me cuenta que la casa donde viven sus padres es el lugar en el que vivió desde su infancia, siento una sensación de profunda extrañeza. Es que la casa de mi infancia fue una de las tantas que habité. Una más. En mi familia hubo muchas mudanzas, las suficientes como para reconstruir los recuerdos familiares según el domicilio de cada época: "Eso pasó en Francisco Hue", "Aquello fue cuando vivíamos en la casa del ascensor". Y sí, hubo una casa del ascensor. Fue en otra vida y en otro tiempo, pero esa es una historia para otro relato. La cuestión es que desde los once años recuerdo muchas mudanzas, algunas temporales, otras más duraderas. Las mudanzas más breves significaban que el lugar donde vivíamos se había vendido pero por algún motivo, aún no teníamos disponible un nuevo hogar. Tres veces al menos viví durante un tiempo en un lugar temporal hasta poder mudarme al hogar esperado. Cuando era chica con mi familia vivimos varios meses en la

Alfonsina y El amo del mundo

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Durante décadas nos ofrecieron la imagen de Alfonsina como una mujer sufrida. Siempre es conveniente que sintamos pena y no admiración. La admiración nos invita a imitar, la pena en cambio propone la distancia y la compasión. Me dirán que su suicidio prueba su sufrimiento y yo digo que su suicidio fue otra forma de amar la vida, cuando le diagnosticaron cáncer y eligió cómo y dónde quería morir, sin sufrimiento ni agonía. Estoy conociendo a Alfonsina por su obra, y cada vez me resulta más divertida y aguda, más irreverente, más atrevida.  Alfonsina le escribió al deseo, al placer, a la emoción. Alfonsina, la loba solitaria que se burló de todo y de todos. No importa que la hayan tratado de ocultar bajo un manto de solemne distancia. No importa que una gran parte de su obra no se haya difundido.  No importa. Porque tarde o temprano encontramos la huella de la loba. La loba, salvaje, solitaria y libre. Como con esta obra, El amo del mundo, que hasta hace poco desconocía. Me topé por prim

Contra la violencia siempre

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Me acuerdo que en quinto año tuve lógica y si bien no fui una luz, tengo en la memoria algunas buenas lecciones, como lo de las falacias argumentativas. En logica se llama falacia a una estructura de razonamiento establecida que ocasiona una conclusión errada. Una de esas estructuras es el tipo de asociación siguiente: Juan y Pedro viven en el barrio tal y son amables por lo tanto todas las personas que viven en el barrio tal son amables. Es probable que si vamos al barrio tal nos encontremos con mucha gente amable y con otra gente que no lo es. Estos procedimientos muchas veces son utilizados para manipular y forzar el sentido común y justificar prejuicios. Eso es lo que estoy leyendo en las redes y es lo que están construyendo desde el odio más recalcitrante, en relación al doloroso asesinato de Lucio. El asesinato de Lucio es un horror. Es un horror tan grande que ninguna persona con un poco de humanidad podría dejar de repudiarlo. Cualquier asesinato es espantoso, pero el de un

Feminacidas en las palabras

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"Cállate feminazi!" le dijo el pibe. Un rato antes, parada frente al curso, había estado hablando con mis alumnos acerca de cómo se construye el lenguaje, por qué creo que el lenguaje siempre es político y qué opino del lenguaje inclusivo. Un poco de todo lo que, orgullosamente, he aprendido de mis docentes de sociolingüística de la Facultad. Y de pronto lo escucho. Uno de los chicos le dice a su compañera: "Cállate féminazi!". Le pregunto a mi alumno si él sabe lo que hicieron los nazis, me dice que sí y entonces le pregunto si sabe de mujeres que hayan hecho algo parecido. Campos de concentración, cámaras de gas.  "Es una forma de decir, profe, es en broma" me responde.  Es cierto, pienso, el lenguaje siempre es político. Un compañero, muy preocupado, se me acerca y empieza a contarme lo que él sabe del tema. Me explica que las feminazis son las feministas que odian a los hombres, "¿Conocés a alguna?" le pregunto. Me dice que son las que rom

El tiempo, el implacable.

