Pensar la tristeza y otros pensamientos
La mañana comienza como cualquier otra mañana, corriendo de un lado a otro, en ese trajín frenético que ahora contrasta tanto con tantos meses de reclusión. Entro al aula de quinto y me encuentro el curso a pleno. Ya no hay más burbuja. Tomo lista, son veintidós. Por suerte el aula es grande, tiene mucha ventilación y es muy luminosa. Empezamos a charlar, hay caras que nunca vi hasta hoy. Por fin esos nombres tienen un rostro, aunque sea detrás de un tapabocas. No los veo felices, ni emocionados, ni interesados. Se quejan mucho, de todo. Están enojados. El enojo se siente. Son como marquitas que aparecen en la mirada y en la voz. Una de las chicas del fondo habla fuerte, para que todos escuchemos. Dice que para qué se va a esforzar si al final a todos los que no hicieron nada el año pasado y este se les dan tantas posibilidades para que aprueben. Algunos compañeros le dan la razón. Otra tira un insulto a esos "avivados". Me pongo seria. Le digo que nadie sabe lo que les p