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  Me pasa últimamente. Esos pensamientos que vienen y me invaden el cerebro, se acomodan, se instalan. Se quieren quedar a vivir. Desde que cumplí los cincuenta hace unos meses, el tema de la vejez y el paso del tiempo, todo eso está ahí, rondándome. Un día descubrí que mis ídolos de antaño, aquellos músicos, aquellas actrices, hoy son personas mayores, ancianas. Alguna vez tuvieron mi edad, pero también para ellos pasó el tiempo. Películas, música, todo lo que una vez fue mi presente hoy está en algún rincón de los recuerdos, museificado. Al mismo tiempo, los que eran niños, pequeños sueños, hoy son adultos, jóvenes adultos como alguna vez fui yo. Todo esto que digo es una obviedad, lo sé, pero andá a ponerle palabras al asunto, andá a animarte. Y aunque este posteo a priori parezca fatalista, quiero decir que no, no lo es. En principio, tengo la sabía resignación de quién encuentra una verdad y la acepta, sin desesperación ni angustia. El tiempo es lo que es. Lo inquietante es

Balance electoral: elecciones, Vilca y el mundo que merecemos.

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Pasaron finalmente las elecciones legislativas. Una banca más, una menos. Recuento de porotos. Las dos alianzas mayoritarias se disputan el liderazgo de un sistema que defienden con desesperación mientras la derecha reaccionaria crece de manera descomunal. Y en medio de ese torbellino electoral, la izquierda logra cuatro bancas y Vilca en Jujuy por primera vez llevará su voz a la representación legislativa, la voz de los trabajadores, la voz de los que nunca tienen voz. Nada más. Anduve leyendo un poco sobre él. La historia de Vilca es interesante y es muy parecida a la de muchas otras personas humildes de nuestro país. Un hogar pobre, mucho esfuerzo para poder estudiar, un trabajo precarizado y la militancia, la lucha de cada día para que el mundo sea un buen lugar para todos. Vilca podría contar su historia y reivindicar la autosuperación individual, el valor del esfuerzo personal. Seguramente sería aplaudido por todos los meritócratas que repiten una y otra vez la frase "si que

Final creativo

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Ayer les propuse a los chicos de segundo que escribieran una obra de teatro breve sobre una situación en la escuela. La historia podía suceder en el aula, en el recreo, en el baño. Ahí nomás los chicos se pusieron a escribir, en ese silencio lindo que ocurre cuando los ves concentrados.  Pero entonces una alumna se me acercó preocupada y me dijo que no sabía qué escribir porque no se le ocurría nada.  Le expliqué entonces que era un trabajo creativo, que era prácticamente un juego, para divertirse. Le dije que escribiera algo que le gustara, que simplemente se imaginara una situación y la contara. La respuesta fue demoledora : "profe, yo no sirvo para pensar". Hace unos días había escrito sobre un estudiante de primer año que me respondió que no imaginaba nada acerca de una novela que estábamos leyendo en clase. Y luego esto. Son frases que los chicos dicen habitualmente: "No me sale", "no sé", "No puedo". Deberíamos escuchar con atención estas

Qué nos define

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Hace unos cuantos años me reencontré con un amigo de la infancia, un viejo amigo a quien llamaré Marcos. Una tarde nos juntamos con Marcos en un bar y durante un buen rato estuvimos conversando entusiasmados, recordando viejos tiempos, riendo y comentando.  Todo transcurría amablemente, hasta que se acercó la moza  y Marcos le insinuó algún piropo. Cuando la moza se alejó, me miró cómplice y me dijo:  _ Hace un tiempo salí con una chica peruana, me gusta experimentar con otras culturas.  Lo miré sorprendida. No entendí muy bien de qué me hablaba. Ni siquiera había mirado a la moza, pero se me ocurrió informarle que mi hermana había trabajado durante un tiempo en ese oficio. Su respuesta fue tajante:  _ No es lo mismo, vos sabés que nosotros tenemos una cultura distinta a la de ella.  Sentí en mi cerebro que algo explotaba de golpe. Todos mis pensamientos se derramaron sobre la mesa de ese bar y supe entonces que mi amigo ya no era mi amigo y no lo sería nunca más. Me fui y no volví a v